Hasta 25 golfistas podrían pasar cuarentena en EE. UU. antes del regreso de PGA

Los golfistas que viven fuera de Estados Unidos tendrán que pasar una cuarentena de 14 días si quieren competir en el regreso del circuito estadounidense de la PGA en junio, dijeron el miércoles los organizadores.

Los británicos Matthew Fitzpatrick y Tommy Fleetwood y el italiano Francesco Molinari están entre los alrededor de 25 golfistas que tendrían que acelerar su vuelta a Estados Unidos para estar en condiciones de disputar el primer torneo de la PGA tras la irrupción de la pandemia.

El circuito, suspendido desde mediados de marzo, se reanudará el 11 de junio en el Charles Schwab Challenge de Fort Worth (Texas).

«Estamos trabajando con el gobierno federal para facilitar el regreso de los jugadores y caddies que actualmente residen fuera de Estados Unidos, y somos optimistas de que eso va a ocurrir», dijo Andy Levinson, vicepresidente de administración de torneos de PGA.

Sin embargo, los golfistas no podrán evitar las dos semanas de cuarentena establecidas por las autoridades para intentar contener la pandemia, que ha causado más de 1,3 millones de contagios y más de 83.000 fallecimientos en Estados Unidos.

«Eso está actualmente en vigor, y es probable que continúe, por lo que es imperativo que aquellos elementos que tenemos que necesitan volver a Estados Unidos lo hagan al menos dos semanas antes de nuestro regreso a la competición», dijo Levinson.

Por ahora se desconoce cuántos de los 25 jugadores que están fuera de Estados Unidos tienen intención de regresar para los primeros eventos de PGA.

Tests regulares a jugadores

También el miércoles, el circuito hizo públicos los protocolos de seguridad que tomará al reanudar la temporada, en la que prohibirá la presencia de espectadores como mínimo en los primeros cuatro torneos.

Las pruebas regulares de coronavirus y la toma diaria de temperatura serán parte de ese plan, diseñado en consulta con expertos médicos y autoridades locales.

Jugadores y caddies serán sometidos a la prueba nasal de COVID-19 antes de viajar al lugar del torneo y también a su llegada al alojamiento del evento, donde luego afrontarían cuestionarios diarios sobre su salud y controles de temperatura antes de competir. 

Si la temperatura de un jugador está por encima de los 38 grados centígrados (100,4 Fahrenheit) cualquier día, se les realizará otra prueba de coronavirus.

Se espera que las pruebas requieran de uno o dos días para obtener resultados, periodo en el que los golfistas podrán practicar y jugar cumpliendo con los protocolos de distanciamiento físico, pero no se les permitirá acceder a otras instalaciones.

Cualquier jugador que dé positivo en las pruebas del virus deberá ponerse inmediatamente en cuarentena durante 10 días y se rastrearían sus contactos para intentar evitar otros contagios.

«No vamos a jugar si no podemos hacerlo en un ambiente seguro y saludable», dijo el jefe de operaciones del circuito PGA, Tyler Dennis.

Si un jugador diera positivo después de hacer el corte de 36 hoyos, se le pagaría el premio correspondiente al último posicionado.

La PGA restringirá el acceso en las áreas de jugadores y caddies y en las sedes de los clubes a aquellos que hayan superado los tests, sin que se permita la presencia de las familias.

El circuito proporcionará mascarillas, toallas desinfectantes y cubrirá los gastos de las pruebas para los jugadores, caddies y personal esencial. 

En el campo, los golfistas recuperarán las pelotas de los hoyos y se les pedirá que quiten y reemplacen sus propios palos de la bolsa. Tampoco podrán haber apretones de manos después de una ronda.

Un vuelo chárter contratado por la PGA desplazará a los jugadores y caddies entre los torneos, pero éstos deberán someterse a tests dentro de las 24 horas previas a la salida y solo podrán viajar quienes den negativo.

Antes de la reactivación del circuito, estrellas como Tiger Woods y Rory McIlroy tienen previsto participar en los próximos días en torneos benéficos en Estados Unidos.