Guatemaltecos deportados de EE. UU. buscan iniciar una nueva vida

Decenas de guatemaltecos deportados de Estados Unidos que después de vivir años en esa nación buscan iniciar una nueva vida en su país natal obtuvieron este martes certificados de oficios de construcción y gastronomía aprendidos durante su estadía ilegal.

Apoyado con muletas por la amputación de su pierna derecha tras un accidente con «la Bestia», el tren que recorre México hasta la frontera con Estados Unidos, Jorge Morales obtuvo la certificación para poder trabajar como chef.

En Estados Unidos, Morales se especializó en la preparación de comida japonesa, china e italiana, así como de parrillero, pero carecía de un certificado para demostrar sus calificaciones.

Junto a él, otros 74 deportados fueron certificados -62 en el campo de la construcción y los demás en gastronomía- en el estatal Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap).

Todos ellos se vieron beneficiados por un programa impulsado por entidades locales con financiamiento internacional que emuló un proyecto que funciona en El Salvador para avalar la experiencia laboral de los deportados desde Estados Unidos.

Morales, de 43 años, vivió seis años en Virginia, hasta que en abril de 2016 fue expulsado. Tres meses después intentó regresar de forma ilegal, pero sufrió un accidente en Veracruz, México, cuando un grupo de delincuentes intentó asaltar el tren en el que viajaba y muchos migrantes irregulares se lanzaron de los vagones. Nueve guatemaltecos y hondureños fallecieron.

Convaleciente, fue devuelto a Guatemala y tras su recuperación se sometió a los exámenes para obtener un certificado que le permita aspirar a un mejor salario sin tener que salir de su pueblo Malacatán, fronterizo con México.

El denominado «Proyecto piloto de inclusión laboral de migrantes retornados a Guatemala» busca la vinculación productiva con el trabajo que aprendieron mientras vivían en Estados Unidos, comentó a la AFP la costarricense Cynthia Loría, responsable de la Fundación Avina.

Loría dijo que 65% de los deportados trae habilidades en esos dos campos, lo que motivó el inicio del programa.

Empezar de cero

Nely Marroquín fue deportada en enero de Los Ángeles, California, después de cinco años de trabajar en varios restaurantes de esa ciudad, donde se especializó en comida típica guatemalteca al trabajar en un comercio de compatriotas.

«Regresar al país de origen no es nada fácil, hay que empezar de cero porque representa dejar familia y amigos en Estados Unidos», comentó a AFP Marroquín, una capitalina de 49 años.

«Nos capacitamos en Estados Unidos y ahora nos dan este certificado, por eso ahora creo que así como hay sueño americano también hay sueño guatemalteco. Somos agentes de cambio», agregó esta menuda mujer vestida de negro para la gala de graduación.

El proyecto cuenta con el apoyo de la Asociación de Retornados de Guatemala, cuyo fundador, Gustavo Juárez, fue expulsado en 2012 después de 30 años de vivir en Los Ángeles, tras perder su residencia por problemas con la justicia.

Ese mismo año intentó regresar ilegalmente para reunirse con sus tres hijos, dos hombres adultos y una menor de 16 años, pero fue capturado y enviado a prisión para su expulsión, contó a la AFP.

En Los Ángeles se desempeñó como lavaplatos, enfermero de ancianos, cocinero, responsable de un parqueo y dependiente de un supermercado, entre otros.

Ante ese panorama, decidió fundar la asociación para apoyar a los deportados en su inclusión productiva ante la incertidumbre por la falta de empleo.

Miles de guatemaltecos emprenden cada año el peligroso viaje ilegal hacia Estados Unidos para escapar de la violencia y la pobreza que afecta a 59% de los 17,7 millones de habitantes del país.

Entre enero y el 27 de agosto pasados, autoridades migratorias estadounidenses deportaron a 36.770 guatemaltecos que ingresaron ilegalmente a ese país.