¿Fue una genialidad o tan solo suerte? Muchos de los goles más inolvidables de la Copa Mundial de la FIFA despertaron debates en torno a la intención: si el futbolista autor del tanto quiso hacer lo que consiguió o si en realidad fue gracias al azar.
Este ocurrió en la Copa del Mundo Corea-Japón’2002, en el partido entre Inglaterra y Brasil.
Aquí el propio jugador lo dejó en claro: “Fue un tiro, definitivamente. Fue Cafú el que me avisó antes que Seaman se paraba muy lejos del arco, y era el lugar donde debía rematar. No hay nada de suerte alrededor de eso”.
En el video sepuede ver el momento destacado:
Los futbolistas ingleses quedaron sorprendidos después del gol de Ronaldinho.
Sol Campbell lo describió como de “suerte”, mientras que Teddy Sheringham manifestó que no había querido hacer eso: “Es una pena que un gol así nos saque del torneo. Fue una locura”.
David Beckham, un especialista en tiros libres, sentía lo mismo: “No fue la culpa de Seaman. El gol fue de pura suerte. Fue un centro que terminó en el arco”, apuntó. “Jamás voy a aceptar que haya sido intencional”, dijo el lateral derecho inglés Danny Mills después del partido. “Rio Ferdinand le preguntó a Ronaldinho después del partido si había querido hacer eso, y él se encogió de hombros y sonrió. Su respuesta me hace pensar que no quiso hacerlo”, agregó.
De hecho, Ronaldinho, como luego explicó, reflejó que el gol no era un centro intencionado, pero sí un remate poco preciso: “Cuando pateé quería que la pelota fuera al arco, aunque quizás no exactamente donde terminó”, admitió. “Si fuera totalmente honesto, estaba buscando el otro palo”.
Entonces, ¿fue de suerte o no? La palabra final es del protagonista: “No, no, no puedes decir eso porque sabia la posición del arquero y porque pateé al arco.
El hecho de que no haya ido exactamente donde yo quería es secundario”, dijo Ronaldinho, quien agregó: “Lo que pasó es que disparé muy fuerte, la pelota viajó en el aire, se movió y se le metió a Seaman. No había nada que hubiera podido hacer para salvarla, así que supongo que hubo un elemento azaroso”. “Pero… -reflexionó- al final, un gol es un gol”.