Gobierno de Guatemala cancela cita con Trump y niega supuesto acuerdo migratorio

La cita entre el presidente Jimmy Morales y su par, Donald Trump, en la que supuestamente firmarían un acuerdo para que Guatemala acogiera migrantes, fue suspendida este domingo.

Cercado por distintos sectores que se opusieron a la posibilidad de que Guatemala se convirtiera en un «tercer país seguro», e interpusieron amparos ante la Corte de Constitucionalidad (CC), Morales canceló la reunión prevista para el lunes en Washington. 

«Debido a las especulaciones y las acciones legales interpuestas, admitidas para su trámite por la Corte de Constitucionalidad, se decidió reprogramar el encuentro bilateral hasta conocer lo resuelto por dicha corte», se indicó en un comunicado.

En la noche de este domingo, la CC otorgó un amparo provisional para evitar que Guatemala se constituya como «tercer país seguro». 

Bajo ese concepto, el país tendría que tramitar los pedidos de asilo de todos los migrantes que pasan por su territorio en su marcha hacia el norte, un flujo que se ha incrementado notablemente desde el año pasado.

La resolución de la corte indica que tal acuerdo debería contar primero con conocimiento y aprobación del Congreso local.

Pero la sola posibilidad ha despertado indignación, a menos de un mes de que el país elija al sucesor de Morales en un balotaje. 

Pese a que funcionarios del propio gobierno habían reconocido negociaciones con Estados Unidos, la nota oficial aseguró que «en ningún momento» se contempló firmar un acuerdo para «convertir a Guatemala en un tercer país seguro», un tema hasta el momento tratado con gran hermetismo por el gobierno.

El ombudsman guatemalteco, Jordán Rodas, quien interpuso uno de los amparos legales ante la máxima corte del país, aseguró este domingo que la suspensión de la reunión confirma que el presidente iba a firmar el convenio con Estados Unidos.

«Ante la reprogramación del viaje de @jimmymoralesgt, queda en evidencia su propósito de suscribir el acuerdo de Tercer País Seguro, una acción ilegal y perversa», afirmó Rodas en Twitter.

Para el analista político Luis Linares, «ya había algo concreto para firmar, pero la presión por la reacción ciudadana fue fundamental para que esta aberración no se diera», según señaló a la AFP.

La autoridades guatemaltecas indicaron que el país continuará con la discusión de los asuntos bilaterales con Estados Unidos, incluida la migración.

«Los gobiernos de Guatemala y Estados Unidos coordinan e implementan esfuerzos conjuntos para enfrentar las amenazas transnacionales, acciones que se traducen en la lucha frontal contra el crimen organizado, el narcotráfico, la trata de personas y la migración irregular», enumeró el comunicado. 

En marzo, Washington suspendió la ayuda a Guatemala, El Salvador y Honduras, después de que Trump dijera que no estaban haciendo nada para detener el flujo de migrantes a Estados Unidos.

Rechazo desde varios frentes

La supuesta firma del acuerdo para declarar a Guatemala como tercer país cercó a Morales, un excomediante de la televisión de baja popularidad entre los guatemaltecos, que finaliza su mandato en enero.

Los opositores argumentan que la pobreza -que alcanza al 59% de los 17,7 millones de habitantes- empuja a los propios guatemaltecos a migrar a Estados Unidos.

Entre los que se han sumado a las críticas están los dos candidatos presidenciales al balotaje del próximo 11 agosto, la socialdemócrata Sandra Torres y el derechista Alejandro Giammattei.

Ambos coinciden en que declarar a este país centroamericano como tercer país seguro provocaría una crisis humanitaria, dado que no reúne las condiciones de infraestructura ni económicas para atender a los migrantes.

El excanciller Edgar Gutiérrez afirmó en declaraciones al diario El Periódico que un acuerdo de este tipo convertiría a Guatemala «en el campo de concentración más grande que ha existido en la historia».

«Son 360.00 migrantes que pasan por acá al año, sin redadas», estimó en alusión a los operativos que este domingo lanzó el gobierno estadounidense contra migrantes indocumentados. 

Con redadas, calculó el exfuncionario, ese número puede duplicar. «En 10 años, tendríamos 7 millones de migrantes acá, eso es absurdo. Ni Estados Unidos tiene capacidad de sobrellevar este problema. Vamos a convertir a este país en una cárcel», lamentó.