Futuro del uso y consumo del plástico en Guatemala está a debate

El exagerado uso de los plásticos desechables, sin que exista una solución a su manejo posterior, se ha convertido en un problema para el Planeta y la Humanidad.  En Guatemala el tema nunca se ha abordado a profundidad.  Ahora,  Jimmy Morales aprueba un acuerdo gubernativo a la carrera para presentarse como “defensor del ambiente” ante la ONU, mientras el futuro presidente, Alejandro Giammattei anticipa que lo derogará en enero.

En Guatemala se habla poco del tema, pero 17 municipios tienen prohibiciones para el uso de plásticos desechables.  La bomba estalló cuando el Gobierno dio a conocer el acuerdo gubernativo 189-2019, el cual establece que a partir de 2021 quedará prohibido usar estos productos y, entonces sí, se ha abierto a debate uno de los temas ambientales más sensibles.

La llamada contaminación plástica es una de las que más amenaza la vida de animales, plantas y está devastando ecosistemas enteros, principalmente en los océanos, ríos y lagos, en los cuales se reduce la biodiversidad y se contaminan tanto las aguas superficiales como las subterráneas.  El daño, insignificante en apariencia primero, avanzó tanto que ahora es parte de un panorama global aterrador.

El llamado plástico de un solo uso, se ha multiplicado de manera vertiginosa.  El mal manejo de desechos sólidos –particularmente del propio plástico–, así como los hábitos de consumo que se han desarrollado por el bajo precio de este producto, hacen que se desechen abundantemente y de mala manera.  Además, hay que recordar que su descomposición tarda entre 50 y 600 años, lo que se traduce en un peligro para el ambiente por su capacidad de contaminar.

Un vecino hondureño muestra la gran cantidad de basura y desechos plásticos que el río Motagua lleva de Guatemala a la desembocadura en territorio de Honduras.

El debate principia

El gobierno apresuró la emisión del acuerdo gubernativo para que el presidente Jimmy Morales pudiera presentarlo ante la ONU en la Asamblea del Ambiente realizada recientemente.  Pero entonces principiaron las voces disonantes, algunas de ellas tratando de descalificar cualquier avance en el control de los plásticos.

Lo más fuerte ha sido la reacción del presidente electo, Alejandro Giammattei, quien sin rodeos anunció que ese acuerdo será derogado de inmediato, tras asumir el 14 de enero próximo.

La sociedad de consumo como la conocemos hace difícil pensar en una solución de tajo y sin crear medidas paralelas, algunas de ellas que debieron ser tomadas hace mucho tiempo.  El creciente uso de los plásticos desechables, sin la debida educación y sin que la población sepa el daño que se causa, han sido factores de crecimiento en el consumo.

La fauna marina se ve afectada por la gran contaminación que los plásticos llevan a los océanos.

Por eso, son varios países que han adoptado medidas drásticas y muchos más lo están haciendo con prohibiciones parciales y el incremento en los impuestos por consumo e, incluso, con incentivos por el manejo de los desechos de plástico.

En Guatemala, el mayor problema que ha existido –en la ciudad capital–, es que es uno más entre los problemas que la comuna no ha atendido el problema en ninguno de sus aspectos, mucho menos de manera integral.

Hace falta sensibilizar al consumidor –público en general–, para que conozca los alcances del daño que se provoca. 

Muy pocos en Guatemala saben que en los océanos se han encontrado verdaderas islas flotantes o parches de basura, principalmente de desechos de plástico.  Los ciudadanos quedan asombrados en todos los países cuando se habla de este tema.

El primer parche de basura se descubrió en 1997 en el Pacífico, pero desde entonces han proliferado.  En 2008, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) destacaba: En cada kilómetro cuadrado de agua salada hay alrededor de 18.000 restos plásticos flotando, desechos que representan entre el 60% y el 80% de todos los residuos –6.4 millones de toneladas al año– que van a parar a mares y ríos del Planeta.

Guatemala ha sido ya gran contaminado de ríos y océanos, como quedó comprobado cuando Honduras demando del gobierno de Jimmy Morales que se controlara la contaminación del río Motagua, porque estaba contaminado sus playas –ese río desemboca en el vecino país–.

Al margen de las posturas que puedan existir en Guatemala, es la tendencia en todo el mundo a una estricta regulación en la producción, uso y manejo de desechos de plástico.  Para Guatemala es un gran reto y para la población también.