Existió una vez un sexto Estado en la Federación Centroamericana

Quetzaltenango fue el centro de un movimiento separatista que prosperó brevemente

Tras la independencia de Guatemala de España y luego de la penosa anexión a México, surge en 1824 la Federación de Provincias de Centroamérica, integrada por cinco estados: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; sin embargo, por breve tiempo, existe un sexto Estado, el de los Altos, conformado por los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán y Sololá.

El antiguo Reino de Guatemala se independiza de la corona española el 15 de septiembre de 1821. De inmediato llega la anexión a México; al derrumbarse el imperio de Agustín de Iturbide en 1823, se inicia la agitación política en la antigua Capitanía General que lleva primero a la formación de la República Federal de Centro América y más tarde a guerras separatistas en rechazo por el poder central de Guatemala.

Durante tres siglos las disposiciones y directrices para todo el Reino, como se le llamaba a la Capitanía General, brotan de Santiago de los Caballeros de Guatemala, y más adelante de Guatemala de la Asunción, la gran capital, a la que todas las provincias centroamericanas debían obedecer y sostener, razón por la cual se fue creando un resentimiento que finalmente se manifiesta.

Tras la independencia, las élites dominantes nombran nada menos que al traidor español Gabino Gainza como jefe de Estado y junto a él, promueven la anexión a México, que se concreta el 5 de enero de 1822. Esta, por supuesto, se impone al resto de estados centroamericanos.

Al caer Iturbide, se convoca a una Asamblea de Centro América, la cual, reunida en Guatemala, declara el 1 de julio de 1823 que las provincias de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, son independientes de España, de México y de toda otra Nación. Es así como surge la anhelada por muchos, unión centroamericana en una sola Nación: Provincias Unidas de Centroamérica

Lamentablemente, intereses particulares, un mercado mundial que presionaba de distintas maneras  —con Inglaterra sembrando división por intereses comerciales—, así como los rencores por el poder central de Guatemala, impidieron la consolidación de la joven Nación, y la llevaron a guerras y finalmente a la secesión.

La atención se concentra en lo que sucede con El Salvador, Honduras, Costa Rica y Nicaragua; sin embargo, en la propia Guatemala existe el mismo sentimiento. Fue en la región de los Altos donde se manifiesta con mayor fuerza y determinación. Es en medio de esa agitación general de la región, que llega a cobrar vida el Sexto Estado, el cual se forma originalmente con los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá.

Su breve historia

El anhelo de autonomía de Los Altos no era algo nuevo en realidad, porque ya se había producido un primer intento por lograrla cuando entre 1812 y 1815, cuando presenta ante las Cortes de Cadiz, la solicitud de formar una intendencia regida por la Corona españolala cual no prospera, pero tampoco tiene repercusiones políticas, más allá de la frustración por no ver concretado el deseado rompimiento administrativo.

Con la independencia y posterior anexión a México, Los Altos plantea de nuevo convertirse en provincia autónoma del imperio mexicano; de nuevo se produce un rechazo a las pretensiones de autonomía que, sin embargo, dejan claro que existe un sentimiento fuerte que demanda un trato diferente de las autoridades centrales de España primero, luego de México y que finalmente se manifiestan en la naciente Federación de Provincias de Centroamérica.

La Constitución que se pone en vigor en 1824, concede autonomía a cada uno de los cinco estados, pero eso no termina con los celos y resentimientos que se manifiestan desde la primera elección presidencial en 1825, de la que Manuel José Arce surge como primer gobernante de la Federación. Desde un inicio principian las agitaciones e intrigas separatistas que llevan a una virtual guerra civil marcada por las diferencias entre conservadores y liberales.

Del lado liberal destaca el general hondureño Francisco Morazán, quien se impone sobre las fuerzas conservadoras, lo que le permite reprimir –incluso–, al clero de la poderosa iglesia católica, al tiempo que traslada la capital de la Federación hacia San Salvador, ahondando las diferencias con Guatemala.

Como cada Estado que integra la Federación tiene su propio gobernante, en Guatemala es el liberal liberal, Mariano Gálvez, quien enfrenta oposición y revueltas en el interior. Entre las manifestaciones en contra de su poder y representación se hace sentir la fuerza de los criollos de la región de Los Altos.

Nace el Sexto Estado

Los principales de Quetzaltenango ven que hay mucha agitación indígena y un caos en la capital, por lo que aprovechan la oportunidad y convocan a un cabildo abierto el 2 de febrero de 1838, en el que deciden la segregación del Estado de Guatemala y nombran un gobierno provisorio —una Junta integrada por Marcelo Molina Mata, José M. Gálvez y José Antonio Aguilar—, la cual someten a las autoridades federales, a la vez que solicitan el reconocimiento oficial como nuevo Estado de la Unión. Piden que todo lo actuado se ratifique en el Congreso Federal, anunciado para abril de ese mismo año.

Uno de los mapas que muestran el territorio que pretendió separarse de Guatemala en la época de la Federación Centroamericana.

El Sexto Estado lo suscribieron autoridades de Quetzaltenango, Sololá y Totonicapán, pero se invita a los entonces distritos de Soconusco y Suchitepéquez para que se sumen al proyecto, cosa que no se concreta..

La noticia fue bien recibida en los demás estados de la Federación, menos en Guatemala. A lo interno de la región se observa un rechazo del sector indígena, que repudia las políticas fiscales que les afectan de manera directa, así como la ordenanzas dictadas para el agro.

El 5 de junio de 1938, la petición es aprobada y cobra vida la constitución oficial del Sexto Estado, que es ratificado luego por el Senado. Sin embargo, el problema en sí mismo es que la Federación ya se encuentra en vías de extinción por los conflictos entre estados que son cada vez más evidentes. Ello impide, en buena medida, que se pueda consolidar aquel esfuerzo separatista.

Mientras la Unión se parte en pedazos, las autoridades de Los Altos tratan de organizar el naciente Estado y convocaron para tener una Asamblea Constituyente y luego tener un gobernante propio. La Asamblea se reune por primera vez el 26 de diciembre de 1838 y tiene como presidente a Miguel Larreynaga. El primer Jefe de Estado fue uno de los integrantes de la primera Junta, Marcelo Molina, un jurista de prestigio en la época. Se establece que el gobierno funcione en Quetzaltenango.

Marcelo Molina, el primer jefe de Estado de Los Altos, tiene un monumento a su memoria en Quetzaltenango.

El naciente Sexto Estado se denomina democrático representativo, con tres poderes y la religión católica como la oficial; no obstante, en la Federación las cosas van de mal en peor. Primero Nicaragua, luego Honduras y después Costa Rica, anuncian su separación de la Unión, en principio de manera temporal; sin embargo, ya es evidente que se resquebraja la unidad, en medio de vanos esfuerzos de algunas partes por evitarlo.

Se busca vanamente realizar una Convención para restablecer el orden Federal. Incluso se ve algún atisbo de solidaridad cuando los ingleses invaden la isla de Roatán, frente a los costas hondureñas, pues se convierte en causa común para reclamar y oponerse a la intervención de una potencia extranjera. Son las autoridades liberales de Los Altos unas de las más fuertes opositoras a la causa inglesa.

Mientras eso ocurre, los conservadores de Guatemala no ven bien un Estado separatista y aumenta este sentimiento entre el poder de Guatemala.

Cabe destacar que no es fácil organizar el nuevo gobierno, principalmente por la situación económica del nuevo Estadom a lo que se suma la crisis política por la oposición interna a la autonomía, y las diferencias entre sectores indígenas y los grupos conservadores.

Surge en aquel entonces la fuerte figura militar del conservador Rafael Carrera, quien derroca al liberal Gálvez y toma el control de Guatemala, con una visión de imponer el orden.

Al igual que los otros estados, el 31 de mayo de 1839Los Altos sigue el camino secesionista de los demás estados de la Federación y se declara libre, soberano e independiente, al tiempo que firma un tratado con El Salvador para defenderse de una posible invasión de las tropas de Carrera. Ese documento lo firma el propio Morazán, lo que le llevaría a una confrontación directa con el nuevo gobernante guatemalteco.

El liberal Francisco Morazán (izquierda) y el conservador Rafael Carrera, dos de los protagonistas del nacimiento y muerte del Estado de Los Altos.

A partir de ese momento la crisis no se hace esperar. La tensión comercial entre Los Altos y Guatemala es muy grande y, para sumar males, los indígenas del tambaleante Estado le piden a Carrera que intervenga por ellos y los proteja de las autoridades, a las que consideran explotadoras. Tras una incursión militar victoriosa a El Salvador, Carrera vuelve y se prepara para una operación militar para obligar al Sexto Estado a integrarse de nuevo a Guatemala. Él mismo hace un llamado a los indígenas para que se levanten contra las autoridades.

Cuando Carrera moviliza a sus tropas hacia la frontera con Los Altos, aquellos apelan al pacto con Morazán, pero el mensajero que lleva la petición es interceptado y la ayuda no llega. El general Agustín Guzmán, al frente de las fuerzas separatistas, declara la guerra a Guatemala, pero Carrera no tiene problemas para vencerlo y apresarlo. Al frente de 2.000 hombres entra triunfante a Quetzaltenango, en donde es recibido como libertador.

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El estado de Los Altos termina de esa manera, no sin que Carrera ordene la pena de muerte para los principales separatistas y de fin así al espíritu independentista de la región, que vuelve a integrarse a Guatemala, esta vez bajo el dominio de los conservadores, que también tenían fuerza en Quetzaltenango.

Aún hubo un breve y fallido intento separatista, cuando Carrera cae temporalmente, y el 26 de agosto de 1948 se proclama nuevamente el Estado de los Altos, pero este nuevo conato de independencia no tiene eco entre la población y, por supuesto, vuelve la fuerza militar, que con poco esfuerzo termina con la última intentona del Sexto Estado..