ENFOQUE: Prensa, impunidad y lucha contra la corrupción

Sin la denuncia de la prensa y la ciudadanía, poco se podría hacer para combatir el mundo corrupto de hoy

Allá por el año 2004 se filmó una película llamada Un día sin mexicanos. La trama se centra en la desaparición de los hispanos en el Estado de California, que sufre esta ausencia de manera profunda, puesto que el trabajo que los inmigrantes realizan no lo quieren ni asumen los estadounidenses. El resultado de este drama-satírico es de un CAOS socioeconómico, un auténtico descalabro en una de las regiones más ricas de EE.UU.

Ahora imaginemos que sucedería en el mundo ­–de antes, actual y futuro­– si desapareciera la prensa independiente. Si dejara de haber periodistas que recaben información, investiguen y nos informen sobre lo que sucede en nuestro entorno. ¿Qué pasaría? ¿Quiénes se verían afectados y quiénes estaría felices? ¿Serviría de algo la Ley?

Un apagón informativo es impensable en esta era de la inmediatez en que vivimos, pero aunque voluntariamente nunca sucederá, tenemos a la vista un sinnúmero de ejemplos en los que los gobiernos ­–los de línea autoritaria– intentan silenciar a la prensa o controlar la información, con el fin de transmitir sensaciones de que se respeta la libertad de prensa.

Una de la situaciones que más fuerte ha golpeado a la prensa es el asesinato de periodistas. Al analizar lo que sucedía, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) lanzó en el ya lejano 1995 el Proyecto contra la Impunidad, –o Proyecto impunidad–con el fin de exigir a las autoridades gubernamentales y judiciales de los países, que no se deje sin castigo este tipo de asesinatos que, además de cortar una vida, pretenden influir en el silencio de la prensa.

El resultado ha sido positivo. Se crearon fiscalías especiales, se puso más atención en la investigación de los crímenes contra periodistas y, a la larga , los frutos esperados se dieron.

La impunidad es terrible. No puede haber justicia en un país en donde justicia no es auténtica, independiente y comprometida con la defensa del Estado de Derecho y las libertades y derechos de las personas.

Un año antes de lanzar ese proyecto, la SIP realizó un encuentro entre periodistas, intelectuales y políticos del hemisferio, para debatir sobre la importancia de la libertad de prensa. Tuvo lugar en Chapultepec, México, y por eso el documento lleva el nombre de Declaración de Chapultepec. Ambos proyectos son complementarios, porque se enfocan en el respeto a la libertad de informar y recibir información, al tiempo que se le declara la guerra a la impunidad.

Cuento esto de la SIP, porque dentro de quince días e reunirá en Antigua Guatemala en Asamblea de medio año este organismo de prensa hemisférico. Eso sucede siempre en esta época del año, pero lo importante y trascendente en esta ocasión, es que se dedicará un día a la discusión sobre el rol de la prensa, precisamente en la lucha contra la impunidad y la corrupción.

Guatemala es uno de los mejores ejemplos ­de lo que se ha avanzado. Sin embargo, poco énfasis se hace para mostrar que en esta batalla que con éxito, aunque contra corriente, libran el MP y la CICIG, la prensa independiente ha tenido un rol importantísimo. Incluso puede asegurar que sin las denuncias que hizo, precisa y puntualmente el diario elPeriódico, no se habrían alcanzado los éxitos que ahora vemos.

Las fuerzas oscuras que promueven impunidad y corrupción son también poderosas y entonces ­–sin que sea su obligación, porque no lo es–, la prensa se convierte en un aliado necesario para las instituciones del sector justicia.

Si deja de llegar el periódico a la casa u oficina, si se apagan las computadoras en sus páginas informativas y redes sociales, si las radios y la televisión ­–las pocas independientes que hay­–, clausuran sus programas informativos, el CAOS sería mayúsculo, pero lo peor: la corrupción y la impunidad ganarían.