ENFOQUE: Guatemala se resquebraja…

Gonzalo Marroquín Godoy

Para resolver los problemas, lo más importante es reconocer su existencia… y trabajar en la búsqueda de soluciones.  De otra manera, persisten…

El jueves pasado, el doctor Armando de la Torre tituló así su columna en elPeriódico: Guatemala se consolida… ¡Púchicas! Dije para mis adentros.  Será que me perdí de algo para no notar ese proceso de consolidación, porque la verdad, no lo veo por ningún lado, salvo que hablara de estar consolidando los males que acarreamos.

Fui a ver los periódicos de los últimos días e hice un repaso mental de acontecimientos para ver si el equivocado soy yo o, en todo caso, si me he vuelto pesimista, porque siempre trato de ver el lado bueno de las cosas, cuando lo tienen, por supuesto.  Y no, la verdad es que, con el perdón del doctor de la Torre, las cosas no pintan para bien en el país, sino todo lo contrario.

Seguimos siendo un país sin oportunidades para la gente –y por eso el flujo de migrantes no cesa hacia EEUU–, en el que la mayoría de niños padecen desnutrición infantil crónica y por lo tanto tienen pocas oportunidades de sobrevivir y luego superarse, un país en el que la vieja política –esa que brota de un sistema político ineficiente y corrupto– pretende mantener subyugado al sistema de justicia y por eso hay tanta impunidad y no se promueve el desarrollo integral.

Mr. Trump nos recordó que somos un país bananero, al imponernos brutalmente un acuerdo migratorio de tercer país seguro, y ahora quiere que a puro tubo su plan no llegue al Congreso para ser aprobado, a pesar de estar de por medio la ya maltrecha soberanía nacional.

Como en las noticias y acontecimientos recientes no encuentro asidero para pensar que el país está en vías de consolidación, me entró la duda sobre el significado de la palabra y para salir de ella recurrí al diccionario de la Real Academia Española (RAE), que tiene seis acepciones:

– Consolidar:

1. tr. Dar firmeza y solidez a algo. (Obviamente no es el caso, salvo que hablemos de manera negativa, en el caso de Guatemala)

2. tr. Convertir algo en definitivo y estable. (¿Alguien ve estabilidad política, económica y social en el país?)

3. tr. Reunir, volver a juntar algo quebrado o roto, de modo que quede firme. (Ni siquiera estamos iniciando un proceso de juntar todo lo quebrado, que es mucho.)

4. tr. Asegurar del todo, afianzar más y más algo como la amistad, una alianza.  (Lejos de promover o desear una alianza, Jimmy Morales –de quien habla maravillas que otros tampoco vemos– con sus aliados, fomentan la confrontación).

Las otras dos acepciones no aplican, pues se refieren a otro tipo de consolidación.

Es claro que ninguno es adecuado para usar este verbo como algo que está ocurriendo en el país, salvo que pensemos que se está consolidando lo malo, porque eso –me temo– sí está ocurriendo. 

No puedo decir nada sobre el futuro –simple y sencillamente porque no tengo bola de cristal–, pero ojalá el nuevo gobierno tenga capacidad para cambiar el rumbo que llevamos.  De hecho, tenemos una enorme debilidad institucional, como se evidencia, por ejemplo, con el proceso de postulación de la Corte Suprema de Justicia y magistrados de sala, ese Gobierno casi ejemplar que menciona el columnista de elPeriódico es en realidad un ejemplo claro de la vieja política: se fomenta la corrupción, se nombra funcionarios por compadrazgo, no tiene capacidad de diálogo y, lo único que le ha servido hasta ahora, es ser sumiso ante los deseos de Mr. Trump.  Por cierto, esos peladeros –que publica semanalmente elPeriódico– a los que se refiere despectivamente el analista político y académico, han servido para desnudar la forma en que los políticos se han comportado.

Lástima que se estigmatice como de izquierda a cualquiera que no esté de acuerdo con la vieja política y que se manifiesta contra la corrupción. Yo veo que las ideologías no son en sí misma la solución o causa de los problemas.  Tan malo es un gobierno autoritario y mediocre de izquierda como de derecha.  Chávez y Maduro han sido nefastos para Venezuela, Ortega para Nicaragua, igual que Pinochet para Chile y Fujimori para Perú.

Debiéramos dejar a un lado esa práctica tan arcaica, negativa y amenazante de poner etiquetas ideológicas.  A mí, por ejemplo, los radicales de derecha me consideran de izquierda, y los radicales de izquierda me consideran de derecha.  Creo que hay que resolver los problemas sociales urgentemente, como creo también –ambas cosas de manera profunda– en el respeto de todas las libertades y la democracia.

Pero si creemos o nos hacen creer que somos la maravilla de país ¡y además consolidado!, estaremos cerrando los ojos a los problemas sociales, al fracaso del sistema político, a la falta de independencia del sistema de justicia y a la creciente corrupción e impunidad.  Si no reconocemos los problemas, no podemos esperar que, algún día, sí podamos decir: ¡Guatemala se consolida para bien!

(Para quienes no leyeron la columna del Doctor Armando de la Torre y quieran tener los dos lados de la moneda para sacar su propia conclusión –lo cual es siempre sano–, les comparto el link para que puedan leerla):

El Dr. de la Torre ha sido catedrático de la Universidad Francisco Marroquín, es un académico reconocido y columnista de elPeriódico, pero antes ha escrito en varios diarios del país también.