ENFOQUE: Es fácil echar la culpa a otros por nuestras fallas

Después de varios meses, las autoridades de Salud ni siquiera han evaluado la necesidad de hacer una campaña masiva para promover la vacunación.  En cambio, generan dudas.

Gonzalo Marroquín Godoy

¡Qué felicidad, ya vienen a vacunarnos! En los lejanos años de los 80, el ministerio de Salud lanzó una campaña con esa frase, dicha por una niña –que siempre odian las inyecciones–, y se hizo masivamente: televisión, prensa escrita y radio, pues no había internet ni redes sociales.  Adicional a esa campaña publicitaria, promotores sociales recorrían aldeas, caseríos y municipios, para promover los padres vacunaran a sus hijos pequeños.

Se tuvo éxito aquella vez y en posteriores ocasiones.  Pero al parecer, no se aprendió la lección y ahora se pagan los platos rotos, por no tener conceptos integrales para llevar a cabo la campaña de vacunación más grande de nuestra historia –el mismo reto tienen casi todos los países del mundo–.

Veamos. En aquella y otras campañas, se tuvo un plan integral ¡de verdad!, que contemplaba todos los aspectos: buena comunicación y gran flujo informativo; se contaba con las vacunas necesarias; los puestos de salud eran eficientes en esa tarea específica; había coordinación para sacar adelante la vacunación; y el plan que contemplaba las contingencias posibles.

Esta vez es diferente.  Se hizo un ambicioso Plan Nacional de Vacunación –que le ha quedado grande a las autoridades de salud–, pero veamos la comparación: NO HAY ninguna campaña de publicidad o información para aclarar los miles de dudas que flotan en el ambiente.  NO se ha creado conciencia en la gente sobre la importancia de vacunarse; NO se cuenta con las vacunas –lo que aumenta la incertidumbre–; en el interior ni se sabe de los centros de vacunación; y se aprecia más desorden que coordinación.

Como hizo Poncio Pilato hace más de 2.000 años, el pasado jueves el presidente Alejandro Giammattei se lavó las manos diciendo que no es su culpa el bajo nivel de vacunación.

¡¿Cómo que no?! Es culpa de su administración haber comprado tarde y mal –y con opacidad– las vacunas Sputnick, pero el caso es que muchas de las dudas son porque no se sabe si habrá capacidad para poner la segunda dosis, ni se sabe mucho sobre las propias Sputnik V.  Además, ¿no es culpa de su administración la nula campaña de comunicación?

Lo del acaparamiento de vacunas por otros países que mencionó, no es exacto.  Claro que hay gran demanda, pero lo que no dijo es que su administración ha metido las patas una y otra vez.  Algunas veces, como con las Sputnik, de manera intencional.  En todo caso, es evidente el mal manejo. 

Peor aún, Giammattei en su discurso, la emprendió contra grupos de izquierda que le critican.  Pero la verdad es que la mayoría de criticas no tienen que ver con ideología, sino con la falta de transparencia y su empeño por promover impunidad. Trata de convertirlas en tema ideológico.  Si me critican son de izquierda, la estrategia de las etiquetas que se dio en el pasado con la Guerra Fría y el conflicto armado interno.

Para terminar. Cualquier funcionario, medianamente capaz, sabe que la comunicación es indispensable para llevar a cabo cualquier reto o plan nacional de gran envergadura.  Si no lo han hecho, ya es tiempo de que se asesoren con expertos en comunicación, que se preparen mensajes masivos –en diferentes lenguas, incluso– y que se haga la tarea que se debe hacer.

¡Sí es su responsabilidad presidente! El fracaso de la campaña de vacunación es de su administración. Que miles prefieran irse a vacunar a Estados Unidos es una prueba más del fracaso que llevan hasta ahora.  Y que conste, los que se van a vacunar afuera, no son de izquierda… aunque al hacerlo demuestren que no confían en el Plan Nacional de Vacunación.