Enfoque: ¿El huevo o la gallina?… covid o economía?

¿Qué es primero? Hay casos en los qué simplemente tenemos que aceptar que no se puede determinar con total certeza la respuesta correcta… he ahí el dilema.

Gonzalo Marroquín Godoy

La lógica nos dice que la gallina nace de un huevo.  ¡Y es absolutamente cierto! Pero a la vez, hay que tener presente que quien pone el huevo, es la gallina.  ¿Entonces?

Un caso parecido tenemos ahora entre manos como sociedad y como país.  ¿Qué es primero –en importancia–, la salud o la economía?

Hay quienes lo simplifican diciendo que es la economía la que hay que cuidar, porque sin esta, de todas formas, la gente se morirá, porque se necesita de ingresos para sobrevivir.  ¡Tienen mucha razón!… pero no toman en cuenta la totalidad del escenario, porque es mucho más complicado qué eso.

Como en el caso de los que piensan que a puro tubo, el huevo es primero que la gallina, no están viendo más que una parte de la realidad.  Si descuidamos el tema de salud, de la crisis sanitaria, del incremento y descontrol del covid-19, como está ocurriendo en la actualidad, muchas vidas se perderán y además veremos que el efecto en la economía será severo y, entonces, el daño será enorme.

Desde hace tiempo, el presidente Alejandro Giammattei decidió no jugar el papel de líder nacional –como corresponde a un mandatario en toda crisis de esta magnitud– y, haciendo caso a quienes le hablan al oído, ha optado por dejar que la decisión de cuidarse o no del covid-19, sea única y exclusivamente de las personas, no todas responsables.

Hizo lo mismo que el tristemente célebre Pilatos, que se lavó las manos y permitió que Jesús fuera crucificado injustamente, para él quedar bien con quienes pedían a gritos crucifíquele, crucifícale

Volviendo a nuestra actualidad, ahora estamos con un pico muy alto de contagios de covid-19.  El peor momento desde que nos llegó la pandemia.  ¿Y qué hace el presidente y las autoridades?  ¡Nada! Ni siquiera han sido capaces, Giammattei y la ministra Amelia Flores, de promover y realizar, de manera eficiente, la necesaria vacunación que, a la postre, es la única forma de esperar que superemos este mal.

La ministra Flores ha lucido patética.  Ha metido la pata a diestra y siniestra.  Firma un contrato ilegal para comprar vacunas que no llegan, ni siquiera porque fueron pagadas con sobreprecio –por cierto, ¿por qué no investiga eso la Fiscal General, Consuelo Porras?– Pero además, miente en el Congreso bajo juramento y, para colmo de males, mientras el pueblo sufre, los hospitales padecen de un cruel desabastecimiento de medicinas, que los médicos han tenido que salir a denunciar.

La ministra Flores y el presidente Giammattei están en un brete ante tanta opacidad e incapacidad para enfrentar el desafío de vencer al covid-19. La historia y quizás algún día la justicia, les juzgarán.

El sector económico debe entender que no se trata de cerrar el país, pero sí que el llamado pomposamente Señor presidente, se atreva a tomar medidas necesarias para evitar que la pandemia siga fuera de control.  Claro que hay que cuidar la economía, pero no a costa de vidas humanas.  Hay que mantener el aparato productivo, pero se puede hacer cuidando la salud de las personas.

Estoy de acuerdo que, como sociedad, no mostramos responsabilidad en cuidarnos.  Pero más grave es la falta de atención que muestran la ministra y el presidente, llamados a ser quiénes marquen el paso en la crisis sanitaria.  Del Congreso no se puede esperar nada, por supuesto.

Si se preocuparan ¡de verdad!, por el tema de salud, los hospitales estarían abastecidos.  Seguramente crean otran crisis para comprar de urgencia nacional las medicinas y así, hacerlo de manera opaca ¡y corrupta!, como sucede con las vacunas.

Ni siquiera se han dado cuenta que es más barato vacunar a las personas, que atenderlas en los hospitales en salas de intensivo.

O se atiende la salud, o la economía pagará los platos y con ello, la crisis nacional se agudizará en todos los aspectos.