El aniversario de un diario independiente hoy en día es una demostración de compromiso con la verdad, dignidad, valor, sacrificio y determinación«.
Gonzalo Marroquín Godoy
El mundo de la información ha cambiado drásticamente desde el inicio del siglo XXI por varios factores que, de múltiples formas, han golpeado principalmente a la prensa impresa y a los diarios con grandes redacciones, los cuáles se han visto obligados a reducir sus plantillas, al tiempo que la publicidad migra a diferentes plataformas, principalmente aquellas vinculadas al internet, ya sea páginas web o redes sociales.
Latinoamérica no ha escapado de este fenómeno. Son varios los periódicos y revistas que han dejado de circular en papel, buscando como opción de sobrevivencia migrar a medios digitales, desde donde continúan librando las batallas de siempre: informar a la población, fiscalizar al Estado, además de cumplir con tareas inherentes, como permitir el intercambio de opiniones, llevar cultura, esparcimiento y ser canal de debate y formación de opinión.
En efecto, internet ha permitido a la prensa tener más alcance y llegar a mayores audiencias, pero al mismo tiempo ha sido el factor que más impacta en el concepto de negocio del periodismo moderno.
Internet no ha sido el único puñal que ha atravesado el corazón de los periódicos en papel. Igual o más mortales han sido las intervenciones de los gobiernos intolerantes y autoritarios, que ven en la prensa independiente un valladar para perpetuarse en el poder o simplemente la consideran un enemigo, pues saben que abre los ojos del pueblo, aquél al que esos gobernantes quieren mantener desinformado.
Es en las dictaduras en donde la prensa independiente sufre los mayores ataques y daños. En la Venezuela de Chávez y Maduro se estima que el 85 por ciento de la prensa impresa ha desaparecido; en Nicaragua, la pareja presidencial de Daniel Ortega y Rosario Murillo la han emprendido contra la prensa independientes y han cerrado gran cantidad de medios, entre ellos, el diario La Prensa, el de más arraigo y tradición en ese país. Su redacción informa desde Costa Rica solamente por medio de la página electrónica que sobrevive.
Y hoy me quiero referir al diario guatemalteco elPeriódico, fundado hace 26 años por el periodista José Rubén Zamora, quien hoy se ha convertido en un preso político del régimen autoritario de Alejandro Giammattei, quien además hace esfuerzos personales para que el diario sufra un cerco comercial y buscan así una muerte por asfixia.
Mañana elPeriódico debiera estar de fiesta. Mañana elPeriódico podría disfrutar de la sensación satisfactoria que deja la labor cumplida. Pero no. Mañana, su fundador, el personal y sus lectores, saben que están atravesando por un desierto, que están bajo acoso del poder del oficialismo, ese grupo que les quiere ver muertos.
La prensa y el poder político no suelen llevarse bien. Sin embargo, cuando gobernantes, funcionarios y políticos comprenden que su labor es la de fortalecer la democracia y la función de la prensa es informar, entonces puede haber beneficios en ambas vías, puesto que las denuncias que hace la prensa sirven para que quienes quieren hacer bien su labor gobernando puedan corregir errores en su administración.
Mantener un periódico impreso hoy en día es una labor titánica. Por eso hay que destacar el gran mérito de José Rubén Zamora y elPeriódico, porque se han mantenido vigentes e inclaudicables por más de dos décadas y media. Hoy, el oficialismo lo somete a una presión como nunca antes.
José Rubén ha enfrentado todo tipo de acciones judiciales en su contra, acoso, amenaza, secuestro, intento de asesinato, allanamiento ilegal a su residencia, vejámenes a su familia, cercos comerciales y mas. Sin embargo, siempre fueron acciones aisladas de las que pudo defenderse.
Esta vez se enfrenta a todo el poder de un Estado autocrático, a un poder absoluto, en el que una persona y un medio periodístico, tienen que enfrentar a fiscales, jueces y magistrados, pero en realidad a todas las instituciones del sector justicia, manoseado y dependiente hoy, de manera absoluta, del poder político.
No se trata de tener razón. No se trata de actuar apegado a la ley. Se trata simplemente de un caso montado por el MP y sus fiscales, en el cual el juez no es más que una caja de resonancia, lo mismo que los magistrados que deben resolver en determinado momento. Todos responden a la alianza oficialista y sus deseos.
No es un caso de justicia, es un caso político. José Rubén Zamora es una víctima más de esta dictadura que estamos viviendo, aunque no queramos reconocerlo. Como en Venezuela y Nicaragua, la prensa independiente está aquí bajo acoso de los políticos de turno. No es el único caso. De hecho, hay numerosas demandas judiciales en marcha contra periodistas y medios.
Alguien vinculado al oficialismo me dijo que nada de lo que se escriba hará cambiar el rumbo del caso judicial contra Zamora y elPeriódico. No importa, para nosotros los periodistas, lo que interesa es que la gente comprenda lo que está pasando en el país. Es una de las funciones de la prensa: hacer que quienes nos leen, tomen conciencia de los hechos y la realidad.