Elecciones para no olvidar

RENZO ROSAL


Renzo Lautaro Rosal
Las elecciones del pasado 6 de septiembre pasarán a la historia, no como un evento más, sino como parte de un proceso de lento cambio social que comienza a instalarse en la mentalidad y actitudes de importantes seg-mentos de la ciudadanía. De esa forma, se confirma que para muchos electores, la primera vuelta electoral fue vista como la posibilidad de dar continuidad a los vientos de agitación y búsqueda de recambios iniciada en abril pasado.
La primera lección pasa, al menos cuando escribo el artículo, por el no paso de Baldizón a la segunda vuelta electoral. Eso no estaba en el libreto de nadie. Hasta hace pocas semanas no era admisible pensar en ese candidato fuera de la jugada mayor. Ese es el premio a la soberbia, la oscuridad y el egocentrismo llevado al máximo, que MB y su camarilla han pretendido colocar como pilares de un proyecto mafioso disfrazado de polí-tico. Un segundo hallazgo, desde la elección de un candidato surgido de las sombras, sin experiencia, partido, equipo, proyecto propio, que se vende como producto de la crisis, pero que durante el desarrollo del proceso no capitalizó discurso alguno en favor de la lucha contra la impunidad, con planteamientos serios y evidentes de cuestionamiento a la gestión de OPM. Un tercer elemento es la lucha tan cerrada por el segundo lugar, algo inédito en nuestra historia. Esto confirma la corriente de negación a los corruptos, los que transgreden repetiti-vamente los marcos legales, los que buscan alcanzar el poder a costa de lo que sea. Líder representa ese mo-delo que los ciudadanos rechazan. Con la caída de Pérez Molina, el siguiente en el check list era M. Baldizón; así quedó al descubierto a pocos días del evento. A esto se suma la cantidad industrial de candidatos impre-sentables que ese partido propuso en sus listas de diputados y alcaldes. La nota adicional es la reiterada canti-dad y densidad de rechazos a los alcaldes que buscan su reelección, lo cual ha creado un ambiente de alta volatilidad en muchos territorios. Es interesante la elección de candidatos no previstos, como Grijalba, en Quetzaltenango; Susana Asencio, en Antigua Guatemala; Neto Bran, en Mixco. La ciudadanía a nivel local busca renovación, caras nuevas, historias de vida sin menciones de corrupción, entre otros rasgos. Eso último aparece como una tendencia que comienza a instalarse y que dependerá de los mecanismos de control social para que resulten en iniciativas positivas. Un factor insospechado es la expansión del clima de cambio social. Se pensaba que era propio del ambiente urbano, pero afortunadamente ciertos espacios del mundo rural evidencian estar en la misma línea. Esto es materia prima para aprovechar el momento, capitalizar la alta participación electoral y apretar para continuar lo que tan solo son los primeros resultados de la activación ciudadana.
Las evidencias indican que este evento ha comenzado a remover piezas que, hasta hace algunos meses, parecían lejanas, utópicas, fuera de realidad. De aquí en adelante, a creer más en este proceso, formarse con sentido de realidad, poner a prueba la sostenibilidad del cambio, darle contenido político, no caer en la simpleza de los resultados en corto, ni en excesos de confianza. Los giros de las sociedades solo son posibles cuando exista una plena conciencia sobre el sentido estratégico de ese cambio de rumbo.
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