El regreso de Donald Trump: ¡Sacudida global!


El 20 de enero no solamente cambió de inquilino la Casa Blanca, considerado el principal centro de poder en el planeta, sino que los efectos de la llegada de Donald Trump se han sentido y sentirán por todo el planeta por diferentes razones, pero, sobre todo, por el cambio de rumbo que impulsa para Estados Unidos y su rol global.


La vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos marca una etapa que promete reconfigurar el orden global y exacerbar las divisiones internas del país. Su política de América primero no solo busca consolidar el liderazgo estadounidense como un superpoder hegemónico, sino que también anticipa fricciones con aliados tradicionales, tensiones con potencias rivales como China, Rusia y los países árabes, sino además una intensificación de los conflictos sociales y económicos dentro de Estados Unidos.

Este análisis explora los principales discursos, políticas y retos de su administración, desde la deportación masiva de migrantes hasta la guerra comercial con China, pasando por el conflicto en Ucrania, su postura hacia América Latina y su visión expansionista.

El discurso que marcó ruta y estilo

En su discurso inaugural, Trump dejó claro que su objetivo es restaurar la grandeza y la supremacía de Estados Unidos. Frases como no permitiremos que nuestro país sea pisoteado y pondremos fin al declive de nuestra nación resonaron con fuerza entre su base de votantes, mientras que en otras esferas nacionales e internacionales causaron algo más que la normal incertidumbre ante cualquier cambio.

Su tono, desafiante y nacionalista, marcó un contraste con las administraciones anteriores –incluso la suya anterior–, y su insistencia en que Estados Unidos no será el policía del mundo sin recibir algo a cambio generó preocupación entre los líderes de la OTAN y de otros bloques internacionales. 

Las reacciones fueron mixtas: mientras sus seguidores más leales celebraron su estilo directo y su promesa de reactivar la economía a través del proteccionismo, líderes europeos como Emmanuel Macron (Francia) y Olaf Scholz (Alemania) expresaron reservas sobre el futuro de la cooperación transatlántica. En América Latina, las palabras de Trump fueron interpretadas como una señal de mayor presión migratoria y menor interés por el desarrollo regional, muy alejada de la vieja política llamada en la primera mitad del siglo pasado política de buena vecindad.

Deportación masiva de migrantes

Uno de los pilares de la política interna de Trump es la aplicación estricta de las leyes migratorias, con un énfasis en la deportación masiva de indocumentados, a quienes suele señalar como delincuentes que nos envían. Bajo su mandato, se ha incrementado el presupuesto para la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), y se han principiado las redadas en comunidades inmigrantes. Trump argumenta que estas medidas son necesarias para proteger los empleos y recursos de los estadounidenses y protegerse de la delincuencia, sin tomar en cuenta que la gran mayoría de inmigrantes llegan al país para contribuir como fuerza laboral. 

Los migrantes indocumentados son el primer blanco del nuevo presidente, en cumplimiento de su promesa de campaña.  Entre ellos, figuran cientos de miles y quizás mucho más de un millón de connacionales que son esforzados trabajadores en Estados Unidos y ahora corren peligro de ser deportados, luego de ser injustamente estigmatizados como delincuentes. 

Sin embargo, el impacto social es profundo. Familias han sido y serán separadas, mientras comunidades enteras viven en constante temor y organizaciones humanitarias han denunciado violaciones a los derechos humanos.

Países como Guatemala, México, El Salvador, Honduras, Venezuela, y Nicaragua –entre otros– son los principales expulsores de migrantes, y ahora deben enfrentar una crisis humanitaria y mayores tensiones diplomáticas con Washington.

También hay que tomar en cuenta el impacto que estos inmigrantes que han salido de sus países tienen en sus propias economías, pues las remesas que envían sirven para combatir la pobreza y afectan positivamente en sus índices macroeconómicos.

Superpoder estadounidense

Trump ha dejado claro que su objetivo es fortalecer a Estados Unidos como el actor dominante en el escenario global. Esto incluye un aumento significativo en el presupuesto militar, el refuerzo de las fronteras y una política exterior menos dependiente de alianzas multilaterales. En palabras de Trump: Seremos fuertes por nuestra cuenta, y nuestros aliados tendrán que seguirnos, no liderarnos, en una alusión velada a la OTAN.

Su postura ha generado tensiones con aliados históricos como Alemania y Francia, que cuestionan la sostenibilidad de la OTAN bajo el liderazgo de Trump. Al mismo tiempo, países asiáticos como Japón y Corea del Sur han expresado preocupación por la falta de claridad respecto al compromiso estadounidense frente a la expansión china en Asia, aunque no se espera que retire el apoyo hacia Taiwán, una isla que resulta vital en la estrategia geopolítica estadounidense en esa región.

Ucrania y su posición en Medio Oriente 

En cuanto a Ucrania, Trump ha cuestionado el nivel de apoyo militar y financiero proporcionado por Estados Unidos, sugiriendo que Europa debe asumir la mayor parte del costo. Esta posición ha provocado inquietud en Kiev y entre los aliados de la OTAN, que temen que una reducción del apoyo estadounidense fortalezca la posición de Rusia en la región. 

En campaña, Trump dijo que resolvería en un día, la guerra de Ucrania, pero hasta la fecha no hay acuerdo para la primera reunión, presencial o virtual, con el presidente Vladimir Putin.

En el Medio Oriente, Trump busca una estrategia pragmática, priorizando la seguridad energética y el fortalecimiento de alianzas clave con Israel y Arabia Saudita. Sin embargo, esto podría intensificar las tensiones con Irán y complicar los esfuerzos de estabilización en países como Siria y Yemen.

Latinoamérica abandono y confrontación 

Trump ha mostrado un interés limitado en América Latina, centrándose en frenar la migración hacia Estados Unidos. El primer viaje del secretario de Estado, Marco Rubio, fue a cinco países de la región, entre ellos Guatemala, en donde el resultado fue más bien positivo.

Su administración ha suspendido temporalmente todos los programas de asistencia y anuncia condiciones comerciales que beneficien a Washington, amenazando constantemente con el tema arancelario, como lo hizo con Colombia recientemente, cuando el presidente Petro decidió por unas horas no aceptar el vuelo de un avión militar con inmigrantes indocumentados colombianos.

Sin embargo, la falta de un enfoque diplomático hacia la región ha abierto la puerta a una mayor influencia de China, que ha incrementado sus inversiones en infraestructura, energía y tecnología en Sudamérica. Países como Perú, Brasil y Chile ven a Pekín como un socio más confiable ante el desinterés estadounidense y lo mismo puede pasar con otros países.

Guerra comercial con China

La rivalidad entre Estados Unidos y China, que ya marcó su primer mandato, se ha intensificado. Trump ha reintroducido aranceles a productos chinos y ha endurecido las restricciones en sectores clave como la tecnología y la inteligencia artificial. En respuesta, China ha buscado diversificar sus mercados y fortalecer su influencia en Asia, África y América Latina. 

Este enfrentamiento económico no solo afecta a las dos potencias, sino que tiene implicaciones globales, creando incertidumbre en los mercados y dificultando la recuperación económica post-pandemia.

Canal de Panamá y Groenlandia

Hay ecos del expansionismo estadounidense. 

El interés de Donald Trump por el Canal de Panamá, un punto estratégico en el comercio mundial, y su intento renovado de tomar o comprar Groenlandia, evocan la política expansionista del siglo XIX. Estas iniciativas han generado reacciones adversas tanto en América Latina como en Europa, que ven estos movimientos como un regreso al imperialismo estadounidense. 

El Canal de Panamá es uno de los blancos inmediatos del nuevo presidente estadounidense y la visita de Rubio no ha calmado la polémica internacional provocada por la amenaza de una intervención militar en el país centroamericano.

En el caso de Panamá, el gobierno local ha rechazado cualquier intento de intervención extranjera, mientras que Dinamarca ha reiterado que Groenlandia no está en venta, aunque las aguas se agitaron entre los propios groenlandeses, que no se mostraron contrariados por los deseos del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Política antiambiental

Donald Trump firmó una orden ejecutiva para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, cumpliendo con una de sus promesas de campaña. Según su administración, esta decisión busca evitar que el país se vea obligado por normas internacionales que perjudican la economía estadounidense. Trump argumentó que las restricciones del acuerdo afectaban la industria energética, especialmente la producción de carbón, petróleo y gas, sectores clave para su base electoral. Cabe destacar que la salida efectiva podría tardar en implementarse completamente debido a los procesos burocráticos y legales necesarios.

Sin embargo, ya en su discurso inaugural aseguró que perforaremos, perforaremos, hablando sobre la riqueza que tenemos bajo nuestros pies (el petróleo).

En temas ambientales más amplios, firmó otra orden para rescindir 78 regulaciones ambientales establecidas por la administración Biden, incluyendo normas sobre emisiones y estándares de energía limpia. Estas medidas apuntan a priorizar el crecimiento económico sobre las preocupaciones ambientales. Adicionalmente, su gobierno planea reducir la supervisión de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y fomentar proyectos de infraestructura y extracción de recursos naturales sin las restricciones ambientales anteriore

Estos movimientos han sido altamente controvertidos, provocando reacciones tanto dentro como fuera de Estados Unidos, especialmente entre países europeos y organizaciones internacionales que ven estas acciones como un retroceso en la lucha contra el cambio climático.

¿Más división interna en EEUU? 

Trump asume la presidencia en un país profundamente dividido. Las tensiones raciales, la polarización política y las desigualdades económicas se han intensificado. Su retórica confrontativa ha exacerbado estas divisiones, planteando preguntas sobre la capacidad de Estados Unidos para mantener su estabilidad interna.

Esta vez se verán posturas más radicales sobre los temas como comunidades de género, el aborto, políticas ambientales y demás.  


FRASES PARA LA HISTORIA:

  • Volveremos a construir el ejército más fuerte que el mundo haya visto jamás”.
  • “Lo haremos (el control migratorio) a un nivel que nadie ha visto antes”
  • Nuestro poder detendrá todas las guerras y traerá un nuevo espíritu de unidad a un mundo que ha estado enojado, violento y totalmente impredecible”.
  • “La edad de oro de Estados Unidos comienza ahora mismo”.
  • “El sueño americano pronto volverá a cobrar vida y prosperará como nunca antes, para restaurar la competencia y la eficacia de nuestro gobierno federal”.
  • “Fui salvado por Dios para hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”.
  • “A partir de hoy, la política oficial del gobierno de Estados Unidos será que solo existen dos géneros, masculino y femenino”.

¿La paz por medio de la fuerza?

Aunque ya se ha manifestado el estilo Trump para su segundo mandato –se le ve más decidido esta vez–, es evidente que no buscará la vía de la negociación diplomática tradicional. 

La futura embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Elise Stefanik, ha declarado que su enfoque en este nuevo rol será promover la paz mediante la fuerza. Stefanik, congresista republicana por Nueva York y aliada cercana de Trump, fue nominada por el presidente para este puesto clave en su administración. Su trayectoria incluye una evolución desde posiciones conservadoras moderadas hacia un rol destacado en el movimiento Make America Great Again (MAGA). Ha sido una defensora de políticas de seguridad nacional contundentes y una firme aliada de Israel, especialmente en su lucha contra Hamás, a la que describió como una batalla entre el bien y el mal. Sus declaraciones sugieren que la estrategia en la ONU buscará combinar un enfoque diplomático con una postura firme y respaldada por la fuerza militar y política de Estados Unidos.

Su nominación refuerza la política de America First del gobierno de Trump, marcando una continuidad con el enfoque de su administración previa, pero con nuevas caras como parte de su gabinete.


Concluyente

El regreso de Trump redefine las dinámicas de poder global, pero también profundiza las divisiones internas. Su política de América (ESTADOS UNIDOS) primero plantea desafíos tanto para sus aliados como para sus rivales, y los próximos años serán clave para evaluar si su administración logra consolidar su visión de un Estados Unidos hegemónico o si, por el contrario, deja un legado de mayor inestabilidad global.

  • Primeras órdenes, mandatos y disposiciones

Donald Trump inició su mandato como presidente de Estados Unidos con una serie de órdenes ejecutivas enfocadas en consolidar su política de America First y revertir medidas de la administración Biden. Entre las más relevantes firmadas en sus primeros días destacan:

  • Inmigración: Declaró una emergencia nacional en la frontera sur para reforzar el control fronterizo y detener la inmigración ilegal. También ordenó cambios significativos en el programa de admisiones de refugiados, reduciendo los cupos para nuevos ingresos.
  • Orden ejecutiva para acelerar la deportación de inmigrantes indocumentados y ampliar las detenciones.
  • Restricción temporal de la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (conocida como el «veto migratorio»).
  • Cuestiones de género: Emitió una orden que establece que el gobierno federal solo reconocerá dos géneros, masculino y femenino, eliminando políticas que facilitaban a personas transgénero actualizar sus identificaciones federales.
  • Relaciones internacionales: Anunció la salida de EEUU del Acuerdo de París sobre el clima y de la Organización Mundial de la Salud, reafirmando su enfoque nacionalista en cuestiones globales y una política claramente anti ambiental.
  • Economía y regulaciones: Firmó órdenes para reducir regulaciones ambientales, incentivar la explotación de recursos naturales, y retirar el país del acuerdo global sobre impuestos corporativos.
  • Ordenó el reinicio de la construcción de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access.
  • Políticas culturales: Revocó programas de diversidad, equidad e inclusión en el gobierno federal y eliminó regulaciones de contratación basadas en estos principios.
  • Salud social:   Instrucción para desmantelar la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare).
  • Suspensión de toda la asistencia económica para programas humanitarios o de desarrollo en la mayoría de países amigos.

Además, firmó indultos masivos a los acusados por los eventos del 6 de enero de 2021 y estableció un marco para revisar la ayuda exterior, priorizando los intereses estadounidenses.

Estas acciones reflejan su enfoque en revertir las políticas progresistas de la administración anterior y consolidar su base electoral. Algunas medidas, como las retiradas de acuerdos internacionales, pueden tomar tiempo para entrar en vigor debido a procesos administrativos y legales necesarios para implementarlas, pero tendrán efectos colaterales inmediatos.


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