El quetzal está en extinción

Con información de www.yahoo.com.mx y www.neomundo.com.ar

Quetzal es una palabra de origen náhuatl, asociada con quetzalli, ‘bella pluma brillante’, con la que se nombra, desde épocas prehispánicas, al ave considerada la más bella de América; no obstante, este atractivo le ha resultado perjudicial, pues ha implicado saqueo y tráfico ilegales, actividades que, junto con la fragmentación y destrucción de sus hábitats, la han puesto al borde de la extinción.

El Pharomachrus mocinno —nombre científico de esta criatura— anida en los bosques nubosos de Oaxaca y Chiapas, en México, así como en los de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, expuso Sofía Solórzano, investigadora de la División de Investigación y Posgrado de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El quetzal está amenazado por depredadores como el tucaneta verde, ardillas y otros mamíferos nocturnos, que atacan sus huevos o polluelos pequeños, o por búhos, halcones y aguilillas que matan a los adultos. Además, los humanos los cazan, ya sea por sus plumas o para intentar venderlos como mascotas.

Sin embargo, no son capaces de sobrevivir en cautiverio y una vez atrapados no se alimentan y fallecen. Otra de las causas de su merma es la pérdida de sus hábitats, lo que ha propiciado la desaparición de casi el 70 % de los sitios de anidación.

Su conservación es compleja, pues como especie migratoria requiere protección y conservación no sólo de los bosques de anidamiento, sino de los de migración. La tala y conversión de estos espacios en sitios de cultivos de maíz y café, así como en pastizales para ganado, disminuye sus posibilidades de supervivencia.

Los países donde habita —México incluido— firmaron el acuerdo CITES, que regula el tráfico de especies amenazadas y establece la prohibición de traficar individuos de esta especie (vivos o muertos) o sus productos o subproductos. Igualmente, se han establecido zonas protegidas para que sus hábitats de anidación estén a salvo, concluyó.