El escritor Paul Preston cede a la Caja de las Letras del Cervantes un ejemplar de su primera obra

La «caja de las letras», cápsula del tiempo en la que el Instituto Cervantes custodia los legados de literatos, artistas e intelectuales, sumó el viernes un nuevo tesoro: un particular primer libro del hispanista británico Paul Preston sobre la Guerra Civil española.

A las partituras originales de Manuel de Falla, los vestidos con que Ana Belén o Núria Espert representaron a Federico García Lorca, la máquina de escribir de Nicanor Parra o los textos de novelistas como Elena Poniatowska, Preston agregó un ejemplar de su primera obra.

Se trata de «The Coming of the Spanish Civil War», que más tarde se publicó en español bajo el título «La destrucción de la democracia en España» (1978), y que el historiador, una de las mayores eminencias sobre la guerra civil (1936-1939), entregó al director de la institución, Luis García Montero, en Londres.

De 73 años y delicado estado de salud, Preston no pudo viajar a Madrid, por lo que se convirtió en la primera personalidad en depositar a distancia su legado, que será custodiado bajo llave como los otros en la sede del instituto en Madrid.

«La guerra civil española es una especie de cornucopia, en la que hay de todo: fascismo, comunismo, socialismo, liberalismo, Stalin, Hitler, Mussolini, Trotksy, Blum, no había que elegir y por eso me fascinó», explicó a la AFP el historiador, autor de biografías del dictador Francisco Franco y el rey Juan Carlos, antes del acto celebrado en la capital británica.

Preston reconoce que le costó elegir qué objeto depositar en la caja.

Pero acabó dando con un ejemplar de su primer libro -descubierto por una amiga en una librería de viejo- garabateado con infinidad de comentarios por uno de sus mentores, el también hispanista británico Raymond Carr, fallecido en 2015.

En opinión de García Montero, el trabajo de los historiadores ingleses fue clave para comprender lo ocurrido en los años más oscuros de la España moderna.

«La mirada del otro ha sido fundamental para conocer nuestra propia historia en momentos difíciles», afirmó al recoger el libro de Preston y hacerle entrega de su llave.

Tesoros en una caja acorazada

La centenaria sede del Instituto Cervantes de Madrid, ornada con columnas jónicas y cuatro cariátides a la entrada, fue en sus orígenes un banco y en su sótano aún conserva una espectacular caja acorazada que ha aparecido en varias películas por su carácter histórico.

Allí, donde antes la gente escondía joyas y dinero, ahora se custodian objetos personales -cartas, guiones, grabaciones, recuerdos de infancia- que los protagonistas de la cultura hispana depositan durante un tiempo que ellos determinan.

Así, la caja de Preston se abrirá dentro de cinco años. Otros decidieron que la suya permanezca cerrada hasta su muerte, como el compositor Luis de Pablo quien pidió que entonces se interprete la partitura inédita que dejó allí guardada.

Enamorado de España desde que llegó en 1968 con 22 años para aprender el idioma y poder profundizar en la historia que condujo a cuatro décadas de guerra fraticida y dictadura (1939-1975), Preston afirma que desde el principio le «fascinó la manera de ser de la gente».

«Llegaba a un bar y decía ‘tengo sed’ y todo el mundo se exclamaba de ver a un inglés que hablaba español, así que yo me pasaba estudiando toda la noche para volver al día siguiente y poder decir ‘y también tengo hambre'», bromeó.

Con el tiempo, llegó a conocer a personalidades como el presidente del gobierno socialista Felipe González y el líder comunista Santiago Carrillo. Así, «pude un poco seguir el proceso de transición democrática desde dentro», recuerda.

Ahora, sin embargo, asegura sentir pesimismo: «un mundo en que Donald Trump puede mentir como miente y que a nadie le importa (…) o que en España la gente seguía votando al Partido Popular a pesar del nivel de corrupción ¿no es para desesperarse un poquitín?», se pregunta.