El Barça y Benfica no pudieron marcar en el encuentro y se jugarán el pase a octavos en la última jornada

El FC Barcelona y el Benfica han empatado este martes en el Camp Nou (0-0) en la quinta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones y los blaugranas, en un buen partido en el que volvió a faltar el gol, se jugarán el billete en Múnich ante el Bayern, con la pelota en su tejado pero en una auténtica ‘final’ de mucho peligro.

Debía ganar el Barça para sellar el pase a los octavos de final de esta ‘Champions’ de forma directa. No lo ha hecho, y no por un mal partido, sino por falta de acierto. Pero sigue dependiendo de sí mismo al dejar al Benfica por detrás, a su cola. Pero, ¿qué necesita para pasar y seguir vivo? Ganar en Múnich o hacer el mismo resultado que haga el Benfica ante el Dinamo de Kiev.

La tuvo Ronald Araujo pero su ‘gol’ de volea a centro largo de Jordi Alba fue anulado, de forma correcta, por fuera de juego. La tuvo Gerard Piqué, pero su remate de cabeza salió algo desviado. Y la tuvo algo antes Frenkie De Jong, también en un cabezazo. Así fue el final de un Barça volcado al ataque, pero sin puntería.

Le puso ‘chispa’ Ousmane Dembélé, en su regreso tras lesión, a los minutos finales, pero el Barça no tiene gol. Este nuevo Barça de Xavi mueve más el balón, crea más ocasiones gracias a una mayor verticalidad, prueba el juego desde el extremo y las llegadas desde segunda línea, pero aún así se acabó tirando de los defensas buscando el gol a la desesperada y se celebró el error garrafal del rival Seferovic, en el descuento, al fallar un tiro a puerta vacía.

Lo que sí ha ganado este Barça con Xavi es temple, es el mantener un dibujo, el creer hasta el final y el no conceder tanto atrás. También la fortuna necesaria para seguir vivo, como sucedió en los minutos finales contra el Espanyol. Esta vez, con el equipo volcado arriba, el Benfica tuvo dos contras de peligro y perdonó Seferovic lo imperdonable. Superó a Ter Stegen y a puerta vacía falló lo ‘infallable’, valga la redundancia.

Difícil descifrar el dibujo que Xavi usó de inicio. Parecía un 3-4-3 pero era tan cambiante que en defensa era más un 3-2-4-1. Lo cierto es que Jordi Alba tenía permiso para atacar por la izquierda, con Demir bien pegado a la línea de cal derecha. Por dentro, De Jong se saltaba líneas en ataque para llegar desde atrás y Nico y Gavi buscaban los espacios creados por Memphis, el punta claro.

Al final, los centrales se sumaron al ataque pero sin perder el norte pese a dejar, obvio, más espacios atrás que casi costaron el punto sumado. Pero, pese a un gol anulado a Otamendi por salir previamente el balón en la salida de un córner, y una buena intervención de Marc-André Ter Stegen a cabezazo a bocajarro de Yaremchuk, también en un córner, el Barça tuvo el control.

En general, el equipo ‘culer’ tuvo más ocasiones y se topó con un larguero, en tiro colocado de Demir, lo que evitó que se rompiera el 0-0 inicial. Fue justo antes del descanso. Lo cierto es que el Barça estuvo mejor que el Benfica y dio más sensación de peligro que ante el Espanyol, en el debut de Xavi. Hubo presión, cambios de ritmo, pero Memphis fue un faro demasiado solitario como lanza del ataque.

Tras el descanso estuvo el Barça algo más espeso, pero la entrada de Ousmane Dembélé, en su vuelta tras la nueva lesión sufrida en Kiev, dio alas y energía a unos blaugranas que volvieron a abrirse y a buscar el área rival con más verticalidad. Y en los pies de Dembélé nació una gran ocasión de Frenkie De Jong, cuyo cabezazo lo desvió Odysseas a córner.

El Benfica, al que el empate le valía pensando en ganar a un Dinamo ya eliminado en la última jornada y también en un ‘pinchazo’ del Barça en Múnich, se fue encerrando atrás para cerrar espacios y dejando al ‘fresco’ Darwin Núñez arriba para pelear alguna contra. Y la tuvo, pero a diferencia de en Da Luz –hizo doblete en el 3-0– en Barcelona no tuvo fortuna.

Pero tampoco entró la pelota para un Barça que sigue teniendo esos brotes verdes de mejora, con unos jugadores que a las órdenes de Xavi Hernández parecen otros que aquellos que tenía Ronald Koeman, pero al que le falta gol. Y esa es la clave del fútbol. Un larguero, varias buenas jugadas sin remate, y un golazo bien anulado dejan al Barça vivo pero con un enorme reto por delante; ganar al Bayern en Múnich.