Desde Seúl, Trump continúa con sus advertencias y amenazas hacia Corea del Norte

Seúl, Corea del Sur | AFP |

El presidente estadounidense Donald Trump calificó este martes en Seúl a Corea del Norte de «amenaza mundial», si bien anunció «muchos avances» en los esfuerzos para acabar con la crisis abierta con Pyongyang.

Junto con su homólogo surcoreano Moon Jae-In, Trump reafirmó en rueda de prensa que estaba dispuesto a usar la potencia del ejército estadounidense para impedir que Corea del Norte alcance sus objetivos nuclear y balístico.

El mandatario no cerró sin embargo la puerta a las negociaciones. «Tiene sentido que Corea del Norte acuda a la mesa para obtener un acuerdo que sea bueno para los norcoreanos y el mundo», dijo.

En las calles de Seúl ha podido verse a multitud de personas celebrando la presencia del presidente estadounidense, más popular en esa nación asiática que en su propio país.

Pyongyang representa «una amenaza mundial que exige una respuesta mundial», declaró, aunque aseguró ver algunos cambios en la situación.

«Creo que conseguimos muchos avances», añadió, y elogió el papel «muy, muy útil» de su homólogo chino Xi Jinping en esta crisis.

Tras la primera escala de su gira asiática en Tokio, Seúl parecía una etapa complicada para Trump, que mantiene relaciones menos cordiales con Moon Jae-In que con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.

– ‘Encontraremos una solución –

Esta visita es además mucho más sensible para el presidente estadounidense, dado el clima de tensión que impera en la península coreana, debido a la intensificación de los programas militares del régimen de Kim Jong-Un.

Este realizó en septiembre su sexto ensayo nuclear, el más poderoso hasta la fecha, y probó varios misiles capaces de alcanzar el territorio estadounidense.

Pero la crisis también se vio alimentada por las declaraciones y los insultos que se dedicaron Trump y el dirigente norcoreano.

El avión presidencial Air Force One aterrizó poco antes de las 12H30 (03H30 GMT) en la base aérea de Osan, cerca de Seúl, donde el mandatario y su esposa Melania fueron recibidos por la ministra coreana de Relaciones Exteriores, Kang Kyung-Wha.

«Al final, encontraremos una solución» al problema norcoreano, prometió a primera hora de la tarde Trump en Camp Humphreys, cuartel general de los 28.500 militares estadounidenses estacionados en Corea del Sur, situado a unos 90 km al sur del Seúl.

– Acuerdo armamentístico –

Por su parte, Moon –cuyos padres habían sido evacuados del Norte durante la Guerra de Corea (1950-1953) por un navío estadounidense– se congratuló por la relación histórica de su país con Washington.

«Dicen que es en los momentos de necesidad cuando se reconoce a un verdadero amigo», le dijo a Trump. «Estados Unidos es un verdadero amigo que ha estado con nosotros y que ha vertido su sangre a nuestro lado cuando estábamos necesitados», agregó.

Ambos líderes anunciaron este martes que Corea del Sur comprará armas estadounidenses por un valor de «miles de millones de dólares» para defenderse de las amenazas de su vecino del norte.

Seúl adquirirá una gran cantidad de armas estadounidenses «ya sean aviones, misiles o lo que sea», explicó Trump, que celebró los empleos que creará Estados Unidos gracias al acuerdo.

El líder estadounidense indicó asimismo que su país, garante de la seguridad de Corea del Sur, había aceptado eliminar el límite de tamaño que imponía a los misiles balísticos de Seúl.

La figura de Trump suscita relaciones encontradas en Corea del Sur, donde su visita provocó manifestaciones a su favor y en su contra desde el fin de semana.

«Por más que los coreanos permanezcan tranquilos frente a la guerra de palabras entre Trump y Kim, nosotros apreciamos nuestras vidas igual que los estadounidenses y la perspectiva de una guerra nos asusta», aseguró el diario Korea Times en un editorial publicado este martes.

Ante el temor a un ataque del régimen de Kim Jong-Un, Moon pide a Washington que no lance ninguna intervención militar contra Pyongyang sin su consentimiento previo.

Trump acudirá el miércoles al Parlamento, pero no tiene previsto visitar la Zona Desmilitarizada que divide la península, un viaje que Washington descartó por considerarlo como un «cliché».