Cuando se toca el centro del poder

Renzo RENZO ROSALRosal


Pegarle al centro a las formas tradicionales de crear y reproducir poder, es lo más significativo que ha ocurrido en los recientes 15 meses. Una de ellas, consolidada desde la Colonia, es la defraudación fiscal. Obviar el pago de impuestos al Estado o pagar menos de lo que corresponde es casi un deporte nacional. Desde los grandes pasando por los medianos hasta los asalariados, evadir ha sido una constante. Como justificación se han levantado frases como ¿para qué pagar impuestos? si se los roban. El desprecio hacia el Estado ha sido objetivo instalado desde siempre. Naturalmente, para mantener esa constate, son varias las prácticas generalizadas en muchas de las empresas que permitan legalizar las prácticas espurias. Llevar contabilidades dobles, crear empresas de cartón, diseñar holding para esconder transacciones, utilizar paraísos fiscales para objetivos aviesos. A tal extremo se han aceitado esos modos de actuación, que la formación de profesionales —contadores y auditores— está salpicada de recomendaciones e insumos para fortalecer esos procederes. Todo ello se está desmoronando a grandes pasos.

El estancamiento de la economía no solo obedece al peso de la incertidumbre; fenómeno que más parece artificialmente creado, que real. Aunque pareciera harakiri, bajar la intensidad de la actividad productiva (la de alta escala), se mira como un tipo de amenaza velada para trasladar la impresión que debe disminuirse la intensidad de las acciones para evitar la total paralización del país. Para los que impulsan esta tendencia, debe privilegiarse la diseminación de la idea ya es hora de devolver la normalización de las relaciones, para evitar que el agua llegue al mar.

Lo que ahora sucede es una serie de golpes a diversos lados. Unas piezas caen por efecto de los círculos concéntricos, otros por efecto dominó; otros aún están atrincherados esperando que se toque a sus puertas o que la escalada de contra-ofensiva los salve del precipicio. Son golpes al poder y a las tradicionales formas en las que se ha expresado. Antes, afectaciones a las áreas periféricas, ahora, crecientemente más cerca del centro.

Las resistencias se constatan por diversos frentes. Se advierte en los propios tribunales, aunque los abogados de la defensa al carecer de fundamentos han entrado en terreno fangoso y han mencionado asuntos que inculpan más a sus defendidos. La televisión abierta mantiene otro frente, el de aprovechar la percepción de sectores supuestamente alejados de las noticias de la coyuntura. Los capitales vistos antes como los oscuros (hoy la fauna abunda en otras expresiones) continúa operando desde los submundos territoriales (son los verdaderos poderes locales).

Sin embargo, mientras ese curso se mantiene, se desperdician otras oportunidades que pueden leerse como parte de las estrategias de contención. Una evidente es la del propio presidente Morales. Rápidamente se acomodó a ser llevado por la corriente, a no comprometerse frente a lo desconocido que lo reta más allá de sus pretensiones. Su agenda cosmética, donde dedica horas a participar en reuniones y visitas sin ton ni son, es el más claro indicador de esa inercia dramática que inquieta a unos pero tranquiliza a quienes apuestan porque después de la larga noche todo sea igual al escenario tradicional que ha prevalecido siempre. Tal parece que el mensaje que quiere trasladar es frente a la dinámica de los casos, el Ejecutivo juega el papel contrario; reina la inercia, la mínima capacidad reactiva, la ausencia de propuestas. Si ese quiere ser su papel, corresponde aumentar la interpelación ya que la afectación es grave y sus consecuencias repercuten a escala mayor.

No olvidemos que el sentido y alcance de los cambios necesarios tienen lógica si hay nuevos constructores del poder, en caso contrario, las formas tradicionales mutarán y continuarán existiendo.

No olvidemos que el sentido y alcance de los cambios necesarios tienen lógica si hay nuevos constructores del poder, en caso contrario, las formas tradicionales mutarán y continuarán existiendo.