En los últimos días, habitantes de varios sectores del área metropolitana y departamentos aledaños han reportado fuertes retumbos que les causan temor, pues hasta este miércoles 19 de enero ni la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) ni el Instituto Nacional de Sismología, Meteorología, Vulcanología e Hidrología (Insivumeh) tenían claro el origen de ese fenómeno.
Sin embargo, expertos del Servicio Sismológico de Guatemala de la Universidad Mariano Gálvez analizaron varios elementos por medio de sensores y datos vulcanológicos y cuyos resultados los condujo a plantearse la primera hipótesis científica del origen de los retumbos en Guatemala.
“Teniendo en cuenta los reportes se realizó una revisión del registro sísmico del arreglo metropolitano en los intervalos de tiempo indicados por la población”, señala el análisis que agrega que en esos horarios se identificaron eventos “bien definidos”, especialmente en horas de la madrugada.
Añade que de esos eventos se seleccionó el más significativo, registrado en la madrugada del lunes último y que fue sometido a un análisis a profundidad para determinar el tipo de onda y el origen.
El análisis determinó que, aunque las frecuencias producidas por los retumbos podrían asociarse a un sismo, la forma y propagación muestran lo contrario.
Los sensores que primero registran los movimientos son los ubicados en Antigua Guatemala, lo que hizo suponer al equipo de expertos que el epicentro se ubicaba cerca de ese lugar.
Se informó que al obtener todos los datos se trianguló la información por medio de aplicaciones digitales que permitieron determinar que las coordenadas coinciden con el Volcán de Fuego, “confirmando que este es la fuente de los retumbos”.
“Verificando el registro de las estaciones sísmicas se comprobó que la fuente de los retumbos percibidos en el municipio de Guatemala y regiones aledañas era de carácter sonoro y no sismotectónico”, señalan las conclusiones del análisis.
Agregan que el viento puede ser “el factor externo que controla, no solamente el transporte de ceniza volcánica, sino también la propagación de sonidos y retumbos, de acuerdo con su dirección”.