Cristianos de Gaza celebran una Navidad sombría y sin permiso de salida

Con su abeto iluminado, las paredes del salón decoradas y figuritas de Papá Noel sobre la mesa, la casa de Hanadi Missak está finalmente lista para la Navidad, pero esta palestina de Gaza lamenta tener que quedarse en casa.

Hanadi, de 48 años, forma parte del grupo de varios centenares de cristianos del enclave palestino que habían pedido a Israel la autorización de viajar a Belén, donde según la tradición cristiana nació Jesús y que está situado en la Cisjordania ocupada.

Cualquier palestino de Gaza que desee viajar a Cisjordania debe atravesar el territorio israelí y obtener un permiso de las autoridades. Estas rechazan con frecuencia el permiso o no dan respuesta al demandante, como fue el caso de Hanadi.

Según responsables religiosos palestinos, solo una persona de cada cinco ha recibido la autorización, una cifra particularmente baja este año.

A medida que las festividades se acercaban, Hanadi Missak ha abandonado toda esperanza de unirse a otros fieles, en la basílica de la Natividad de Belén.

«Tenía muchas esperanzas de ir a Belén, pero no ha sido posible», explica a la AFP. «Allí hay verdaderas celebraciones, con las oraciones, la decoración en las calles (…) y la misa del Gallo es maravillosa», suspira.

«Un derecho humano»

El número de cristianos en la Franja de Gaza ha ido descendiendo de forma regular, especialmente desde la llegada al poder del movimiento islamista Hamás en el enclave palestino en 2007.

Según responsables cristianos en Gaza, actualmente no serían más de un millar, frente a los 7,000 cristianos que vivían allí antes de 2007.

Directora de una escuela cristiana, Hanadi ha celebrado varios años seguidos la fiesta de Navidad en Belén y no sabe por qué este año no ha recibido la autorización.

En un primer momento, Israel no concedió ningún permiso, lo cual provocó las críticas de los cristianos palestinos y de los medios de comunicación.

En un comunicado, el órgano israelí encargado de las operaciones civiles en los Territorios Palestinos (Cogat) indicó el domingo que los títulos de viaje serían «emitidos en función de la evaluación de seguridad». El Cogat no indicó cuántas autorizaciones había concedido este año a pesar de varias solicitudes de información por parte de la AFP.

Según Wadi Abu Nassar, portavoz de las Iglesias de Tierra Santa, de 951 peticiones de cristianos de Gaza, solo 192 habrían recibido autorizaciones.

Pero «todavía esperamos que haya algunas más, las autoridades isralíes nos han hecho promesas en ese sentido», asegura Abu Nassar.

Celebrar Navidad en Belén es, como cristiano, «un derecho humano que debe ser respetado», afirma el portavoz.

Desde 2008, Israel ha llevado a cabo tres cruentas ofensivas militares contra Hamás en Gaza. El gobierno israelí acusa al movimiento islamista de aprovechar los permisos de viaje para planificar ataques anti-israelíes.

Desde hace más de una década, Israel ha impuesto un severo bloqueo por aire, tierra y mar sobre este pequeño territorio palestino, empobrecido, aislado y encajonado entre Egipto, Israel y el mar Mediterráneo, donde viven casi dos millones de personas.

Pese a la miseria, alegría

Entre los palestinos contactados por la AFP que han podido salir de la Franja, ninguno ha querido pronunciarse por miedo a no recibir la autorización de salir del territorio por Navidad el año próximo.

Nabil al-Salfiti y su esposa Faten tuvieron la oportunidad de viajar, pero finalmente decidieron no hacerlo por motivos financieros y también porque su hijo no recibió el permiso.

«No hay mucha alegría (en Gaza). La verdadera alegría está en Belén, donde Cristo nació», lamenta Faten al-Salfiti.

En el pasado, las autoridades del enclave organizaban grandes festividades por Navidad, algo que no ocurrre desde 2007. 

Incluso si debe quedarse en Gaza, Hanadi Missak está decidida a celebrar estas fiestas en casa. Vecinos y amigos, algunos musulmanes, irán a su casa para festejar con ella.

Hanadi no se resigna: «Pese a toda la miseria de Gaza, intento celebrar Navidad con alegría».