Comienza temporada de huracanes del Atlántico: ¿Cuál es el pronóstico?

  • Los expertos del Centro Nacional de Huracanes piden a la población contar con todas las provisiones necesarias para estar bien preparado ante la llegada de un ciclón, independientemente de su potencia.
  • Conoce las categorías de los huracanes y su impacto.

Voz de América

Antoni Belchi

MIAMI, EEUU — La temporada de huracanes ha comenzado oficialmente este 1 de junio y se prolongará hasta el 30 de noviembre. Desde el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos en Miami los meteorólogos esperan “una temporada más o menos cerca de lo normal”.

“Estamos hablando de 12 a 17 sistemas nombrados. Sin embargo, tenemos que recordar que, independientemente del número de sistemas que estemos esperando, siempre tenemos que estar bien preparados para un sistema todos los años”, explica Anthony Reynes, meteorólogo del CNH en declaraciones a la Voz de América.

Los preparativos

Los expertos recomiendan “revisar un plan de contingencia” que consiste en tener todo lo necesario en caso de la llegada de un huracán, sin importar su potencia.

“Hay que estar bien seguro de que usted va a tener todo lo que necesite en caso de que uno de estos sistemas decida visitarnos, y estamos hablando de provisiones para su familia, además de todos los documentos importantes bien guardados y listos para que si usted tiene que evacuar, pues que se los pueda llevar consigo», dice.

Los huracanes son poderosos fenómenos meteorológicos caracterizados por vientos extremadamente fuertes y condiciones atmosféricas adversas. La intensidad de un huracán se clasifica en categorías basadas en la velocidad máxima sostenida del viento. A continuación, explicamos las diferentes categorías de huracanes, utilizando la escala de vientos en kilómetros por hora.

Categoría 1: Huracanes débiles (120-152 km/h)

Los huracanes de categoría 1 son considerados relativamente débiles en comparación con otros huracanes. Sin embargo, aún pueden causar daños significativos. Los vientos en esta categoría oscilan entre 120 y 152 km/h. Pueden derribar árboles pequeños, dañar estructuras móviles y provocar inundaciones costeras leves.

Categoría 2: Huracanes moderados (153-176 km/h)

Los huracanes de categoría 2 presentan vientos más fuertes que los de categoría 1, con velocidades que oscilan entre 153 y 176 km/h. Estos huracanes pueden causar daños más extensos, como la destrucción parcial de techos, árboles caídos y cortes de energía generalizados. Además, las inundaciones costeras pueden ser más graves.

Categoría 3: Huracanes fuertes (177-208 km/h)

Los huracanes de categoría 3 son considerados huracanes fuertes. Sus vientos van desde 177 hasta 208 km/h. En esta categoría, los daños pueden ser significativos, incluyendo la destrucción de techos, daños estructurales en edificios y cortes de energía prolongados. Las inundaciones costeras se vuelven más graves y el oleaje puede ser peligroso.

Categoría 4: Huracanes muy fuertes (209-251 km/h)

Los huracanes de categoría 4 representan una amenaza considerable y tienen vientos que van desde 209 hasta 251 km/h. Estos huracanes pueden causar daños catastróficos, incluyendo la destrucción de viviendas y edificios, así como inundaciones severas en áreas costeras. Las evacuaciones masivas y la interrupción generalizada de servicios son comunes.

Categoría 5: Huracanes extremadamente fuertes (252 km/h o más)

Los huracanes de categoría 5 son los más destructivos y peligrosos. Con vientos de 252 km/h o más, estos huracanes pueden causar una devastación masiva. Los daños incluyen la destrucción total de viviendas y edificios, así como inundaciones catastróficas en áreas costeras. Las evacuaciones son necesarias para proteger vidas y los servicios básicos pueden quedar completamente interrumpidos.

El fenómeno de El Niño

Este año, sin embargo se dan las condiciones del fenómeno de El Niño. “El Niño es un fenómeno, que todavía en términos de ciencia no estamos 100 % seguros de qué es lo que lo causa, que lo que hace es que en ciertas épocas, específicamente cada tres a cinco años, vemos que hay un cambio en las aguas del Pacífico y en las áreas cerca del trópico», comentó Reynés.

Estos cambios provocan “un calentamiento por encima de lo normal, de entre 1oC a 3oC”, de manera que “tiene un impacto directo sobre los vientos y su circulación en la atmósfera”, lo que acaba provocando que “normalmente en el Atlántico se hace más difícil la formación de ciclones”.

“Cuando tenemos actividad de El Niño, con aguas un poco más cálidas en el trópico del Pacífico, tiene un efecto sobre la atmósfera del Atlántico que tiende a reducir la actividad de ciclones durante el año”, agrega Reynés aclarando que, a pesar de esta situación, “no hay que bajar la guardia y estar prevenidos ante la posibilidad de un ciclón”.

¿Qué países están en alerta?

La costa Este de Estados Unidos, México, Centroamérica y los países caribeños que dan al Atlántico son los países que pueden verse afectados por la llegada de un ciclón.

“Hay que tener alimentos enlatados no perecederos para todos los miembros de la familia, para por lo menos siete días y también agua embotellada”, detalla el meteorólogo experto en huracanes sobre lo que no puede faltar en las casas.

¿Cuándo hay más actividad ciclónica?

Aunque la temporada de huracanes dura seis meses, lo cierto es que las estadísticas señalan que “en agosto y septiembre” son los meses en los que suele haber una actividad mayor. Pero Reynés insiste en que esos datos no deben hacer confiar a la población porque “un huracán puede llegar en cualquier momento de la temporada”.

Sobre eso, aclara también que a pesar de que los ciclones son popularmente conocidos por los fuertes vientos que acarrean, Reynés recuerda que son las grandes cantidades de agua de la marejada ciclónica lo que supone un peligro para la población, ya que puede provocar grandes inundaciones.

“No podemos olvidarnos del impacto del agua, específicamente de la marejada ciclónica, que es históricamente el aspecto de los huracanes donde más gente muere en uno de estos eventos”, comenta el experto.

En esa línea, recalca que la población podría verse “expuesta al peligro” si viven cerca de la costa, reciben un aviso de evacuación y deciden quedarse en casa. “Esto es bien importante porque, como vimos en el huracán Ian el año pasado, una marejada ciclónica de un huracán fuerte puede alcanzar entre 5 y 10 pies de altura (15 a 30 metros), que ya puede estar cubriendo el primer nivel de una estructura promedio”, afirma.