Coma, a defender lo indefendible: el desastre de las vacunas rusas…

Aunque las interpelaciones han perdido sentido, fuerza y contundencia, la del ministro Francisco Coma puede sacar a flote la porquería de las vacunas rusas y la pérdida de cerca de Q300 millones.

Gonzalo Marroquín Godoy

El artículo 166 de la Constitución de la República contempla el derecho de los diputados a interpelar a ministros y viceministros, como un medio de fiscalización del Legislativo sobre cualquier tema o negocio que realiza el Ejecutivo, sobre todo, cuando no hay transparencia o es evidente la incapacidad de ejecución de determinado ministerio.

La interpelación puede considerarse como un juicio político en contra de los ministros, quienes son citados para responder a una agenda de preguntas y temas específicos, con el fin de concederles la oportunidad para que expliquen todo aquello que, a juicio de los diputados interpelantes, se ha hecho mal.

Lamentablemente, han sido las propias legislaturas –la actual y las anteriores–, las que han debilitado la institución de la interpelación, hasta llevarla al extremo en que nos encontramos ahora, cuando acudir al Congreso ha dejado de ser delicado para los altos funcionarios públicos.

El desgaste es tal, que las interpelaciones pasan sin pena ni gloria, mientras que hace algunas décadas servían para mostrar una radiografía de lo que sucedía en algunos ministerios.

La falta de seriedad de los diputados es tal, que para la sesión de mañana jueves están en agenda cuatro interpelaciones, lo que anticipa que en ninguna de ellas se podrá avanzar y mucho menos profundizar lo necesario para ver los males manejos de los ministerios de Energía y Minas (MEM), de Cultura y Deportes, de Educación y de Salud Pública.

Viendo el listado de joyas, hay que concluir que los cuatro titulares de estas carteras merecen ser interpelados, por opacidad e inutilidad. Por razones de espacio, voy a referirme a la última de estas interpelaciones, la del ministro Francisco Coma, cuya cartera está a punto de perder nada menos que unos Q300 millones a causa del oscuro y hasta estúpido negocio que se llevó a cabo el año pasado con la compra de dieciséis millones de vacunas rusas Sputnik V, de las cuales se habrán vencido para mañana más de 3 millones de dosis.

Mucho se ha escrito y voy a resumir solamente algunas de las anomalías que se dieron en esta compra, a todas luces irresponsable: a) se negoció por medio de un intermediario; b) las Sputnik V no estaban –ni están– autorizadas por la OMS para combatir el covid-19; c) se pagaron Q641 millones por ocho millones de dosis por adelantado, sin tener un calendario y obligación del vendedor para hacer las entregas; y d) Guatemala no cuenta con la capacidad y logística ideal para utilizar esta vacuna, que requiere un enfriamiento especial.

Cierto es que no fue el ministro Coma quien llevó a cabo la negociación, pero él debió contemplar todo lo sucedido cuando aceptó el llamado del presidente Giammattei para ascender al cargo dejado por la exministra Amelia Flores.

Sobre él pesan muchas de las culpas o responsabilidades de lo que ha seguido sucediendo desde entonces. Primero, no se corrigieron los errores y deficiencias en la campaña de vacunación, al extremo de que Guatemala es uno de los países que muestra menor efectividad en inmunizar a la población. 

Nunca se hizo una eficiente campaña para crear conciencia en la población sobre la importancia de la vacunación, ni se resolvieron las deficiencias para el manejo de estas vacunas.  Él debe explicar las causas y consecuencias de haber tirado esa millonada de dinero a la basura.

Se le debiera preguntar quienes tuvieron que ver en la cadena de mando para decidir esa compra.  No son pocos quienes piensan que hubo coimas –soborno– de por medio.  Es difícil pensar que una ministra seria y responsable pudiera firmar un contrato tan leonino contra Guatemala y tan flexible para los rusos.  Peor aún, ¿por qué no se ha declarado aún lesivo, cuando falta ejecutar la compra de otras ocho millones de vacunas?

Ojalá que esta interpelación no quede como otras, en las sombras, sin respuestas y sin conclusiones.  Ojalá que la oposición tome esta gran oportunidad para demostrar la forma en que se viene trabajando en la administración de la alianza opositora. ¿Por qué prevaleció en la negociación el interés ruso y no el de Guatemala?

Este ha sido uno de los negocios mas oscuros y onerosos de los últimos tiempos, porque además se jugó con la salud del pueblo.  Si no se hubiera dado la injerencia de países amigos donando millones y millones de vacunas de otras marcas, la situación sería catastrófica.

Coma, por dignidad, debiera renunciar.  Coma, por inteligencia y astucia, no debió aceptar un ascenso tan comprometido.  Esos Q300 millones perdidos podrían servir para combatir la desnutrición –también su responsabilidad–, mejorar o abastecer correctamente los hospitales… en resumen, para salvar vidas.

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