Barça, campeón de una nueva era: la mano de Flick y el golpe al Madrid

  • LaLiga expira, pero ya tiene nuevo campeón. Barcelona logró cosas impensables bajo las órdenes de Hansi Flick, el técnico que marcó el nuevo rumbo de los azulgrana

José María Salvado

MADRID – Al inicio de la temporada, los seguidores del Real Madrid sentenciaban «el sextete». No sólo no llegó, sino que termina la temporada y el era de Carlo Ancelotti sin ningún título.

El Barcelona volvió a coronarse campeón de la Liga española tras vencer con autoridad 2-0 al Espanyol, en un partido que selló no solo el título, sino también el cambio de rumbo de un club que parecía sumido en la incertidumbre hace apenas un año. Con esta consagración, el Barça confirma que el proyecto de reconstrucción no solo va por buen camino, sino que ya da resultados. Y detrás de esta transformación hay un nombre que destaca por encima de todos: Hansi Flick.

La influencia de Flick: orden alemán, esencia catalana

Flick llegó con una tarea monumental: revivir a un equipo fracturado, con estrellas cuestionadas y jóvenes sin brújula. Lo que consiguió fue extraordinario. Logró que veteranos como Lewandowski y Ter Stegen recuperaran su mejor versión, y al mismo tiempo dio protagonismo total a una nueva camada dorada: Lamine Yamal, Pedri, Gavi (hasta su lesión), Fermín López, y Balde se consolidaron como pilares de un estilo renovado.

Otro golpe de mesa fueron las cuatro victorias en juegos oficiales del club catalán frente a su eterno rival de Madrid. No fue poca cosa, fueron goleadas y victorias contundentes de Flick al técnico con más títulos en la historia del RealMadrid. Ancelotti lució mal ante su contraparte.

El alemán no intentó imitar la era Guardiola, pero entendió algo esencial: el ADN del Barça exige control, juego posicional y atrevimiento. Lo mezcló con pragmatismo y una disciplina táctica que el club no tenía desde tiempos de Luis Enrique. El resultado: un equipo equilibrado, con transiciones limpias, presión alta eficiente y una identidad clara.

¿Y ahora qué?

Barcelona está en el inicio de un nuevo ciclo. El título de Liga y la Copa del Rey no son puntos de llegada, sino de partida. La clave estará en mantener la columna vertebral del equipo, reforzar posiciones clave (especialmente un central de jerarquía y un mediocentro más físico) y seguir confiando en La Masía. Flick parece tener la confianza de la directiva y del vestuario, y el entorno respalda.

Sin embargo, el gran desafío será el regreso a la élite europea. La Champions sigue siendo la medida final, y aunque aún está un escalón por debajo de los gigantes actuales (City, Bayern, incluso el PSG reconfigurado), este Barcelona ya ha demostrado que está de vuelta.

Real Madrid: la presión de la sombra azulgrana

En el otro extremo, el Real Madrid queda en una posición incómoda. Si bien ganó la Champions hace dos temporadas, su proyecto muestra síntomas de desgaste. La llegada de Xabi Alonso al banquillo ilusiona, pero el legado de Ancelotti —debilitado por una temporada sin títulos domésticos— pone al nuevo técnico bajo una presión inmediata.

El problema no es solo perder la Liga. Es perderla ante un Barcelona que está construyendo futuro mientras el Madrid sigue dependiendo de la brillantez de jugadores veteranos y espera un salvavidas en Mbappé. No hay margen para el error, y Xabi Alonso lo sabe: llega no solo a reconstruir, sino a ganar ya.

Un Mundial de Clubes sin el Barça: contradicción del sistema

Paradójicamente, el nuevo campeón de España y de la Copa del Rey no estará presente en el Mundial de Clubes 2025 en EE. UU. debido al sistema de clasificación basado en ciclos anteriores de la Champions. Es una ausencia que se notará: el Barcelona es uno de los clubes más seguidos del planeta, y su historia en la competición internacional es profunda. Que no participe tras una temporada brillante evidencia las fallas del sistema de acceso.

Mientras tanto, el Real Madrid sí estará presente, gracias a su corona europea de 2022, pero con un equipo que ya no domina en España y cuyo proyecto está en plena transición. Una muestra más de que el fútbol de clubes a nivel global vive un momento de desajuste entre méritos deportivos actuales y la inercia de glorias pasadas.

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