La autoridad sanitaria de Brasil aplazó este martes la votación para autorizar el cultivo de marihuana con fines medicinales y científicos, parte de un largo proceso que encuentra resistencias en el gobierno ultraconservador de Jair Bolsonaro.
La Asociación Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) tomó la decisión a pedido de dos de sus cinco directores que solicitaron más tiempo para revisar las propuestas presentadas: una para autorizar el cultivo de cannabis a empresas e instituciones científicas, y otra para el registro de medicamentos a base de la planta.
«Sin investigación no hay avances para determinar el potencial terapéutico» de los medicamentos a base de marihuana, defendió el presidente de Anvisa, William Dib, al presentar su voto favorable a ambos proyectos durante una audiencia pública. La reanudación de la votación no tiene fecha prevista.
Dib estima que unos 13 millones de pacientes se beneficiarían por la reglamentación, según afirmó en una entrevista con el diario Folha de S. Paulo.
Personas con enfermedades como esclerosis múltiple, epilepsia grave, autismo, dolores crónicos, Parkinson, algunos tipos de cáncer y patologías neurológicas deben pagar altos costos para importar medicinas a base de cannabis, y con un cambio en la regulación bajarían los precios.
El cultivo de marihuana está prohibido en Brasil, pero apoyada en una ley de 2006 la justicia ha autorizado a algunos individuos o familias a plantar cannabis en sus casas tras justificar la necesidad médica.
Aun con el cultivo restringido, el uso de medicamentos a base de marihuana se ha abierto paso en Brasil poco a poco desde 2014, cuando comenzaron a importarse excepcionalmente productos a base de cannabis medicinal.
En los años siguientes Anvisa permitió a particulares -con justificación médica- importar medicamentos con cannabidiol (CBD) y tetrahidrocannabinol (THC), dos componentes obtenidos de la marihuana; y el spray Mevatyl fue el primer (y único) medicamento a base de cannabis registrado para su venta en Brasil.
Presentada en junio, la propuesta de Dib prevé que empresas e instituciones científicas puedan producir la marihuana con fines medicinales y de investigación, mediante cultivos en lugares cerrados, con estrictas medidas de seguridad y fiscalización, y cuotas de producción definidas por técnicos de Anvisa.
El objetivo, argumentó, es mejorar la calidad de los medicamentos en comparación con los importados, desarrollar la investigación y evitar el aumento de autorizaciones por vía judicial del cultivo individual o por familia.
Pero la posible flexibilización del cultivo rechina en algunos sectores del gobierno.
El ministro de Ciudadanía, Omar Terra, ha calificado de «irresponsable» a Anvisa por promover la reglamentación.
En una entrevista reciente acusó a la agencia de favorecer un «lobby de grandes empresas» que buscan producir la marihuana. Anvisa «está interesada en el lucro, no está interesada en la salud de la población», dijo.