Hace varios meses, la tribu siux de Standing Rock, Dakota del Norte, se alzó en defensa del río Misuri, en una lucha desigual contra los intereses de las poderosas compañías petroleras y del proyectado oleoducto que pretende cruzar por su reserva. La violencia ha explotado, pero finalmente empiezan a llamar la atención del mundo, tras un conflicto largamente ignorado.
–Con información de Magalí Rey Rosa–
No estamos protestando, estamos protegiendo. Así explican jóvenes sioux la causa que han abrazado. Están dispuestos a dejarse matar, con el fin de impedir el paso de un oleoducto de más de US$3.800 millones por tierras sagradas dentro de territorio Lakota, que puede afectar el río Misuri, el más largo de Norteamérica. Es una lucha desigual por la naturaleza entre los pueblos ancestrales y el poder del petróleo, respaldado por los grandes intereses económicos de Washington.
Pese a la represión y el silencio inicial de la prensa, el movimiento ha ido cobrando fuerza con el paso de los meses. Ha logrado reunir por primera vez desde 1876 a la Gran Nación Sioux, a la que se han sumado al menos cinco pueblos originarios de Estados Unidos, además de recibir el apoyo de numerosas delegaciones desde Canadá hasta Ecuador, pasando por Guatemala.
Es un grave problema socio ambiental como pocas veces se ha visto en las últimas décadas en Estados Unidos. Gran cantidad de personalidades de prestigio mundial han llegado a dar su apoyo a los siux, entre ellos artistas de la talla de Robert Redford, Leonardo Di Caprio, Maryl Streep, Lenny Kravitz, Chris Hemswoerth o activistas y políticos como Al Gore, Jesse Jackson, y Bernie Sanders, entre otros.
Las manifestaciones pacíficas de los siux-lakota han sido reprimidas en varias ocasiones. Se ha utilizado a la fuerza pública, con perros, gases de mostaza, rifles de asalto y helicópteros, para intimidar a hombres, mujeres, niños y ancianos que no han cedido ante la violencia ni la represión; se ha recurrido a la captura de varios siux —en una ocasión hubo cerca de 120 capturas— y, desgraciadamente, ya hubo muertos.
En su afán por mantener en silencio lo que sucede, hay orden de captura contra la periodista Amy Goodman, conductora del programa Democracy Now (Democracia ya), y fue detenida la actriz Shailene Woodley, quien tuvo que pagar fianza para recobrar su libertad.
Ahora se les empieza a reconocer como protectores del agua, en contraste con la imagen de violentos revoltosos que de ellos ha tratado de transmitir la compañía Dakota Acceses PipeLine, curiosamente una firma a la que está vinculado directamente uno de los dos principales candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, e, indirectamente, Hillary Clinton.
Repudio al oleoducto
Esta tribu Sioux de Standing Rock se opone a este oleoducto de cerca de 2,000 kilómetros —desde Dakota, hasta Illinois y Texas— para trasladar medio millón de barriles de crudo por día, con el peligro que representa un derrame, como tantos que ya han ocurrido en otros puntos del país. Pero hay más efectos en contra de este pueblo valiente: el oleoducto pasa por el río Misuri cerca de su reserva, con el peligro de contaminación; destruye sitios sagrados para ellos y; destruye cementerios ancestrales.
El jefe de esta tribu, Dave Archimbault II, fija su postura y explica la solidaridad que ha encontrado en otros pueblos y de otras latitudes: Todos tenemos luchas parecidas, en que la dependencia que el mundo tiene a los combustibles fósiles nos afecta y lastima a la Madre Tierra. Es hora de proteger lo que para nosotros es lo más valioso.
Ahora, a orillas del Misuri se puede ver el crecimiento de este movimiento, que recibe con optimismo la noticia sobre la atención que Naciones Unidas pone sobre el tema. La relatora especial para los derechos de los pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, ya ha exigido que el gobierno de EE. UU. detenga la construcción del oleoducto, y un enviado especial de ese organismo internacional se encuentra ya en el lugar.
Hasta ahora han obtenido victorias parciales. Un juez federal ordenó la suspensión temporal, pero el peligro persiste. La influencia y poder de los grupos petroleros es grande. Es un choque entre ese poder económico —con influencias políticas— y los pueblos originales, ahora unidos tras una causa común.
Todos necesitamos del agua. El petróleo no puede beberse, dice Archimbault II, quien no esconde su satisfacción por la respuesta de otros pueblos originarios y de ciudadanos de todo el mundo.
Lo que hasta hace pocos meses parecía algo lejano, ha llegado a las noticias. Los grandes medios en Estados Unidos ignoraron por mucho tiempo la lucha de estos bravos siux, hasta que tanto apoyo y la firmeza del pueblo han terminado por mostrar que no cederán al poder de las petroleras.
La lucha se libra ahora en varios planos. En el legal, porque la Corte Suprema deberá decidir si se continúa con el proyecto; internacional, porque es parte ya de la agenda de Naciones Unidas con su relatoría especial y el debate continuará seguramente y; social, porque ha unido a los pueblos originarios y se manifiesta una solidaridad como no se había visto antes de parte también de otros sectores sociales, políticos y culturales.
Protegen el agua, protegen la vida, pero, sobre todo, luchan por sus creencias y convicciones sin importar lo desigual de las fuerzas.
PRESENCIA DE GUATEMALA
La reconocida ecologista guatemalteca, Magalí Rey Rosa, ha sido una de las muchas personalidades internacionales que ha viajado a Dakota para mostrar su solidaridad a los siux-Lakota de Standing Rock. A pesar del peligro de sufrir las acciones represivas que se han producido, ella llegó hasta el campamento con un mensaje de solidaridad: Agradecemos, honramos y saludamos a los valientes y pacíficos protectores del agua. ¡Estamos con ustedes!, dijo.
Según comentó, al conocer el caso intentó documentarse, pero comprobó que había demasiado silencio de parte de la prensa estadounidense, y decidió viajar personalmente, porque además considera que hay mucha similitud con lo que sucede y ha sucedido en Guatemala, en donde las fuerzas de seguridad actúan en contra de la población cuando se manifiesta, y pone como ejemplo el caso conocido como La Puya.
Ciertamente, activistas de este movimiento contra un proyecto minero quisieron hacer acto de presencia por medio de Rey Rosa, quien llevó una manta de solidaridad que entregó a los líderes sioux en el lugar. Desde Guatemala llega una manta de solidaridad a Dakota.