Editorial: Dólar a la baja genera incertidumbre

Plaza Mayor: 


Desde el fin de la II Guerra Mundial (1944), el dólar ha sido la moneda más importante del mundo. En países como Guatemala, bajo la influencia económica de Estados Unidos, el tipo de cambio se convierte en un factor determinante para la estabilidad —o inestabilidad— de la economía.

El comportamiento del tipo de cambio difiere de un país a otro por las condiciones internas; es extraño en este momento ver que la moneda estadounidense caiga en alguno de los mercados internacionales, y menos aún, al ritmo en que se viene depreciando en nuestro país.

Como ejemplo podemos citar lo sucedido al dólar frente al euro —la segunda moneda referencia del mundo—: en el último año se ha revaluado cerca de un 20 por ciento y continúa la tendencia al alza. Lo mismo sucede frente a otras monedas y, aunque hay excepciones, la divisa estadounidense muestra una solidez significativa, al extremo de recibir el sobrenombre de Superdólar, como ocurre en Argentina.

En el caso específico de Guatemala, se debe reconocer que el tipo de cambio ha mostrado una tendencia bastante estable —con leves deslizamientos a la baja— en los últimos años. Sin embargo, en 2016 se ha visto una devaluación constante del dólar, al extremo de sembrar, en este momento, fuerte incertidumbre entre exportadores y receptores de las remesas familiares, porque ven disminuido significativamente su poder adquisitivo con moneda local.

El Banco de Guatemala ha jugado un papel catalizador en el tipo de cambio para evitar las variaciones. El resultado ha sido una estabilidad sensible que traslada certeza a los mercados y es favorable para el comportamiento de la macroeconomía. Hasta ahora, esta política había funcionado.

Sin embargo, ahora se observa un comportamiento diferente del dólar, con una tendencia a la baja que no se detiene y afecta a dos sectores mencionados antes. Un quetzal muy fuerte hace menos competitivas las exportaciones guatemaltecas, mientras que un tipo de cambio inferior significa menos movimiento en el consumo.

Algunos economistas critican las intervenciones del Banco de Guatemala para controlar el tipo de cambio, por considerar que deben ser únicamente la oferta y la demanda las variables que influyan en la cotización de las divisas. Sin embargo, siempre hay otros factores determinantes, como pueden ser las políticas restrictivas en materia cambiaria dentro del sistema bancario, por ejemplo.

El peligro de blanqueo de capitales en el país ha llevado a un control estricto en el manejo de cuentas en dólares, lo que a su vez se traduce en un fuerte flujo de los billetes de moneda estadounidense hacia el mercado negro. Al poner los bancos restricciones para recibir dólares en efectivo, se produce un fuerte flujo de billetes de la moneda estadounidense hacia el mercado negro, en donde se empuja —por lógica— a la baja.

Como suele ocurrir con casi todos los fenómenos económicos, esta devaluación del dólar tiene diferentes efectos en los sectores de la economía, y no es tan fácil evaluar las consecuencias en el corto plazo. Algo positivo sería que las autoridades monetarias profirieran una explicación acerca de la política que se seguirá, sobre todo para poner fin a la incertidumbre y evitar una mayor especulación sobre el tipo de cambio en los distintos mercados cambiarios.

Este no ha sido un buen año para la economía nacional. Como Crónica señaló en fecha reciente, hay cierto estancamiento —derivado, en parte, por la incertidumbre que provoca la inestabilidad política imperante— a lo que ahora vendría a sumarse esta variante a la baja del dólar en el tipo de cambio.

Mientras en otras latitudes el dólar se ha visto fortalecido, en nuestro país, caso contrario, siembra incertidumbre.