Y si Trump gana, ¿qué nos puede pasar?

rodolfo bay1


A pocos días de las elecciones en EE. UU. el 8 de noviembre, todo parece indicar que Hillary va a ganar. Los últimos graves errores cometidos por Trump y la incertidumbre que provoca su candidatura, incluso entre los propios republicanos, parecen indicar que así va a ser. También el fuerte apoyo con los medios de comunicación masivos —a veces con mucha razón, aunque otras no tanto—, incide en que el resultado parezca bien cierto a favor de la señora de Clinton.

Además, la imagen de Clinton de estadista, moderada, y con experiencia en gobierno, dista mucho de la imagen de Trump, como un lonely rider. En los tiempos actuales que corren en la historia contemporánea del mundo, en el que la complementariedad entre los estados y las naciones hacen cada vez más importante que nos necesitemos unos a los otros, parecería ir, absolutamente, fuera de corriente.

No tengo que nombrar todas las fallas que ha cometido Trump, desde su potencial amistad con el Kremlin que a muchos genera escalofríos, hasta su trato despectivo en varios momentos de la campaña hacia las mujeres, los mexicanos, o el gobierno chino, temas que crean muchos anticuerpos. También los trapos sucios que sus enemigos se han encargado de sacar en momentos oportunos, como si los hubieran tenido guardados esperando el momento idóneo.

Pero a pesar de lo mencionado, bien justificado y con razones de fondo, todavía queda la duda. Las elecciones acerca del brexit en el Reino Unido —ya lo habíamos avisado en otro artículo de Crónica en la semana de dicha elección—, o acerca del tratado de paz con la guerrilla en Colombia, levantan ciertas dudas sobre el resultado final.

¿Y si hay votantes que esconden su preferencia por Trump porque no es lo políticamente correcto? ¿Y si las redes sociales están haciendo un trabajo en la sombra a su favor del que no nos damos cuenta? ¿Y si el votante está rebelde, y desconfía de lo que los medios de comunicación masivos, al servicios oculto muchas veces de intereses escondidos, les quieren vender?

Desgraciadamente, al votante muchas veces se le han ofrecido falsedades desde la prensa, que luego se han probado que eran erróneas. Y pudiera ser que esta vez pase como en el cuento de Pedro y el lobo, que ya el votante no va a creer que venga el lobo, aunque el lobo puede que esté en la puerta de su casa, esperando a que abran la misma.

Además, Hillary ha cometido graves errores de cálculo, su error en gestión política al violar temas de seguridad de estado, tema siempre tan sensible en EE. UU., con el mal uso que hizo de sus correos electrónicos oficiales en páginas y servidores no seguros. O lo que es peor, el insultar a la mitad de los votantes de Trump, llamándolos indeseables, un ataque fuera de lugar. Finalmente, su salud es una cuestión que genera dudas. Y aunque su marido Bill esté detrás, uno de los grandes presidentes de EE. UU. de esta era, quien se presenta en estas elecciones no es él, sino ella, y este tipo de temas crean incertidumbre.

Y no olvidemos un tema del que nadie habla ni quiere hablar —pues nadie quiere que pase—, pero que puede dar un vuelco en las elecciones, como pasó en unas elecciones hace ya varios años en España. Un atentado terrorista grave en EE. UU., incluso fuera de dicho país, pero que pueda afectar a sus ciudadanos, puede dar el vuelco a favor de Trump, como ya sucedió con atentados en EE. UU. y Europa en primavera y comienzos de verano. Pues aunque Hillary ha querido dar muestras de fortaleza, la visión de macho alfa todavía esta presente en el inconsciente de los votantes. Y si se sienten amenazados en su seguridad, como quizás la primera prioridad que importa al ciudadano estadounidense, el electorado se va a volcar hacia aquel que inconscientemente sientan le da más seguridad —sea correcta o no dicha elección—.

Con lo que, señores y señoras, el destino del mundo puede estar en manos de terroristas, pues lo que ocurra en esta elección parece que puede dar un cambio mayor al devenir de nuestro querido planeta.

¿Y si gana Trump, entonces qué pasa? Pues que en sus manos estará cumplir a cabalidad lo prometido o moderarse una vez adquirido el poder, que, por personalidad, no se sabe, aunque siendo el exitoso hombre de negocios que ha sido, uno pudiera pensar que sí va a poder. La cuestión es que quiera.

Pero en el interim, mientras se ve qué camino sigue Trump, el euro, y monedas refugio como el franco suizo se van a fortalecer, y el dólar debilitar. También las bolsas mundiales sufrirán fuertes caídas, sobre todo las que más pueden verse perjudicadas por el movimiento hacia unas políticas más proteccionistas de Estados Unidos, como pueden ser México o China, también los países árabes pueden sufrir de la inflexibilidad de Trump.

Quizás las bolsas de países refugio puedan ser la salvación a corto plazo, como la mencionada Suiza, o paraísos fiscales algunos venidos a menos como Mónaco, Liechtenstein, Luxemburgo, Panamá, las islas del Canal, Hong Kong, o similares. Finalmente los valores seguros como bonos de países occidentales, no tanto los de EE. UU. Hasta incluso la libra esterlina puede recuperarse un poco.

El comercio internacional también se puede ver afectado, si Trump sigue con sus amenazas de revocar el NAFTA, el TPP o las relaciones comerciales con China. Y esto va significar una contracción en el mismo que a corto-medio plazo obligará a los exportadores de todos los países a diversificar mercados, y buscar nuevos flujos de comercio con otras partes del mundo. Ahí yo veo grandes oportunidades para Guatemala en la región de la zona del Pacífico, donde confluyen las economías más dinámicas del planeta, dependientes, pero cada vez menos de Estados Unidos.

No quiero pensar más negativamente y que Trump se atreverá a construir un muro en la frontera con México, o si iniciará deportaciones masivas de inmigrantes ilegales, o si se pondrá a tasar las remesas, pues esto puede crear una época muy complicada para Centro América, pero más para Estados Unidos. Pues quiero recordar que en la última crisis del 2008-2009 Estados Unidos sufrió más que Centro América.

También quiero recordar que cada vez que un imperio construyó un muro de separación, una muralla, al final, cayó, como cayeron los emperadores chinos contra los mongoles, Roma contra los bárbaros, o la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia en contra de Occidente. Espero que Estados Unidos no cometa el mismo fallo, pues adelantaría la decadencia que siempre cualquier imperio ha tenido o tendrá a lo largo de la historia, por mucho que el mismo sea democrático o liberal, pues la historia se repite y es cíclica, y después de la abundancia, siempre viene la decadencia.