¡Vaya, vaya, la papaya…!

(Así les dijeron a muchos que ya se creían presidentes…)

LaRed
Por Crispino Picón Rojas

¡Úlugrun!, qué rollo terminaron siendo las elecciones del pasado domingo. Les cuento que muchos de mis colegas que forman La Red fueron contratados para atender a los presidenciables, quienes esperaban –casi todos– que los resultados les favorecieran… y así poder celebrar.
El que más se preparó para tener un gran purrún fue Manuel Baldizón (Líder), quien dedicó sus últimos días a romper el coche (alcancía) y viajar en su lujoso helicóptero rojo para fortalecer sus bases y organizar todo el acarreo que debía darle el triunfo en las urnas. Pero ahí está que no fue posible, porque su dinero no fue capaz, al fin de cuentas, de detener el somatón que se pegó.
Cinco meseros se pasaron en vela hasta la madrugada del lunes, esperando que les ordenaran abrir las botellas de champagne. Nada ocurrió. El pobre candidato montó primero en cólera, luego le cayó la depre al ver que su acérrima enemiga, Sandra Torres (UNE), no solo lo alcanzaba, sino lo pasaba, diciéndole ¡vaya, vaya, la papaya…!, a modo de burla.
La Doña, en cambio, resucitó con esta votación. Eso sí, pidió que no pasaran traguitos, sino café, porque se le ocurrió, de inmediato, empezar a diseñar su estrategia de segunda vuelta. Y con todo su comando de campaña les mandó el mismo mensaje a los empresarios, quienes la vieron perdedora. Les dijo ¡vaya, vaya, la papaya…! Y ahora, si no quieren correr demasiado riesgo, que piensen mejor el apoyo que le quieren dar a Mr. Jimmy Morales, el popular Neto de Moralejas.
Por cierto que el gran ganador de las elecciones –además de Torres– ha sido precisamente Morales, porque no solo invirtió muy poco en su campaña, sino que ahora puede pelear nada menos que por la Presidencia de la República, en octubre. Eso sí, uno de mis colegas escuchó que ya tiene lista su defensa para cualquier crítica que le hagan, basada en la canción del inolvidable Pedro Infante, que dice así:
… Si te vienen a contar
cositas malas de mí,
manda todos a volar
y diles que yo no fui.
Yo te aseguro que yo no fui,
son puros cuentos de por ahí.
Tú me tienes que creer a mí,
yo te lo juro que yo no fui.
A otro que le han dicho ¡vaya, vaya, la papaya…!, es al expresidente Alfonso Portillo, quien tuvo que sacar unos cuantos millones de sus ahorros para el cierre de campaña y no logró el torrente de votos que le ofreció a Chalo (Lizardo Sosa). Lo que es inexplicable, es cómo el TSE permitió su campaña engañosa hasta el último día, ya que lo presentaron siempre como candidato para diputado, cuando no podía serlo por su falta de honestidad cuando fue gobernante.
El que celebró como si hubiera ganado la Copa del Mundo fue Alejandro Giammattei (Fuerza), porque las encuestas no lo ponían en cuarta posición, pero resultó dejando atrás en el sprint final a Zury, Canela, Chalo, Gutiérrez y al pobrecito de Mario David García, que ya se hacía entre los grandes. Giammattei les dijo ¡vaya, vaya, la papaya…! y, por supuesto, pronto se puso con cara de bravo, que es la que más le gusta.
Volviendo al Rey de los aires (Baldizón) –por aquello de que se cayó de la nube en que andaba… y no le tocó…–, dicen que le recriminó a uno de sus asesores, ya que le aconsejó que no fuera a ningún debate, que se peleara con medio mundo, que defendiera a sus compinches corruptos –el vicepresidenciable Edgar Barquín y los diputados Manuel Barquín y Jaime Martínez– y que usara más helicópteros en sus mítines, porque así el pueblo lo miraría con más respeto. Nada de eso le funcionó al pobrecito y ahora deberá esperar cuatro años, porque se le oyó decir: De que me toca, me toca, aunque sea más tarde que temprano. Él cree que llegará antes a la Presidencia, que una Selección Nacional de fútbol a un Mundial.
Ahora hay un montón de diputados que harán cola para ver si les cae o no la CICIG y la justicia. Se dice que los que han quedado cerca de entrar al nuevo Congreso están a la espera de procesos y cambios, para que puedan decirles a los que caigan la popular frase ¡vaya, vaya, la papaya…!
Uno de tantos “memes“ dedicados a Manuel Baldizón, luego de los resultados finales.