Sin salud ningún pueblo puede alcanzar el desarrollo. En Guatemala, las carencias y deficiencias del sistema de salud pública son una historia sin fin. El nuevo gobernante ha prometido resolver el problema y de entrada lo tendrá que hacer con presupuesto recortado en Q1 mil millones. Todo parece indicar que la crisis continuará y se agravará en los próximos meses.
Álvaro Alay
La falta de médicos, medicinas, un deficiente e insuficiente programa de prevención y atención primaria y mala infraestructura hospitalaria son solo algunos de los problemas crónicos que afectan al sistema de salud pública del país y que el presidente Jimmy Morales aseguró enfrentará durante su gestión.
Sin embargo, los males que afecta a la prestación de los servicios de salud no terminan ahí, ya que a ello se debe sumar la corrupción que impera en la venta de medicinas y equipo médico al Estado y que ninguna administración ha querido enfrentar.
Esos lastres se expresan en una mala calidad de los servicios médicos, en mortalidad materna e infantil y desnutrición crónica y aguda en la niñez. Estos últimos impiden el desarrollo social y económico de la nación, pues afectan los procesos de aprendizaje de la población más pobre.
La mejora de los servicios de salud, que según el discurso de toma de posesión será la segunda prioridad del gobernante, de entrada se vislumbra cuesta arriba, debido a que el presupuesto del Ministerio de Salud para este año, en comparación con 2015, se redujo en Q1 mil millones, y de ese monto Q271 millones estaban destinados a la prevención de enfermedades, un problema al que no se le da importancia, a pesar de ser vital para mejorar las condiciones de salud de la población guatemalteca.
Radiografía
Respecto de la salud, recientemente la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) ha llevado a cabo monitoreos y supervisiones, por medio de los cuales ha determinado que el sistema nacional en este rubro enfrenta la peor crisis documentada, golpeando fuertemente los tres niveles de atención.
El primer nivel está integrado por los Puestos y Centros de Salud, que son el primer contacto de la población con los servicios de salud públicos y que tienen, entre otras acciones, la promoción y prevención de problemas de salubridad.
El segundo nivel atiende a los enfermos referidos por el nivel primario y lo conforman Centros de Salud con capacidad de internamiento, los cuales están situados en áreas de difícil acceso y atienden partos no complicados y atención materno-infantil.
El tercer nivel lo constituyen los servicios prestados por los hospitales distritales, departamentales, regionales y de referencia nacional.
Las supervisiones de la PDH determinaron que se tiene un déficit de personal médico y de enfermería, al extremo de que los médicos atienden un promedio de 15 a 30 pacientes diarios en las áreas de consulta externa, y luego también a los pacientes en de encamamiento.
Para los turnos solamente quedan uno o dos médicos para las áreas de emergencias y pisos, lo que satura los servicios y genera largas horas de espera. A ello se suma el que el personal de enfermería cumple las funciones de secretaría y en sus turnos están a cargo de 20 a 40 pacientes. También hay déficit de personal en las áreas de laboratorio, rayos X, mantenimiento, lavandería y cocina, entre otras.
Asismismo, ha existido un desabastecimiento constante de materiales y reactivos, llegando al extremo de no contar con guantes, jeringas, tubos para extracción de sangre, entre otros materiales quirúrgicos. Es decir, se han dejado de realizar incluso los exámenes de laboratorio más básicos, como glucosa, por la falta de reactivos. Además, los aparatos están deteriorados y sin el mantenimiento adecuado.
En lo referente al mobiliario y equipo, no se les brinda mantenimiento y solo se revisan cuando fallan o dejan de funcionar. La mayor parte del personal lleva su propio equipo médico, como el estetoscopio, que sirve para explorar los sonidos producidos por los órganos de las cavidades del pecho y el abdomen, y el esfigmomanómetro, que mide la fuerza y frecuencia del pulso.
También se evidenció falta de camillas por servicio, sillas de ruedas, atriles, lámparas de cuello de ganso, termómetros, otorrinolaringoscopio, ventiladores y monitores. Hay aparatos de radiología y centrífugas que desde hace un año no han sido reparados.
Mala infraestructura
La infraestructura de los nosocomios no queda afuera de esta crisis, si se toma en cuenta la falta de pintura, baños en mal estado, lavamanos sin funcionar, paredes con humedad y goteras. En cuanto a insumos de limpieza, se cuenta con existencia mínima de cloro, jabón, detergente, desinfectantes, escobas, entre otros artículos de primera necesidad.
A esto se suman los Centros y Puestos de Salud, los cuales también están enfrentando una crisis similar, pues el área hospitalaria está saturada, lo que deriva en que un gran número de pacientes que acuden a buscar solución a sus problemas de salud deban ser enviados a los hospitales nacionales de referencia, específicamente al Roosevelt y San Juan de Dios, que están ubicados en la capital.
Todo lo anterior evidencia una violación a los derechos humanos a la vida y a la salud, toda vez que será imposible determinar la cantidad de muertes que esta crisis está provocando. Lo más alarmante hasta el día de hoy es que, a pesar de los constantes cambios de autoridades en el Ministerio de Salud, no se visualiza ninguna mejora, concluye el informe de la Procuraduría de los Derechos Humanos.
Con menos presupuesto
Para este año, la cartera de Salud tendrá Q1 mil millones menos que en 2015, y esto sin duda dificultará la promesa del presidente Morales de mejorar el servicio de atención médica.
De esa cantidad, se redujeron Q60 millones para el tratamiento del virus de inmunodeficiencia humana (VIH-sida), Q9 millones para servicios de maternidad y Q32 millones para el combate de la desnutrición, mientras que para el rubro de medicina preventiva y fomento de la salud se recortaron Q271 millones.
Es por ello que expertos pronostican que este año se agravará la crisis de salud, que, de hecho, ya es la peor se ha registrado, debido a que se tienen menos recursos económicos.
Arlyn Jiménez, analista investigadora de la Coordinadora de ONG y Cooperativas (Congcoop), comentó que es poco lo que se puede lograr en este año, debido a que del presupuesto de la cartera de Salud más del 90 por ciento se va en pago de salarios y funcionamientos, luz, agua, personal, insumos y medicamentos. Consideramos y nos pronunciamos cuando el Congreso aprobó ese presupuesto, porque, con esto, la crisis ya es permanente y se puede agudizar, advirtió.
También planteó que el presupuesto destinado a salud se debe distribuir de manera equitativa, con base en indicadores de pobreza y pobreza extrema, así como de mortalidad materna e infantil, porque los departamentos que reportan grandes índices de estos males son los que menos recursos reciben.
La reducción presupuestaria va en contra de lo que los expertos consideran que se debe priorizar. Jorge Lavarreda, investigador asociado del Centro de Investigaciones Económicas y Nacionales, indicó que para ir resolviendo el crónico problema del sistema de salud se debe tomar control de la dirección de recursos humanos, y de ahí se tiene que hacer una repartición de recursos humanos con énfasis en la prevención.
De igual forma, manifestó que se tiene que hacer un cambio para trabajar en la prevención, debido a que únicamente se atiende cuando las personas ya están enfermas, lo cual es más complicado, por lo que propone que se lleve a cabo una transición de emergencia y curativa a primaria y preventiva.
Asimismo, agregó que el personal debe de tener competencias para lo que es contratado, pues la capacitación es urgente, pero además programas continuos para que garanticen a un personal capacitado.
Servicio fragmentado y mala planificación
Además de estos problemas que han perjudicado a la población y le ha vedado el derecho a un servicio constitucional, existen otros inconvenientes, como un servicio de salud fragmentado, mal administrado y sin políticas de Estado.
Arlyn Jiménez indicó que los problemas principales del sistema nacional de salud son que está fragmentado, porque existe la salud privada, la militar y la seguridad social, y que además de eso es inequitativo y excluyente para personas que viven en pobreza y pobreza extrema.
El Ministerio de Salud es el ente rector de ese sistema de salud y se ha venido debilitando, y se ha debilitado la rectoría para poder cumplir con esos niveles de la salud. Con ese debilitamiento de la cartera de Salud se ha beneficiado la salud privada, si se toma en cuenta que el sector salud a nivel público únicamente alcanza los mil 300 centros, mientras a nivel privado supera los 7 mil centros autorizados, dijo la experta de Congcoop.
Adrián Chávez, analista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Ipnusac), concordó con lo expresado por Jiménez.
Lo que hay que tener claro es que los problemas que vemos en el sistema de salud son consecuencia de un abandono sistémico y estructural promovido dentro de las políticas de ajuste estructural impuestas desde los años 90, tendientes a reducir las capacidades del Estado y a promover la participación privada en la provisión de servicios de salud, expresó especialista del Ipnusac.
El desfinanciamiento y los modelos de atención excluyentes han provocado que el Estado brinde una atención deficiente y pobre dirigida al segmento población más pobre, y condiciona a los demás segmentos de población a que busquen alternativas de solución en los proveedores privados, añadió.
En el área administrativa es evidente el desabastecimiento de medicamentos, insumos y equipo necesario para brindar un servicio oportuno y de calidad a la población que acude en busca de una respuesta a sus problemas de salud.
Focos de conflictividad laboral
El otro gran problema que enfrenta la salud pública son los múltiples focos de conflictividad laboral generados por la falta de recursos para brindar una atención digna, el atraso en el pago de salarios, la inestabilidad laboral, la falta de incentivos y los sueldos miserables, explicó Chávez.
Respecto de las finanzas, no solo se trata de la escasa cantidad de recursos asignados a la cartera, sino también de que los escasos recursos están siendo distribuidos de manera inequitativa y que muchos se pierden por la corrupción enquistada en el sistema.
Jiménez indicó que la corrupción imperante en el Estado es otro lastre, debido a que se hacen negocios con las farmacéuticas, lo cual debilita el accionar de los centros de atención públicos.
Asimismo, el experto del Ipnusac resaltó que los problemas administrativos que se mencionan tienen su origen en los mecanismos utilizados para designar a las personas en los distintos puestos de dirección, debido a que normalmente estos puestos se definen por compadrazgo o clientelismo político.
A ello se suma a falta de méritos profesionales y la carencia de conocimiento de salud y administración pública, lo que repercute en el proceso administrativo y provoca el retraso en los procesos de adquisición o el favorecimiento de intereses particulares.
Inestabilidad y falta planes
Mario López Castillo, expresidente del Colegio de Médicos de Guatemala, señaló como otro mal que afecta y debilita la administración del sistema de salud público que en los últimos años se haya cambiado de ministros y no se les haya dado continuidad a los proyectos de mediano plazo, lo cual ha generado caos, sumado al cierre de emergencias y consultas.
Cómo es posible que todos los trabajadores de salud pública, a excepción de los médicos que hacen el trabajo día a día, tengan atrasados los salarios, agregó el expresidente del Colegio de Médicos de Guatemala.
Otras de las situaciones perjudiciales, de acuerdo con los expertos, es que no hay un plan estratégico de un período de gobierno a otro para darle continuidad a los programas, y es por ello que los mismos problemas que se ven hoy en la salud son los mismos que se vivieron hace 40 o 50 años. No hay cambios sustanciales, con el paso del tiempo, aseguraron.
Como médicos sabemos dónde están los departamentos con más problemas en la cobertura de salud, pero el Estado ha creado programas mal encaminados. Tenemos que imitar lo que hacen en otros país, debemos tener células y darle continuidad a la atención primaria. No reciben la cantidad de hierro, ácido fólico, las madres que resultan embarazadas, (lo que) encamina (al país) a los índices de pobreza, subrayó López Castillo.
Asimismo, expresó que los índices de desnutrición que se mantienen en Guatemala y la falta de un servicio de salud perjudican el desarrollo de un infante hasta al punto que no tiene buen rendimiento en la escuela, debido a que no está bien alimentado, lo cual repercute en el desarrollo de la nación.
Expectativas
López Castillo comentó que para ver cambios sustanciales no alcanzarán los primeros 100 días del nuevo gobierno, e indicó que, con optimismo, en un año se espera que haya cambios, debido a que es un sistema colapsado y no se pueden ver cambios sustanciales, por lo que se debe esperar a que se apruebe un nuevo presupuesto para 2017; de no ser así, la crisis en el sistema de salud podría continuar el próximo año.
El analista del Ipnusac no coincide con esa aseveración, pues aseguró que es un problema histórico y estructural, por lo que es imposible que en un período administrativo de gobierno se evidencien grandes cambios.
Sin embargo, resaltó que con voluntad, pero sobre todo con decisión de cambiar las cosas, en cuatro años podrían sentarse las bases para generar los cambios necesarios para que el Estado se reivindique con la población y asuma con responsabilidad la obligación constitucional de garantizar la salud a la población guatemalteca.
Donaciones y suspicacia
No hay almuerzo gratis, reza un refrán popular. En su discurso de toma de posesión, el presidente Jimmy Morales anunció la donación de Q100 millones en medicinas e insumos médicos que empresas farmacéuticas y una fundación hicieron a su gobierno.
Nadie cree que esta ayuda sea desinteresada y se sospecha que, a cambio, los donantes pedirán o esperan contratos con el Estado para la venta de medicinas y equipos médicos. Sin embargo, Morales jura y perjura que el regalo es desinteresado.
Lo que sí es un hecho es que hasta el momento no se ha hecho público el nombre de las farmacéuticas, y ello arroja una sombra de opacidad sobre un gobierno que se comprometió a ser transparente.
Se han dado especulaciones de que hay acuerdos bajo la mesa; no hay ninguno y no se va a favorecer a nadie. Se hizo un llamado a la conciencia, ha subrayado Morales al ser consultado al respecto.
En su primera conferencia de prensa, el gobernante anunció el pasado 25 de enero que con las líneas de acción que ha llevado cabo el Gobierno, junto con el donativo de personas particulares y la industria farmacéutica, se ha logrado repartir hasta el momento cerca de Q50 millones en equipo médico, medicinas y material quirúrgico en más de 30 hospitales del país.
No se conocen los nombres precisos de las personas o instituciones que han realizado las donaciones, como tampoco el monto de cada una de ellas.
Gracias a nobles corazones, amigos de nuestro hermoso país y a la Industria Farmacéutica Nacional iniciamos la entrega de aproximadamente Q100 millones en medicamentos para solventar la crisis hospitalaria nacional, pero, repito, los guatemaltecos no debemos vivir de donaciones, es nuestro deber tributar y administrar íntegramente nuestros propios recursos, comentó el gobernante en su página de Facebook.
De igual forma, el vicepresidente Jafeth Cabrera compartió en sus redes sociales que la donación incluye camillas, aparatos para diálisis, monitores cardiacos, respiradores, sillas para odontología, medicinas genéricas de alta calidad y material hospitalario, quirúrgico, antibióticos, analgésicos y de tratamientos.
¿Quién ha hecho las donaciones? La transparencia obliga a que se divulgue, para evitar sorpresas mayores más adelante.