Un por qué del ocaso de Ricky Ricón Baldizón


JUAN MANUEL RODRIGUEZJuan Manuel Rodríguez G.

Hace unos meses, antes de la famosa Línea, Manuel Baldizón se consideraba el virtual ganador de las elecciones que se celebrarían en Guatemala. Con una prepotencia desbordante, se autodenominaba en su campaña el candidato que le toca. Por nuestro triste historial, se aprovechaba de la tendencia que se ha observado en los procesos democráticos: el candidato que quedó en la segunda posición de las elecciones pasadas, es al que le toca quedar en primera posición en las siguientes elecciones. Baldizón se daba el lujo de no asistir a ningún debate. Aires de superioridad, helicópteros, y guardaespaldas que resguardaban al virtual presidente de Guatemala. ¿Leyes? Para Baldizón esa palabra no existe. Aunque superó el presupuesto autorizado para campaña por el TSE, utilizó recursos novedosos para darle la vuelta a la ley: partidos de cartón para pautar sobre el gran Líder, campañas para desincentivar al voto urbano, y descarada campaña del mismo partido, aun con la prohibición. Todo indicaba que el mesiánico Baldizón se sentía en una gran finca, como siempre se ha sentido en Petén, solo que esta vez a nivel nacional. Lo que Baldizón no podía controlar, era todo lo que sucedía fuera de sus manos, mientras él ya sentía tocar el Olimpo. El Gobierno de Otto Pérez Molina entra en una crisis total, y es cuando se declara, rotundamente, el ocaso de Ricky Ricón Baldizón. ¿Cómo pudo desmoronarse tan rápido?

Existen varios motivos que considero son los que contribuyeron a la caída del mesiánico. En meses, la clase política actual se vio completamente desprestigiada, hasta tal punto que en las urnas se observaría un declarado apoyo al candidato antipolítico Jimmy Morales. El desprestigio que sufre la clase política es tan fuerte, que Baldizón es el máximo representante de la misma: él representa todo lo que se denunciaba, y todas las clases sociales llegaron a la conclusión de que Baldizón era una prolongación de la corrupción, nepotismo, saqueo al Estado y abuso que significaba el Gobierno actual. Él no contaba con que la percepción del guatemalteco se iba a ver modificada de forma radical en cuestión de cinco meses. Y no solo la percepción, sino también la paciencia: en todos los departamentos del país, se pronunció un fuerte rechazo a este partido, evitando que pudieran realizar su campaña, mítines, etc. Baldizón representaba ese status quo que tanto se quiere eliminar.

Baldizón no contaba tampoco con un Jimmy Morales, que en las elecciones pasadas aparecía como candidato para la alcaldía de Villa Nueva, pasando desapercibido como una simple curiosidad de las pasadas elecciones. Lo que no sabía, es que esta vez Jimmy Morales iba, pero a la Presidencia, sin saber que la misma coyuntura lo posicionaría como el candidato salvavidas: en una crisis tan fuerte, el único que no tenía tachas ni colas que le machucaran era el outsider de la política. Bonachón,…conocido por todos, pero como comediante: el timing fue perfecto, ya que en ninguna otra elección Morales hubiera sido considerado como una propuesta factible. Pero así es la vida, cuando se tiene la suerte de estar en el momento indicado a la hora indicada.

Baldizón no contaba con una CICIG que se diferenciaría rotundamente del trabajo de los comisionados anteriores, para darle lugar a un trabajo intrínsecamente concatenado con el MP, en donde se declararía una guerra frontal al establishment que tanto ha desgastado la política en Guatemala. Su vicepresidenciable, Edgar Barquín, se vio envuelto en una supuesta red de lavado de dinero, que vendría solamente a ensombrecer más la imagen del partido y la ya sonada connotación del narcotráfico y Baldizón.

Baldizón cometió otro error de omisión: el voto de la clase media estaba tan indeciso, que fue este el que le dio el castigo para caer aun más en los resultados reales. No lo tomó en cuenta, sino más bien quiso desincentivarlo. Subestimó la inteligencia del guatemalteco.

Y Baldizón no contaba con otro detalle: Sandra Torres tiene estructuras bien definidas en los departamentos, que hicieron su trabajo, para poder posicionarla en un empate técnico con una inversión mucho menor que la de Ricky Ricón. La imagen que le crearon se volvió la antítesis del mesiánico: Sandra es paz. Sandra es esperanza. Sandra es Cacif. Sandra es Cayalá. Los votos que en algún momento pudieron ser para Baldizón, se fugaron para Sandra. Una opción más segura y menos tiránica, según este segmento de votadores.

Baldizón ha sido testigo de que el que escupe al cielo, en la cara le cae. El pueblo le ha expresado un rotundo rechazo y castigo. Sus millones no fueron suficientes para poder comprar credibilidad y honor. Hoy se marca un precedente en Guatemala: hoy el pueblo ha decidido que no le toca.

jmanuelrodriguezg@gmail.com

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