Un filme sobre el asesinato de Rabin apasiona a Israel

Un filme sobre el asesinato del exprimer ministro israelí Isaac Rabin, en el que la cámara adopta el punto de vista del asesino, un judío extremista, provoca apasionados debates en Israel.

Ocurrió hace 24 años, el 4 de noviembre de 1995, dos años después de los acuerdos de Oslo que debían llevara a una resolución pacífica del conflicto entre palestinos e israelíes.

En pleno corazón de Tel Aviv, hacia el final de una manifestación por la paz, un hombre disparó contra Rabin, que había firmado el acuerdo.

El nombre del asesino, Yigal Amir, un religioso extremista, todavía es sinónimo de trauma en Israel.

Por eso para el director de «Incitement» («Incitación»), Yaron Zilberman, era un riesgo dirigir una película biográfica sobre este hombre, personalización del mal.

La película sigue la vida del futuro asesino de Rabin, un estudiante seductor, con una madre dominadora y que busca la figura paterna entre los rabinos más extremistas.

Todo ello desde el punto de vista del asesino, que escucha las plegarias incendiarias de los rabinos contra los acuerdos de Oslo y participa en manifestaciones en las que se pide la muerte de Rabin.

A pesar de ser un tema espinoso, 160.000 personas fueron a ver la película un mes después de su estreno, muchas más de lo que suelen ira a ver cine israelí.

La película representará además a Israel en los Óscar en la categoría de mejor película extranjera.

«Incitement» acusa a parte de los políticos actuales, como el primero ministro Benjamin Netanyahu, de haber participado al clima social que contribuyó a la radicalización del futuro asesino.

«Me arriesgué a mostrar a Yigal Amir como un ser humano para desvelar le lógica, los factores que le llevaron a actuar», explica Zilberman.

«Entre estos factores hay al menos uno sobre el que podemos hacer algo para evitar el próximo asesinato, la incitación a la violencia», añade.

Muchas de las secuencias de la película mezclan imágenes de archivo con secuencias de ficción.

En una de ellas se ve a Benjamin Netanyahu durante una manifestación de la derecha en 1995 en Jerusalén en la que Isaac Rabin fue calificado de «nazi», «asesino» y «traidor» por los manifestantes.

Esta secuencia fue muy criticada por el ministro de la Cultura, Miri Regev, que considera que la película da a entender que Netanyahu participó directamente en una campaña pidiendo violencia contra Rabin, cuando en realidad, en esa manifestación, el futuro primer ministro pidió que no se llamara «traidor» a Rabin.

«Yigal Amir siempre ha sido presentado como un loco extremista, un asocial, un lobo solitario que actuó solo, sin ninguna afiliación política. Pero nos dimos cuenta de que esta visión era totalmente falsa», apunta el director.

Yaron Zilberman y sus coguionistas se basaron en evaluaciones psiquiátricas de Amir, en entrevistas con responsables de seguridad de la investigación y en reuniones con familiares del asesino, condenado a cadena perpetua.

También se entrevistaron directamente con él en prisión durante más de cien horas.

Según Yaron Zilberman, los dirigentes israelíes, empezando por Netanyahu, elegido primer ministro seis meses después del asesinato de Rabin, no tomaron las medidas necesarias para poner fin a la «incitación» a la violencia de esa época.

«Si en esa época se hubieran sacado las conclusiones adecuadas (…) estoy seguro de que la dirección política hoy sería diferente», asegura.

«Algunas personas que entonces estaban consideradas como locos hoy están dentro de la norma», afirma por su parte uno de los coguionistas de la película, Ron Leshem. 

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