Un estudio internacional sobre el estigma del peso revela experiencias generalizadas, también en la atención sanitaria

Más del 50% de los adultos encuestados en seis países afirman haber experimentado el estigma del peso, y aquellos que se autoestigmatizan y se culpan por su peso son más propensos a evitar la asistencia sanitaria, a hacerse revisiones menos frecuentes y a percibir menos respeto por parte de los médicos, según dos nuevos estudios del Centro Rudd de Política Alimentaria y Obesidad de la Universidad de Connecticut (UConn), en Estados Unidos.

Estos estudios, en los que se comparan las experiencias de adultos de Australia, Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, son los primeros multinacionales que examinan la relación entre el estigma del peso y los encuentros sanitarios negativos.

Descubrimientos

En cada uno de los seis países investigados, los participantes que habían experimentado el estigma del peso informaron de que los médicos los juzgaban con más frecuencia debido a su peso y sentían que sus médicos les escuchaban con menos atención o respetaban lo que tenían que decir.

Los investigadores también descubrieron que la interiorización de los prejuicios sobre el peso puede ser especialmente perjudicial para los comportamientos sanitarios, como la obtención de revisiones menos frecuentes y la evitación total de la atención sanitaria.

«A pesar de décadas de estudios sobre el estigma del peso, se carece de investigación comparativa internacional –explica Rebecca Puhl, autora principal del estudio y subdirectora del Centro Rudd–. Ha llegado el momento de reconocer el estigma del peso como una injusticia social legítima y un problema de salud pública en muchos países del mundo, y la investigación multinacional puede informar los esfuerzos para abordar este problema a escala mundial».

Datos de interés

  • Sobre la base de una declaración de consenso internacional de 2020 en la que se pide la eliminación del estigma del peso, apoyada por más de 100 organizaciones médicas y científicas de todo el mundo, los investigadores se asociaron con WW International, Inc. un programa mundial de control de peso conductual, para encuestar a 13,996 de sus miembros en seis países occidentales sobre el estigma del peso, los prejuicios internalizados sobre el peso y las experiencias en materia de atención sanitaria.
  • Según este estudio, al menos la mitad (56-61%) de las personas de cada país declararon haber experimentado el estigma del peso y altos porcentajes de participantes en cada país experimentaron el estigma del peso por parte de familiares (76%-88%), compañeros de clase (72%-81%), médicos (63%-74%), compañeros de trabajo (54%-62%) y amigos (49%-66%).
  • En todos los países, las experiencias de estigmatización por el peso fueron más frecuentes en la infancia y la adolescencia, y la angustia asociada fue mayor durante estos períodos. Y en los seis países, las personas con mayores niveles de autoinculpación por su peso eran más propensas a evitar la atención sanitaria, se sometían a revisiones menos frecuentes y percibían que la calidad de su atención sanitaria era inferior.

Resultados

Los resultados del estudio, publicados en la revista ‘International Journal of Obesity’ y en ‘PLOS ONE’, ponen de manifiesto que hay muchas más similitudes que diferencias entre los países en cuanto a la naturaleza, la frecuencia y las fuentes interpersonales de las experiencias de estigmatización por el peso de las personas, con claras consistencias en el estigma experimentado tanto en las relaciones cercanas como en los diferentes entornos, como la asistencia sanitaria y el empleo.

«El hecho de que los miembros de la familia sean fuentes tan comunes de estigmatización por el peso en todos estos países indica la necesidad colectiva de abordar el estigma por el peso en el entorno familiar y de ayudar a las familias a entablar una comunicación más solidaria con sus seres queridos –dice Puhl–. Para muchas personas, estas experiencias comienzan en la juventud por parte de sus padres y familiares cercanos, y pueden durar muchos años y tener consecuencias negativas a largo plazo».

«Nuestros resultados también proporcionan una razón de peso para intensificar los esfuerzos internacionales para reducir los prejuicios sobre el peso que tienen los profesionales médicos –añade–. Debemos dar prioridad a los esfuerzos para establecer una cultura sanitaria libre de estigmatización sobre el peso, y también necesitamos trabajar en colaboración para desarrollar intervenciones de apoyo para ayudar a las personas cuando experimentan este estigma».

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