Un año para el olvido: golpeados por todos lados

¿Qué decir del año 2020 para Guatemala? Se juntaron pandemia, crisis política y desastres naturales.  Como suele ocurrir en nuestro país, nos sobreponemos y seguimos adelante, pero el daño provocado el año anterior hace pensar que los problemas pueden continuar y que el 2021 no será un año fácil.

Análisis Crónica

Este año no lo vamos a despedir, ¡lo vamos a mandar a la m…!  Esta frase, dicha como broma en las redes sociales, se convirtió en viral a finales del 2020.  Por donde se voltee a ver se dieron problemas que golpearon seriamente a nuestro país y a millones de personas, mientras continuó el deterioro institucional, al no llegar ninguna mejora con el cambio de gobierno el 14 de enero.

Los temas o eventos que mantuvieron durante estos 12 meses la atención de la opinión pública, fueron –en su orden cronológico-, el cambio de gobierno y el seguimiento de toda la actividad política hasta llegar a la crisis política e institucional; la pandemia, con severos efectos en el orden sanitario, económico y social; y la destrucción provocada por las tormentas Eta e Iota, con saldo de muertos, desaparecidos y cuantiosas pérdidas en viviendas y agricultura.

El correr del tiempo

¡EL ARRANQUE!, como tituló el primer ejemplar de Crónica en enero, marcó el inicio de un nuevo gobierno –con Alejandro Giammattei como presidente–, con un nuevo partido –Vamos–, pero con las mañanas del pasado, como muy pronto se comprobó, al copar la Junta Directiva del Congreso para controlar los dos poderes políticos del Estado, y con ese poder, mantener cooptada la Corte Suprema de Justicia, el MP, la Contraloría.

Solamente la Corte de Constitucionalidad (CC) y la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), más algunos fiscales y jueces, mantuvieron una línea independiente.  La llamada clase política, partícipe de estructuras corruptas, sostuvo el manto de impunidad y lo ha logrado retener hasta este diciembre.

Hubo expectativas, pero pocos resultados. Luego vino la pandemia y las cosas solo han empeorado. No se vislumbran cambios por ningún lado.

La primera sorpresa de Giammattei fue nombrar a Miguel Martínez, como Secretario Particular y crear el Centro de Gobierno para que él lo dirigiera.  Empezaba a crearse una bola de nieve que en ese momento no parecía grande, pero que ha llegado a ser una carga para el mandatario, por la cercanía con su secretario, convertido durante la mayor parte del año, en la persona más poderosa de la administración. El nombramiento terminó siendo criticado por varias razones, pero especialmente por el nepotismo que representa, sin las calidades necesarias para un cargo político de tanta importancia.

Pero todo lo político quedó opacado cuando el 13 de marzo se confirmó el primer caso de covi-19 en el país, pocas semanas después de que la OMS declarara como pandemia la enfermedad, que nos deja en Guatemala cerca de 140 mil contagiados y un número de muertos que se aproxima a los 5 mil, hasta la fecha.

EL MUNDO DESPUÉS DE COVID-19, tituló Crónica en marzo, cuando se sabía ya con certeza que la pandemia afectaría a todo el mundo y que se vendrían cambios sustanciales, pues no se esperaba una solución de corto plazo y se temía entonces lo peor.  Todos los temores se confirmaron, aunque finalmente la ciencia está respondiendo y en poco más de un año desde el inicio de la pandemia, se han logrado tener las primeras vacunas para combatir la enfermedad, que había cobrado cerca de 2 millones de vidas en todo el planeta al término del fatídico 2020.

Pero pronto se vio que, además de la crisis sanitaria, el covid-19 traída otros efectos.  ECONOMÍA, LOS RETOS EN EL CAMINO tituló esta revista en abril, para dar a conocer lo que estaba provocando la lucha para controlar la expansión del coronavirus, ya que el Gobierno se vio obligado a tomar medidas de confinamiento y cierre parcial de la economía, con un daño a todos los sectores, principalmente los vinculados con el turismo.

De inmediato se comprobó que había otros daños colaterales.  LOS OTROS BROTES tituló Crónica en el mes de mayo, con un reportaje que mostraba como se hacía evidente que el daño a la economía estaba afectando principalmente a los sectores informales.  Se volvieron famosas las llamadas banderas blancas, que portaban mujeres y hombres que salieron a la calle para pedir ayuda, porque no tenían otro medio para sobrevivir con sus familias.

La pandemia vino a mostrar con toda su crudeza, la fragilidad socioeconómica que que afecta al país. La suma de crisis –sanitaria, política y la provocada por las tormentas tropicales–, crean un ambiente sombrío.

La respuesta del Gobierno para atender la crisis social fue lenta y no siempre eficiente. En el mes de junio el título de la revista fue (SISTEMA DE SALUD) ¡TERRIBLE!, con una entrevista con el médico y exvicepresidente Rafael Espada, quien habló de la crisis sanitaria que nos golpeaba fuerte.

El brote… de porquería

Al cumplir seis meses en el cargo se principió a evidenciar desgaste en la popularidad del presidente Giammattei. En la edición de julio, Crónica titula: 6 MESES, 5 FRENTES. Los cinco frentes aludidos eran entonces, 1.– el Covid-19 –que sigue vigente–; 2.– la crisis social –vigente–; 3.– la economía; 4.– la política, con errores y sobre todo con el abuso de la alianza oficialista en el Congreso –vigente–; 5.– los “enemigos” para el presidente –la lista no ha cambiado–.

La corrupción, las actitudes irresponsables del Congreso y la impunidad, subían de tono, aparentemente por una clase política que apostaba porque la ciudadanía no pondría atención en lo que sucedía, aturdida por la pandemia siempre presente.

Para agosto, todo lo que sucedía a media agua por la crisis sanitaria, empieza a salir a flote y capta la atención ciudadana y de la prensa.  ACOSO A LA CC, es el título de la revista ese mes, en referencia a los esfuerzos que brotaban de Casa Presidencial y llegaban al Congreso, para intentar descabezar la CC, desaforando a cuatro magistrados que no eran afines al oficialismo.  Se inicio una batalla que ha continuado, aunque finalmente por circunstancias de vacantes en la alta sala constitucional, se logra introducir un nuevo magistrado, Roberto Molina Barreto, de la corriente del sector político dominante.

Aunque el alejamiento entre Giammattei y el vicepresidente Guillermo Castillo no era nuevo –se inició en mayo, en torno al manejo de la pandemia, cuando el Ejecutivo pensaba intervenir el IGGS y el vicepresidente se opuso–, ya para septiembre, Crónica lo puso en evidencia, al titular, EN LA CUERDA FLOJA. Aunque a principios de diciembre pareció terminar la separación, al aparecer el binomio en una conferencia de prensa, se sabe que la tensión no ha terminado, sobre todo, porque 24 horas después de hablar de unidad y trabajo en equipo, así como anunciar Giammattei que pondría a Castillo al frente de la Reconstrucción para el próximo año, cambió de parecer y se puso él mismo.

Como llamarada de tuza se puede calificar el acercamiento de unidad que anunció el binomio presidencial. No duró ni dos días y las tensiones y alejamiento entre ambos ha continuado.

Se cierra el año con incertidumbre sobre la solidez de este binomio, roto, según algunos de los ministros de Estado, por la personalidad de mandatario y por la intervención permanente de Martínez en asuntos que no le competen.

Se cocina la crisis

Ya para octubre empezaba a sentirse en el ambiente la tensión política.  Los poderes del Estado –Ejecutivo, Legislativo y Judicial– trabajaban como yunta de tres, y parecían no tener frente a sí nada ni nadie que se opusiera a sus estrategias y atropellos.  El foco de atención de la clase política se centró en el sector justicia.  Se trataba de retrasar a toda costa la elección de magistrados para la CSJ y de sala, así como desgastar a la CC y finalmente, que el MP limitara la acción de persecución contra la corrupción y la impunidad de parte de la Fiscalía Contra la Impunidad (Feci).

Pero luego de muchos meses sin destapar algún escándalo de corrupción de gran magnitud, el fiscal Juan Francisco Sandoval, recordó a la sociedad que la batalla contra la corrupción no debe terminar, sino intensificarse, al descubrir la mayor caleta de sobornos en la historia del país: Q123 millones en efectivo en una casa de Antigua Guatemala, alquilada nada menos que por el exministro de Comunicaciones, José Luis Benito, muy cercano al expresidente Jimmy Morales.

Pronto principió un acoso judicial en contra del propio Sandoval, y todo señalaba a la Fiscal General, Consuelo Porras, quien permitió que principiara una cacería de su propio fiscal, al facilitar el trámite para denuncias espurias en su contra, algo que no sucede con otros fiscales.

El discurso de la Fiscal General, Consuelo Porras, es de apoyo al fiscal Sandoval, pero en la práctica, lo erosiona cada vez que puede y facilita una investigación en su contra.

Curiosamente la defensa de Sandoval llegó desde Estados Unidos, un país que había dejado de apoyar los esfuerzos anticorrupción en el país.  El departamento de Estado le envió un mensaje muy fuerte a la Fiscal Porras: …persiga a los corruptos, no a los fiscales que luchan contra la corrupción.

Otra batalla se había destacado.  AL TORO por los CUERNOS, se leía en la portada de nuestra revista ese mes, con un reporte de la labor de Sandoval.

En noviembre, el oficialismo en el Congreso hizo que la crisis estallara.  Aprovechando la distracción social –pensaron los diputados–, aprobaron en la madrugada del 18 de noviembre un oscuro y abusivo Presupuesto de Gastos de la Nación 2021.  La indignación rebalsó el vaso de la tolerancia ciudadana.

El presidente Giammattei desoyó a su vicepresidente Castillo, quien le pidió vetar aquel Presupuesto, y  La Plaza volvió a llenarse con protestas ciudadanas.  Las manifestaciones del #21N y #28N –con aislados actos de vandalismo provocados por infiltrados–, sirvieron para presionar al Congreso para dar marcha atrás y que el presidente Giammattei, anunciaran pocos cambios de forma, más que de fondo.

La brutalidad policíaca se hizo también evidente y diversos sectores sociales, tanto en la capital, como en el interior, exigieron la destitución del ministro de Gobernación, Gendry Reyes. También se pidió la #EenunciaYA, del Giammattei, de Miguel Martínez, la fiscal Porras, y el presidente del Congreso Allan Rodríguez.

Esta situación critica hizo que Crónica de Noviembre titulara, AL BORDE del desastre.

Más tormentas en noviembre

A la tormenta política se sumaron dos tormentas tropicales en el mes de noviembre.  Eta e Iota, golpearon con fuerza el país, con daños y perdidas considerables.  El balance final ha sido de 2.5 millones de personas afectadas, 1.5 millones de damnificados, con 61 muertes y 99 desaparecidos.

Además, se reportaron 26 carreteras destruidas, 113 puentes con daños severos –51 destruidos– 58 mil viviendas con daños y 435 escuelas dañadas.  A eso hay que sumar las pérdidas registradas en agricultura y ganadería, cuyos datos finales no se han cuantificado.

El aspecto positivo

En medio de tantos males, problemas, crisis y desastres, hay un aspecto sociopolítico positivo que destacó: el incremento en las remesas familiares que envían los migrantes guatemaltecos, principalmente desde Estados Unidos.  Con el ingreso de la pandemia, las autoridades locales y organismos financieros internacionales, anticiparon que se daría una caída en las divisas por este medio.

Sin embargo, varios meses se superó el ingreso de US$1 mil millones, lo que asegura que el año terminará con más de US$ 11 mil millones en concepto de remesas, una cantidad que es superior a la suma de todas las exportaciones del país en un año.

Esa masa de divisas ha servido para evitar que la crisis social sea más grave por los efectos de la pandemia y las tormentas tropicales.

¿Pasar de hoja? El 2021… La continuación

El Año Nuevo no pinta como un año que pueda traer demasiadas cosas positivas, principalmente, porque la problemática que llegó con el 2020 continua, sin ninguna duda. 

En efecto, la pandemia no tiene visos de terminar pronto.  De hecho, en el mejor de los casos, Guatemala podría estar recibiendo vacunas contra el covid-19 no antes de abril o mayo, aunque masivamente podría ser hasta el segundo semestre del 2021.

Los efectos socioeconómicos derivados de la pandemia, más el impacto de las tormentas tropicales, hace que las secuelas se arrastren a lo largo de los siguientes 12 meses, sobre todo, porque no se ve claro un plan de reconstrucción y el Gobierno no demostró capacidad para atender las necesidades derivadas de las emergencias en 2020, lo que permite suponer que tampoco lo hará en el futuro con eficiencia.

Los problemas sociales se verán reflejados en un mayor malestar ciudadano, que seguramente se traducirá en manifestaciones, protestas y, en resumen, conflictividad social.

En el orden político, la atención –y tensión– girará en torno a dos elecciones importantes para el sistema de justicia: las elecciones de magistrados para Corte Suprema de Justicia (CSJ) y salas de apelaciones y la integración de la nueva Corte de Constitucionalidad (CC).

El acoso que se inició el año anterior contra la CC, continuó hasta el fin de año y se prolonga ya en enero. En febrero y marzo se concretará el asalto a la máxima instancia judicial.

El interés del sector oficialista es el de controlar la CC, lo que no será complicado, teniendo en cuenta como se designan los magistrados, sin el debido filtro en las cinco instituciones ponentes: El Ejecutivo, el Congreso, la CSJ, el Colegio de Abogados y la USAC. 

La ciudadanía demandará que se nombre a abogados idóneos y derivado de ello estará presente un detonante social durante los meses de marzo y abril, pues ya se mencionan nombres de potenciales candidatos y ninguno de ellos parece adecuado.

La buena noticia es que la solidez de la macroeconomía del país apunta a que se pueda dar una recuperación este año siempre y cuando en enero y febrero no se vaya a ver un rebrote de covid-19 que obligue a un nuevo cierre de la economía para impedir una situación crítica en los hospitales.

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