Terremotos impredecibles ¿Están conectados entre sí?

¿Están conectados los fenómenos naturales? Se preguntan expertos, a quienes les preocupa la proximidad de algunos desastres como los terremotos ocurridos en Japón y, un día después, en Ecuador. Pero, independientemente de esa coincidencia, la reconstrucción de los lugares destrozados y la atención a los sobrevivientes, es un reto que pone a prueba la solidaridad mundial.

Elder Interiano

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La pesadilla empezó con una oleada de sismos ocurridos en la isla japonesa de Kyushu, Japón, con magnitudes de 6.2, 7.1 y 7.3 en la escala de Richter, que dejó un saldo de 41 personas fallecidas y 200 heridos de gravedad —aún sin cifras oficiales—, durante tres días de actividad sísmica.

Las noticias internacionales empezaban a hacer eco de esa tragedia, cuando, al día siguiente, otro terremoto de 7.8 de magnitud sacudía Ecuador —el pasado sábado 16 de abril—, causando al menos 433 muertos y daños incalculables en el territorio ecuatoriano, así como miles de heridos y desplazados por el siniestro registrado a las 18:58, hora local.

Al principio se sospechó si habría conexión entre ambos sísmos, por la cercanía y la proximidad del tiempo en que ocurrieron en Japón y luego en Ecuador. Las sospechas surgieron por otros movimientos telúricos ocurridos consecutivamente en otros territorios, el primero sucedió el domingo 17 de abril en Tonga; luego se estableció que en los días siguientes también tembló en Birmania, Indonesia y Vanuatu.

Sin embargo, los sismólogos han establecido que no hay conexión entre los terremotos de Japón y Ecuador, más que la coincidencia de que ocurrieron en abril, y que en ambos hubo víctimas mortales.

Latinoamérica está expuesta

TERREMOTO EN JAPON2
Tres días de actividad sísmica dejaron un saldo de 41 fallecidos en la isla de Japón.

En el caso del cataclismo ocurrido en Ecuador, pareciera que no es tan sorpresivo como piensan algunos, ya que se suma a una serie de sismos ocurridos en la región latinoamericana en las últimas décadas.

Según los expertos, Latinoamérica es una de las regiones del planeta Tierra que está expuesta de forma permanente a estos movimientos telúricos, y la razón: su ubicación en el límite de varias placas tectónicas que forman parte del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico —un área de mayor actividad sísmica del mundo—.

Esto lo ha confirmado el Centro Geológico de Estados Unidos  —USGS por sus siglas en inglés—, al explicar precisamente que la placa de Nazca, la Sudamericana, la Norteamericana, la del Caribe y la del Coco forman parte del Cinturón de Fuego del Pacífico.

Agrega que las placas tectónicas se mueven un promedio de 4 a 5 centímetros por año y la placa de Nazca, que comienza en Panamá, cruzando por Perú y llegando hasta el sur de Chile, se mueve entre 8 y 10 centímetros por año, por lo que es la más rápida del mundo, informó por su parte el Instituto Geofísico de Perú. Por ese motivo, aunque no se pueden predecir, los técnicos afirman que los terremotos podrían seguir ocurriendo en este continente.

Ecuador

De esta forma se concluye que la cercanía de ambos sismos fue solamente accidental, pero que sus causas son distintas. No obstante, la tierra tiembla de forma imprevista y sobre ello, el USCG ha recopilado, que desde el año de 1900 a la fecha, han habido unos 16 grandes terremotos al año, es decir, más de uno al mes, de magnitudes de 7.0, en la escala de Ritcher.

Otro factor interesante es que, de alguna manera, los terremotos pueden ayudar a anticipar otros temblores, ya que, por lo general, luego de ocurrido el hecho siguen las réplicas, que son pequeños movimientos, indicadores de liberación de energía en la falla indicada, en el territorio ecuatoriano se registraron más de 135.

Hay un dicho que reza que después de la  tempestad viene la calma, aunque en estos casos también la reconstrucción de los daños; por lo que autoridades ecuatorianas anunciaron que las pérdidas en este país sudamericano se calculan en unos US$3 mil millones. Recuperarse de esta tragedia no será fácil, pero el reto como país está acompañado por la ayuda de otras naciones, que ya están trabajando en reconstruir Ecuador.