Entrevista con Jorge Benavides, investigador asociado de FUNDESA
Las diferentes ciudades que hay en Guatemala no han tenido una agenda urbana que solvente las precariedades, y crecen de manera desordenada, comenta el también director ejecutivo del Consejo Privado de Competitividad (CPC), quien estima que para el año 2032 habrán 22.5 millones de guatemaltecos, un 62 %, viviendo en el área urbana.
La fabelización es el proceso de inclusión de espacios que no fueron planificados desde un principio, como zonas de crecimiento urbano, con lo cual se crean áreas habitacionales que invaden el espacio público y al final se apoderan del sector, como ocurre en zonas de Brasil o México, en donde prevalece la pobreza y delincuencia.
Sin agenda urbana
En Guatemala nunca ha existido una agenda urbana. Más allá del área metropolitana de la ciudad no existe una estrategia concreta a favor de conectar a la población, ni de generar polos alternativos de desarrollo en otros territorios. Hoy nos topamos con un modelo monocéntrico de desarrollo, sin opciones viables de ciudades que permitan dotar de oportunidades a sus habitantes, sobre todo a los jóvenes, que podría representar el bono demográfico para el país.
Contamos con una expansión habitacional hacia las afueras del centro productivo de la ciudad, lo que implica mucha gente viviendo a distancias, de entre 25 y 35 kilómetros de sus lugares de trabajo. Esto se traduce en complejos habitacionales sin condiciones para fomentar el desarrollo pleno de las personas; sino que cumplen tan solo una función de dormitorio.
Ciudad intermedia
El punto de partida para la construcción de ciudades intermedias en Guatemala es considerar la migración interna, los niveles potenciales de cobertura para aglomeraciones superiores al millón de habitantes, y la transición demográfica que enfrenta el país, no solo por crecimiento de poblacional, sino por el incremento de población, entre 15 a 34 años de edad.
Dadas estas variables, lo importante es identificar las características que a nivel local hacen que un territorio se vuelva apto para el desarrollo. Diferentes instituciones han tratado al tema (e. g. BID, Banco Mundial, RIMISP, BROOKINGS y London School of Economics, entre otros), pero todas coinciden en al menos cinco cosas que deben tener estos territorios: (1) institucionalidad, que brinde seguridad, (2) apertura al mundo, (3) interculturalidad, que favorezca la convivencia, (4) sofisticación productiva (industria y servicios, y muy poca producción agrícola), y (5) altos niveles de urbanización (superior al 80 %).
Carrera contra el tiempo
Más que definir un período de tiempo para que efectivamente sean funcionales estas ciudades, la carrera que tiene Guatemala contra el tiempo obedece más a la velocidad, a la cual las personas están desplazándose hacia estos lugares. Dadas las estimaciones que se han hecho, se espera que para el 2032 contemos con 22.5 millones de habitantes, de los cuales, alrededor de 62 % estarán viviendo en estas ciudades intermedias.
El reto que enfrentamos es estar preparados a nivel territorial para albergar esta magnitud de personas, contando con condiciones que favorezcan el desarrollo y no generen problemas típicos de las ciudades no planificadas, que han dado origen a términos como la fabelización de las ciudades, en honor a los fenómenos que hoy son visibles en Río de Janeiro, Brasil, Caracas, Venezuela, Bogotá, Colombia, Buenos Aires, Argentina y Ciudad de México, entre otros.