Soñar no cuesta nada… ganar medallas, el gran reto

Guatemala apuesta por repetir la proeza de ganar alguna medalla olímpica en Río de Janeiro. Las posibilidades son reducidas, pero hay 21 atletas —siete de ellos en marcha— que intentarán subir al podio y escribir su nombre en la historia del olimpismo y del país, como ya antes lo hizo Erick Barrondo en Londres 2012.


Deportes-Crónica


La fecha: 4 de agosto de 2012. En las calles del centro de Londres se disputa la prueba de marcha 20 km.  El vigente campeón olímpico, el ruso Valery Borchin, no soporta el paso y se desploma. Quedan en la punta los chinos Ding Chen y Zhen Wang y, a la sorpresa de la competencia, Erick Barrondo. El primero aprieta sobre el final y saca 11 segundos apenas al guatemalteco, que se queda con la medalla de plata.

Antes de eso, Guatemala había rozado en cuatro ocasiones el medallero: En Moscú 80, con Oswaldo Méndez (equitación), Carlos Motta (boxeo- Los Ángeles 84),  Heidy Juárez (taekwondo- Atenas 04) y Elizabeth Zamora (taekwondo- Londres 12), pero todo quedó en sueños.

Esta vez, 21 atletas de nueve disciplinas han viajado para participar en los Juegos Olímpicos Río 16, con la meta alta que impuso Barrondo, pero con pocas posibilidades reales de lograr el podio, porque a las olimpiadas acuden los mejores del mundo en sus disciplinas y pocos guatemaltecos se ubican en el ranquin de los 100 mejores.

La gran apuesta del país sigue siendo la marcha, por el crecimiento que este deporte ha tenido en los últimos años. La delegación de marcha masculina es nutrida con Barrondo, Jaime Quiyuch, José Raymundo y Luis Ángel Sánchez, mientras que, en mujeres, la marchista más destacada es Mirna Ortiz, con quien viajan Mayra Herrera y Maritza Poncio.           

Desde las olimpiadas Helsinki 52, Guatemala solo ha faltado a tres citas olímpicas. Aquella primera delegación se integró también con 21 deportistas, y el abanderado fue Doroteo Guamuch (Mateo Flores), flamante ganador de la Maratón de Boston, quien terminó en el puesto 22 de la maratón olímpica.

Luego tuvieron que transcurrir 16 años para volver a otras justas olímpicas. A México 68 se envió la delegación más grande hasta la fecha —48 atletas—, una delegación que creció por la participación por primera vez del futbol. Únicamente una mujer, la nadadora Silvana Asturias, formó parte de la representación.

A Munich 72 viajaron solamente ocho atletas, en tres deportes; en Montreal 76 la delegación volvió a ser más numerosa (28 deportistas), sin que se diera alguna participación destacada.

En Moscú 80, una pequeña selección de ocho atletas estuvo a punto de ver la primera medalla en equitación, pero 36 milésimas apenas dejaron a Méndez Herbruger sin la medalla de bronce. Esa delegación no tuvo a ninguna mujer participando.

Cuatro años después, en Los Ángeles 84, volvió a crecer la delegación, con 24 atletas, entre ellos, cuatro mujeres. La nadadora Blanca Morales, a la edad de 14 años y 177 días, se convirtió en una de las más jóvenes participantes en la historia olímpica. Motta fue el destacado entre los chapines.

Nuevamente la clasificación del futbol hizo que la delegación a Seúl 88 creciera ligeramente, con 28 deportistas, tres de ellos, mujeres. Nadie descolló con sus resultados, y algo parecido sucedió en Barcelona 92, con 14 participantes —12 hombres y dos mujeres— y Atlanta 96 26 participantes.

Con la llegada del nuevo milenio se viajó a Sidney 2000 con la esperanza de una medalla en tiro con Atila Soltti, quien había ganado oro en una Copa del Mundo, poco antes de los Juegos Olímpicos, pero al final no se acercó siquiera al podio.

Para Atenas 04, el deporte de mayor desarrollo era el taekwondo, y la atleta abanderada era Heidy Juárez, quien dio brillantes exhibiciones y estuvo cerca de ser la primera medallista olímpica. A la cuna del olimpismo viajaron 18 atletas, pero con la mayor representación hasta entonces de mujeres, eran siete.

A Beijing 08 solamente fueron 12 competidores —tres mujeres—, pero ninguno descolló.

En cambio, Londres 12 fue el mejor momento del olimpismo guatemalteco con la medalla de Barrondo y un cuarto lugar en taekwondo con otra mujer, Elizabeth Zamora, quien emuló la actuación de Juárez ocho años antes.

El reto de Río

Río

En la delegación que ha viajado a Río de Janeiro hay varios atletas que han destacado en competencias internacionales y que podrían ser considerados para alcanzar el sueño de subir el podio; sin embargo, la tarea no es para nada sencilla.

Aunque Barrondo ya demostró en algunas ocasiones que es capaz de superar la adversidad, sus limitadas participaciones a nivel internacional —con varias descalificaciones— hacen que no aparezca en el ranquin mundial de marcha masculina, en donde el No. 1 del mundo, en este momento, es nada menos que el chino Zhen Wang, quien terminó detrás del sancristobaleño en Londres, para quedarse con el bronce. Los chinos son los grandes favoritos; sobre todo, por la ausencia de los rusos.

En su preparación más reciente, Barrondo no ha podido repetir su marca de 1:18:57 que tuvo en Londres —a 11 segundos del récord olímpico del primer lugar en esa ocasión—, lo que supone que para volver a la élite de los marchistas mundiales debe repetir lo que hizo hace cuatro años.

En cambio, en marcha de mujeres puede estar una gran oportunidad, pues Mirna Ortiz está en el puesto 11 a nivel mundial, lo que la ubica automáticamente en la élite. Ella se presenta en Río con una marca registrada en La Coruña, España, de 1:29:30, un buen tiempo, pero a cuatro minutos de la marca de la No. 1 mundial, la china Hong Lu, favorita de la especialidad.

Otro que ha alcanzado a meterse entre el Top 20 mundial de su especialidad es el pentatlonista Charles Fernández (17 del mundo), quien ha tenido destacadas participaciones en campeonatos mundiales y otros torneos internacionales. No es fácil llegar a esos niveles de la élite mundial, pero cuando se logra, la posibilidad de una medalla existe.

Otros dos destacados deportistas nacionales son Juan Ignacio Maegli (35 del mundo en vela-clase láser) y Kevin Cordón (50 del mundo en bádminton).  Ambos han formado ya parte de delegaciones a Juegos Olímpicos. Maegli, de 28 años, llega con la madurez y experiencia de haber participado en dos olimpiadas anteriores, mientras que Cordón, de 29 años, estuvo ya en Londres 12 y tiene dos títulos Panamericanos.

Los demás miembros de la delegación han tenido todos los méritos para clasificar a esta competencia mundial, pero sus posibilidades de destacar y alcanzar el podio son, más bien, limitadas, precisamente por sus marcas o la posición que alcanzan en los ranquin internacionales, están más lejanas de las que se necesitan para optar a una medalla.

Eso no quiere decir que no se espere de ellos una participación destacada. Para los atletas guatemaltecos esta participación olímpica es importante para seguir su desarrollo. No hay que olvidar que Guatemala tiene dos particularidades: es la primera potencia deportiva en la zona centroamericana —por bastante diferencia—, pero también es el país que tiene asignados más recursos económicos para la preparación de sus atletas.

Uno de los debutantes en este tipo de competencias de alto rendimiento es el pesista Édgar Pineda, uno de los atletas más jóvenes de la delegación, con únicamente 18 años, lo que significa que tiene mucho futuro por delante. Siento un poco de miedo de debutante, porque además es una gran responsabilidad con todos los guatemaltecos. No quiero defraudar, dijo a Crónica, poco antes de partir rumbo a Río de Janeiro.

El ciclista Manuel Rodas tendrá, en cambio, su segunda participación olímpica, y aunque reconoce que en la especialidad de ruta los que tienen mayores posibilidades son los europeos, él sabe que ha tenido buena preparación y que corriendo con inteligencia y estando bien ubicados podemos hacer una digna representación.

La gimnasta Ana Sofía Gómez tiene como tarjeta de presentación su participación en el pasado Campeonato Mundial de Gimnasia, en donde se ubicó en cuarto lugar de la prueba de viga y quinto en barras asimétricas. Es decir, que se situó entre las mejores del mundo en ambas especialidades.