Difícil entender el rumbo de la política exterior del presidente Alejandro Giammattei, que un día se desgarra las vestiduras contra Washington y luego busca su beneplácito.
Algunas frases del presidente Alejandro Giammattei: El embajador William Popp se ha reunido con líderes indígenas para ‘derrocar a mi gobierno’. A manera de mofa por incluir a personas de su círculo cercano en la Lista Engel, se burló así: Yo también voy a hacer la lista del zopilote(…) si lo ponen a uno en una lista que no vale nada, por lo menos el zopilote vale algo.
Las relaciones entre Washington y Guatemala han sido tensas los dos últimos años. Estados Unidos criticó severamente la reelección de Consuelo Porras como fiscal general luego de haberla incluido en esa Lista Engel. Señala constantemente también que se ha afectado el Estado de Derecho por el rompimiento de la independencia de la justicia. Aquí se rechazan las críticas y se apela al respeto de nuestra soberanía.
Giammattei fue excluido de la Cumbre por la Democracia y, en respuesta, no fue a la Cumbre de las Américas. Sin embargo, en medio de tanta tensión diplomática, Estados Unidos le tiró un salvavidas a Giammattei al donar más de cuatro millones de vacunas en medio de lo que empezaba a ser una crisis de las vacunas, por el desastre y corrupto negocio con Rusia por las Sputnik V.
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En fin, esas relaciones parecen una montaña rusa, con más bajadas que subidas. Sin duda, Giammattei y su gobierno han sido incapaces de mantener una política exterior coherente y resolver los constantes fuegos que brotan. Por su carácter, el presidente reacciona hepáticamente. Sin embargo, alguien que se hace escuchar con el mandatario le habrá sugerido que debía buscar una solución al tema y que le daría réditos con la Casa Blanca sumarse al carro de apoyo al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, tomando en cuenta que Biden apuesta fuerte por él.
Siguiendo los pasos de Jimmy Morales, quien se congració con los gringos moviendo de Tel Aviv a Jerusalén nuestra embajada en Israel, Giammattei se subió en secreto a un avión con una delegación –que no se ha identificado plenamente–, y voló a Kiev, en donde se entrevistó y fotografió con Zelenski, con quien intercambiaron elogios y votos de amor eterno.
En la partida de ajedrez que se juega con Washington, la jugada es correcta. El mensaje es más eficiente que mil palabras. Aparte de eso, ese viaje no trae nada concreto para Guatemala. El acuerdo bilateral de cuatro puntos no tiene nada sustancial y no es más que retórica sin sentido, veamos:
Promover conjuntamente la creación de un Tribunal Internacional Penal Especial para castigar la agresión de Rusia a Ucrania. El peso internacional de nuestro país es nulo, aunque puede ser utilizado por EEU.
Profundizar la Cooperación entre Ucrania y Guatemala en educación, ciencia y tecnología y aumentar intercambio de pasantes y estudiante. Parece broma. No tenemos nada que ofrecer en esas áreas y Ucrania, por mucho tiempo, tampoco. No olvidemos que la educación en el país está en una situación más que paupérrima. Es poco serio que dos presidentes, con sus realidades, puedan llegar a este acuerdo.
Ayuda humanitaria de Guatemala a Ucrania. Si el Gobierno no puede atender las necesidades humanitarias de los guatemaltecos, menos puede ayudar a otro país. Y por último Promover turismo. Parece un mal chiste en medio de la guerra. Si antes había poco turismo entre ambos países, en los próximos años habrá menos.
Se ve que las cancillerías de Ucrania y Guatemala no tuvieron siquiera el suficiente tiempo para preparar un documento que fuera interesante e hiciera parecer que además de las fotos, hubo muchos temas de fondo y acuerdos entre los dos gobernantes. Quizás lo mejor hubiera sido una declaración de principios únicamente.
El viaje ha sido objeto de burlas, memes, videos y demás en las redes sociales. Es evidente que en el plano doméstico no le dará réditos, en un momento en que los resultados de su administración son cuestionados a diestra y siniestra. Los efectos económicos de la guerra en Ucrania se hacen sentir en nuestro país, aunque los índices macroeconómicos siguen viento en poca, en gran parte salvados por el incremento de las remesas familiares, que siguen fluyendo.
Guatemala no es un país que pueda captar demasiada atención del departamento de Estado. Sin embargo, las intervenciones del secretario Antony Blinken en todo el tema de la pérdida de independencia del sistema de Justicia, la amañada elección de magistrados y demás, demuestran que es algo que preocupa a la Casa Blanca a la Casa Blanca por sus repercusiones.
Un Estado sin justicia independiente es presa fácil de la corrupción y se debilita la democracia. Una democracia débil provoca migración y abre puertas al narcotráfico, las dos preocupaciones de EEUU en cuanto a Guatemala.
En conclusión, un viaje con poca utilidad práctica para Guatemala. Para el Gobierno, al menos le abrirá alguna puerta en Washington, pero Guatemala sigue en deuda con los temas de fondo.