El expresidente francés Nicolas Sarkozy se ha sentado este lunes ante el juez para responder por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias, un hito inédito en la historia reciente de Francia y que podría concluir con una condena de hasta diez años de cárcel y un millón de euros de multa para el antiguo inquilino del Elíseo.
En torno a las 14,00 horas (hora local) se abrió formalmente el juicio oral, el primero dentro del abanico de frentes judiciales que tiene abierto quien fuese presidente de Francia entre 2007 y 2012. Está previsto que las vistas se prolonguen hasta el 10 de diciembre, si bien por ahora ya han sido aplazadas hasta el jueves, según Franceinfo.
Junto a Sarkozy, se sienta también en el banquillo su abogado Thierry Herzog. También está acusado el juez Gilbert Azibert, aunque este último evitó comparecer personalmente tras presentar un parte médico en el que se aluden a posibles riesgos debido a la pandemia de coronavirus.
La Fiscalía acusa a Sarkozy de intentar obtener a través de Herzog información secreta, para lo cual habría recurrido a Azibert, entonces en el Tribunal de Casación. Según los investigadores, el expresidente ofreció a Azibert un puesto en Mónaco a cambio de datos relativos a una causa abierta por presunta financiación irregular de campaña.
Histórico
Las acusaciones se basan en conversaciones telefónicas privadas entre Sarkozy y Herzog. El expresidente, que ha negado que hubiese cometido irregularidad alguna, ha intentado también tumbar las grabaciones como pruebas válidas en el juicio, ya que considera que se realizaron de forma ilegal.
- Francia ve cómo por primera vez un antiguo jefe de Estado se sienta ante el juez por delitos graves
- ya que en 2011 el antecesor de Sarkozy, Jacques Chirac, fue condenado a dos años por delitos cometidos durante su etapa como alcalde de París
- pero este último esquivó la simbólica imagen en los tribunales por sus problemas de salud.
Sarkozy sigue siendo una figura relevante en el escenario político francés y como expresidente ha seguido asistiendo a actos públicos, el último de ellos este mismo mes con motivo de la conmemoración de la Primera Guerra Mundial ante el Arco del Triunfo de París. Sus memorias, publicadas este verano, se han colado también entre los libros más vendidos en Francia.