RENZO ROSAL: Un resurgir peligroso

Renzo Lautaro Rosal

En medio del montón de disfuncionalidades, la discusión de las reformas constitucionales está entrampada por el juego de actores que decidieron dar la batalla, quizás final, para oponerse a cualquier reforma, sea del sistema judicial, del sistema político, o de cualquier otra porción. Es claro que el pacto de dominación no quiere ser roto, menos aún si los cambios previstos alteran partes importantes que rompen con la continuidad de prácticas enraizadas para seguir postergando la deseable justicia efectiva, contundente, pero sobre todo, independiente y con vida propia.

En las últimas semanas, la discusión de las reformas ha caído en el submundo de las desgracias. El discurso anti-reformas está encabezado por el ala ultraradical y por tanto, vociferantes, descalificadores, apostadores que van por todo o nada; pero sobre todo, soliviantadores, que juegan a meter miedos infundados y a jugar con discursos extremos e irracionales como la relación entre la aprobación de las reformas, la implantación de la izquierda chavista, el triunfo del marxismo y todo un sin fin de planteamientos distorsionadores. Pasan los años, las décadas y los personajes nefastos, antievolución siguen presentes y lo peor, aún motivan a unos cuantos.

Es curioso que personas que no se han interesado antes por el presente y futuro de la justicia, y que probablemente se han beneficiado en numerosas ocasiones por el régimen de impunidad, sean los impulsores de la nueva ola de oposiciones. En el Congreso se vive el mundo al revés, los diputados de diente al labio dicen apoyar las reformas aunque a la hora de la hora se resisten, no llenan el quórum, argumentan los problemas en el tablero electrónico y un sin fin de excusas (llamadas tácticas por los diputados) para que la aprobación siga esperando hasta que por fin pierdan fuerza y por la inercia de la coyuntura queden en el olvido. En su relevo, aparecen las mini hordas o turbas de la oposición, aprovechando el vacío que impera en el pleno del Legislativo. Preocupa su clara tendencia a poner freno a una iniciativa vigente desde 2010, ampliamente discutida y con una alta dosis de legitimidad; pero es más inquietante su vigencia en el plano político por la ausencia de representatividad política desde los partidos políticos.

Esa muestra de derecha desfasada tiene pretensiones que superan el momento de las reformas. Les interesa, por ejemplo, la designación de un Procurador de Derechos Humanos dócil, manipulable y subordinado; la elección de un sucesor en el M.P «capaz» de revertir lo hecho por T. Aldana y favorecer a los principales implicados, y de allí el salto para lograr alguna correlación favorable a sus intereses en el próximo evento electoral. En síntesis, el inicio de la recomposición de sectores radicales a más no poder.

Antes de opusieron al pluralismo jurídico, hoy a la separación de funciones administrativas y jurisdiccionales de la Corte Suprema de Justicia. Por donde se quieran impulsar reformas, habrá oposición que no opera, por lo general, con base en argumentos técnicos, sino por impulsos, visiones alteradas de la realidad nacional y alimentada por insumos convenientes del entorno internacional (ascenso de la derecha extrema, crisis en Venezuela, triunfalismo post-Trump, por ejemplo). En la medida que este tipo de expresiones continúe su senda, pone en riesgo un abanico de posibilidades para salir adelante. El capítulo está abierto, veremos cómo se desenvuelven los siguientes episodios.

Renzo Lautaro Rosal

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