Renzo Rosal: «Partidos políticos no son representativos de los intereses colectivos”

  • Entrevista de Crónica con el experto y analista político, Renzo Rosal sobre los partidos políticos como base de una democracia funcional.

Para muchos expertos en tomas sociopolíticos, la posibilidad de que haya cambios profundos en el país pasa por una sustancial reforma del sistema político, el único que es capaz de promover lo que algunos llaman “refundación del Estado”.  Sobre los partidos políticos, conversamos con Renzo Rosal.


Gonzalo Marroquín Godoy

Guatemala es el tercer país en número de partidos políticos a nivel latinoamericano, solamente detrás de los gigantes Argentina (47) y Brasil (33).  Sin embargo, tener tantos partidos, lejos de promover y fortalecer la democracia, viene a complicar la situación política, con la colusión de estas organizaciones con fuerzas oscurantistas, como el narcotráfico y estructuras del crimen organizado y la corrupción.

Entre las 27 opciones que a esta fecha tienen registro de partido político –cuatro más están en vías de formación– ¡ninguno! deellos cuenta con filosofía política, ideología, o alguna organización de base social auténtica qué promueva su funcionamiento democrático interno.

Esta podría ser la explicación para entender la situación actual del país.  Para hablar sobre estos temas, Crónica ha entrevistado a uno de los más reconocidos y prestigiado analista político, Renzo Rosal.  A continuación, lo más importante de la entrevista.

¿Cuál debe ser el rol de un partido político en una democracia funcional?: Ser una organización como tal, esto es, con la estructura organizacional y territorial que plantea la LEPP pero no solo en época electoral, con un programa y un proyecto político (ideario básico) a defender y propagar/difundir (principios, orientaciones, cierta línea de pensamiento). Este tipo de partido, en lo posible, debería representar también a sectores (cierta base social que le dé legitimidad y orientación).

A nivel global, los partidos son instrumentos claves para la distribución y representación del poder. No se persigue conformar los grandes aparatos políticos de las décadas pasadas, pero si superar la idea que solo sean “vehículos electorales”.  

¿Qué es mejor para una democracia: multipartidismo o un número reducido de partidos?: Creo en un multipartidismo, pero más acotado que el guatemalteco. Nuestro diseño no está orientado a un bipartidismo, pero tampoco debemos seguir apostando por la hiperfragmentación actual.

¿Puede funcionar correctamente un sistema político con 27 partidos políticos –o más–, sin que ninguno de ellos reúna las cualidades necesarias para actuar como verdaderas organizaciones que representen intereses de la población?: En la práctica, hemos convertido el modelo fragmentado en funcional. Para muestra lo que sucede en el Congreso. Pero ese fenómeno deberíamos considerarlo como una gran anomalía, como lo es la “normalización de la corrupción”. Hemos forzado las reglas (la LEPP) para que esta se adapte al modelo “funcional”, en lugar que la ecuación sea al revés. Así las cosas, la tendencia predominante es hacia mayor fragmentación (más de 30 partidos en la elección del 2027). Ese extremo debe pararse, pero no basta con reformar la LEPP. Se requeriría una reforma constitucional de mayor calado, lo cual no veo a la distancia (a mediano plazo, al menos).

Los partidos han dejado de ser representativos de intereses colectivos; si lo son de intereses de grupos específicos, con tendencia hacia mayor visibilidad y participación de los grupos dominantes emergentes (incluida la gama de expresiones del crimen organizado).

¿A qué atribuye que, en un país tan pequeño como Guatemala, haya tantos partidos? ¿Lo fomenta indirectamente la ley?: La fragmentación ha ocurrido utilizando la LEPP (usando las reglas formales). El problema radica en que las reglas se han flexibilizado como producto la pérdida de la independencia del TSE, el incremento y opacidad del financiamiento privado, el incumplimiento de las reglas para controlar el financiamiento (público y privado), la ausencia de legalidad; así que si, la LEPP es un instrumento que favorece.

¿Cree que alguno de ellos tenga filosofía política, ideología, y una estructura de base social auténtica qué funcione democráticamente a lo interno para la toma de decisiones?: ¡Ninguno!

En la historia política reciente de Guatemala –a partir de 1986–, hemos pasado de partidos teóricamente grandes, pero caudillistas –DC, MAS, FRG y PAN, UNE, por ejemplo–, a meros vehículos electoreros: ¿Por qué? ¿Cuál es menos dañino?: Hemos tenido algunos partidos que no son caudillistas, pero esa tendencia es creciente. El caudillismo es una consecuencia, entre otras, del proceso de deterioro democrático en general y del avance del modelo autoritario. Uno de los factores de deterioro es el personalismo, la “necesidad” que los partidos tengan referentes, financistas, dueños. Por la débil cultura política, factor clave, los ciudadanos usualmente no se interesan en preguntar el perfil de esa persona. Esto favorece la multiplicación de esa deficiencia, que se ha convertido en incentivo.

Con tantos partidos políticos, ¿no existe mayor peligro de que algunos sean infiltrados por estructuras de narcotráfico o de corrupción, para obtener beneficios particulares?: Totalmente, hacia eso vamos de manera imparable. La cantidad no es el único factor que favorece esa tendencia, también se debe considerar el financiamiento imparable y sin control, así como la cultura de los electores orientados a elegir y premiar a los efectivistas, no importando quiénes sean.

La Ley Electoral y de Partidos Políticos… ¿promueve u obliga a la democracia interna en los partidos políticos?: La LEPP contiene poco contenido en esa materia. Es el apartado pendiente de ser reformado a profundidad, y no se hace porque precisamente implica “machucarse la cola”.

¿Qué aspectos de la LEPP deben mejorarse?: Democracia interna, mayores requisitos para la conformación de los partidos, más espacio a los comités cívicos. Pero creo más en buscar la efectividad de la LEPP, no tanto más reformas.

¿Es confiable la actual legislatura como para esperar cambios profundos y en la dirección correcta en cualquier reforma a la LEPP?: Para nada. En esta legislatura mi temor es que se lancen a reformar la LEPP pero para retroceder, no para avanzar (echar atrás las reformas de 2016, por ejemplo).

¿Qué opinión le merece el que el MP haya prácticamente destrozado al TSE: ¿Es rescatable esa institución para el próximo proceso electoral?: El órgano electoral se ha debilitado a lo largo de por lo menos una década, pero de forma acelerada en los últimos dos años. De allí lo clave que representa la elección de la nueva magistratura (en 2026). Si ese proceso no resulta efectivo, estaremos ante un proceso totalmente cooptado.

¿A qué atribuye el nivel tan bajo de afiliados entre los partidos políticos?:

A pocos interesa afiliarse porque no representa casi nada para sus vidas (no tiene incentivos), más que recibir las migajas de los financistas, y en caso de obtener cargos de elección, que tengan opciones de trabajo.

Por último y por curiosidad… ¿sabe alguno de los partidos políticos existentes tiene un programa de formación política para sus afiliados?:

Partidos como UNE, VOS, Winaq tienden a promover algunas actividades de formación.

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