Religiosidad en la época navideña: Se quema al diablo, nace Jesús

Las tradiciones navideñas están íntimamente ligadas con el tema religioso en nuestro país, la mayoría de ellas, herencia cultural dejada por los españoles desde la época colonial y que se han mantenido en Guatemala más que en la mayoría de países latinoamericanos. Son 18 días —del 7 al 25 de diciembre— marcados por espiritualidad.


El consumismo en torno a la Navidad parece dominar gran parte del ambiente de la época, pero las tradiciones religiosas y culturales persisten en el medio chapín, cargado por símbolos, actividades y personajes, en un periplo que nos lleva de quemar al diablo —7 de diciembre— al nacimiento de Jesús —medianoche del 24 de diciembre—.

En realidad, se trata de un recorrido que el catolicismo y la cristiandad en general tiene como un tiempo de reflexión y preparación para recibir al Salvador, aunque hoy en día todo ocurre en medio de profusa publicidad comercial. A pesar de ello, las costumbres prevalecen.

 

El inicio de la época

De manera simultánea con la llegada del adviento —inicio del año litúrgico—. Principian las actividades de la época, que parten del día 7 de diciembre, con la Quema del diablo, una celebración que tiene como símbolo la limpia espiritual, que se representa con la figura de quemar el pecado, representado por Satanás.

Se trata de hacer fogarones frente a las casas con basura y objetos inservibles que prenda fuego con facilidad. La práctica es que el fuego se inicia a las 6:00 en punto de la tarde —en esta época del año ya está oscuro—, y es una demostración de que el diablo ha salido de nuestras vidas y casas. En algunas familias se acostumbra también barrer a esa hora para asegurarse de que la limpia es total.

En la época colonial existían las luminarias, que eran grandes fogatas para iluminar la noche, y que con el tiempo adquirieron este carácter y se hacían la noche antes de celebrar el Día del Rosario —8 de diciembre—, vinculando el hecho de que la Virgen de la Concepción aplastó la cabeza del Demonio. Es una festividad casi exclusiva de la ciudad capital, y se debe reconocer que en la última década ha perdido fuerza.

La siguiente tradición es precisamente la del rezo a la Virgen de Concepción un día después.

Algunos incluyen como parte de las tradiciones de la época la celebración del Día de la Virgen de Guadalupe —el 12 de diciembre—, pero es una actividad bastante más reducida y se limita a las proximidades del Santuario de Guadalupe, situado en la 1.a Avenida entre 8.a Y 9.a calles de la zona 1.

nacimiento

Las posadas. Su historia

En realidad se trata de un período que abarca del 16 al 24 de diciembre, con pequeñas fiestas que celebran grupos o núcleos familiares y/o comunales con el fin de preparar la llegada de la Navidad, en un ambiente muy espiritual, pues todo gira en torno a la sagrada familia.

De acuerdo con destacados historiadores, a la llegada de los españoles a América, encontraron que, particularmente en México, los aztecas tenían una celebración religiosa de preparación  para recibir al rey Sol —Quetzalcóatl—. Los religiosos españoles vieron que se trataba de una tradición muy arraigada y decidieron aprovechar la costumbre para llevarlos al cristianismo.

Los documentos de aquella época dan cuenta de que fue fray Diego de Soria quien gestionó ante el papa Sixto V la autorización para realizar unas misas llamadas en su momento de aguinaldo, las cuales se celebraban diariamente entre el 16 y el 24 de diciembre, pero con la particularidad de representar en las ceremonias de eucaristía las estampas navideñas, esto con el fin de atraer e involucrar más a los indígenas.

Es así que se puede decir que el origen de las posadas es en 1587. En Guatemala, fue el hoy santo hermano Pedro de Betancourt quien las introdujo en el siglo XVI. Narraciones y escritos de la época dan cuenta de que el religioso recorría las empedradas calles de Antigua de esta manera:

con una imagen de María Santísima y otra del Señor San José, vestidas en trajes de peregrinos (…) con abundante copia de faroles(…). Salía a la prima de la noche y la primera diligencia era girar rodeando alrededor de algunas habitaciones, recordando el lastimoso desamparo de José y María cuando, peregrinos, buscaron en Belén hospicio sin hallar sitio cómodo.

Llegaba a la cercanías de alguna iglesia y se le recibía con alegres repiques y cantaban versos y entonaban a los peregrinos del cielo. Este cortejo musical lo hacían también en algunas casas. (Historia Betlemítica, 1723).

Las posadas se celebran en México y en el antiguo Reino de Guatemala, es decir, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, aunque llegan hasta Panamá.

También se reconoce al hermano Pedro como el personaje que introdujo la práctica de poner en los hogares el nacimiento, otra de las tradiciones culturales que se arraigó en Guatemala.

La elaboración sofisticada de estos nacimientos se ha convertido en una especie de herencia familiar, ya que en algunos casos se traslada de generación en generación la tarea de elaborarlos de la manera más artística posible y llegan a ser verdaderas obras de arte, con figuras muy elaboradas.

Los hay de todos los tamaños y dimensiones, pero se puede decir que es algo que no falta en el caso de las familias católicas.

 

La Nochebuena

Este ciclo religioso se cierra con la celebración de Nochebuena y Navidad. En muchos países, sobre todo europeos y no de lengua española, se concentra más en el día de Navidad, el 25 de diciembre. Sin embargo, en Guatemala tiene más relevancia la Nochebuena, la noche en que nació Jesús, porque se trata de una tradición celebrada con una cena familiar.

Cuando se tiene nacimiento, a la medianoche se coloca la figura del pequeño Niño Dios, Jesús, en el pesebre. La cena puede ser con tamales —el plato más distintivo de la fiesta—, o más recientemente, el pavo.

Guatemala es uno de los países con tradiciones más arraigadas en la región, aunque los expertos en temas culturales, folklóricos y religiosos, estiman que el consumismo gana espacio que pierde la espiritualidad, y con ello, se debilitan estas tradiciones. Prueba de eso es que muchos niños, y sobre todo la publicidad, se centran más en la figura de Santa Claus que en la de Jesús, el Salvador del Mundo, según los cristianos.