El cine será crucial para la integración y la denuncia social en Centroamérica tras la pandemia de la COVID-19, en una región ahogada por la pobreza y la violencia donde la crisis por el nuevo coronavirus amenaza la producción cinematográfica.
«El cine ha sido importante para la integración y la unión de los países centroamericanos y lo seguirá siendo tras la pandemia», declaró a la AFP Pituka Ortega, directora del Festival Internacional de Cine de Panamá, cuya novena edición tuvo que realizarse de forma virtual por la COVID-19.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) proyectó para este año una contracción de -2.3% en las economías centroamericanas, principalmente por la caída en el turismo y la reducción de la actividad de Estados Unidos, su principal socio comercial y fuente de remesas.
Esas perspectivas agravarían la situación de pobreza y violencia que el cine centroamericano ha retratado históricamente.
El director guatemalteco Jayro Bustamante defendió el cine centroamericano como una forma de dar «luz» a un «montón de batallas» y problemas sociales que «siguen en la oscuridad».
«Sin duda, lo que hay que denunciar en Centroamérica es vital, y el cine es una herramienta muy importante para hacerlo porque llega a muchas personas», indicó a la AFP la realizadora guatemalteca Ana Isabel Bustamante.
¿Nuevos temas?
«Por varios meses estamos en una situación complicada porque no está fácil como seguir haciendo cine y filmar», dijo a la AFP la directora costarricense Paz Fábrega.
Sin embargo, los realizadores dudan de que las medidas de confinamiento dominarán las producciones con un cine más intimista, en detrimento de los argumentos tradicionales de denuncia social.
«El gran reto está en cómo conectar (en cine) lo que ya se ha venido diciendo de nuestros países en cuanto a la desigualdad, la corrupción y el absoluto descuido del medio ambiente con este nuevo futuro», señaló Ortega.
Agregó que «no se trata de que se produzcan películas sobre la pandemia, se trata de películas que nos cuenten, que nos recuerden nuestra verdad, la peor y la mejor verdad de cada uno para entendernos y encaminarnos hacia el futuro».
Más de un tercio de la población centroamericana vive en condiciones de pobreza, y la violencia golpea a Guatemala, Honduras y El Salvador con índices escandalosos de asesinatos.
La corrupción, el deterioro ambiental, el trabajo informal, la discriminación y la desigualdad también azotan a la región.
«Esas injusticias sociales que existen y que se están recrudeciendo por esta pandemia se van a ver reflejadas en el cine, sin lugar a dudas, puedo meter mis manos en el fuego», sostuvo Ana Isabel Bustamante, ganadora en 2019 del premio de la crítica del festival panameño por «La asfixia».
«Un lujo»
La producción colectiva centroamericana «Días de Luz» fue proyectada en el recientemente concluido Festival Internacional de Cine de Panamá, que se tuvo que realizar de forma virtual por el coronavirus, aunque la ganadora de la muestra fue la brasileña «La Vida Invisible» de Karim Aïnouz.
La producción cinematográfica en América Central ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, con películas de ficción que se abren paso en el mercado internacional.
Se estima que anualmente en la región se realizan entre 20 y 30 películas que terminan en la gran pantalla.
Pero el sector teme que con la crisis de la COVID-19, los gobiernos y la empresa privada reduzcan o cancelen las ayudas.
Prevé también el posible encarecimiento de las producciones por las medidas sanitarias que se deberán tomar en los rodajes, lo que se traducirá en menos locaciones y actores.
Además, existen dificultades en la distribución de las películas para que lleguen a las salas, por lo que los cineastas destacan la importancia de las coproducciones regionales y de desarrollar un mercado cinematográfico centroamericano.
«Por varios meses estamos en una situación complicada porque no está fácil como seguir haciendo cine y filmar», dijo a la AFP la directora costarricense Paz Fábrega.
«El cine centroamericano se está viendo y se va a ver muy golpeado por esta pandemia. Poder hacer cine se convierte en un lujo», lamentó la cineasta panameña Arianne Benedetti.