PROVOCATIO: Salud mental en tiempos de pandemia

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Lo que muchos llaman “resiliencia del guatemalteco” ante tanta tragedia y abuso que cometen en su contra, yo más bien lo describiría como un cuadro de indiferencia, desinformación, extrapolación de valores, acomodo, cinismo, demostraciones aspiracionales cachimbiras[1], cuando no, signos evidentes de llana ignorancia.  Por esto, no es que los asesores de comunicación de Giammattei sean brillantes, sino que las condiciones que expone la población son tan básicas, que facilitan la manipulación perversa y la tergiversación de realidades. No hablo –como he repetido tantas veces– de la masa que, ante su precariedad, está más interesada en la obtención de su siguiente comida, la cual, muchas veces, apenas llega.  Hablo de esas mal llamadas “clases medias” que son las generan este producto vago, difuso, distorsionado a la que denominan opinión pública. Son quienes tienen acceso a las redes sociales, artículos de opinión y otras formas de réplica y multiplicación de ideas preconcebidas, prejuicios y las famosas tendencias, que una masa ignara, adopta como propia y las reproduce sin ningún discernimiento ni empacho.

Hoy no hablaré más de eso porque, por el momento, la batalla (no la guerra) parece perdida.  El presidente ha logrado tendencia en eso de echarle la culpa a la gente, escondiendo lo que es su harta responsabilidad técnica, administrativa, financiera y política en el pésimo manejo de crisis que evidencia ante las personas que sí tenemos dos dedos de frente.

Hoy hablaré de uno de los muchos patitos feos que tiene este bello paisaje llamado Guatemala: la salud mental. Ya he comentado en otras ocasiones mi experiencia al respecto, destacando un proyecto que relacionó el tema con la prevención de la violencia y la cultura de paz. En síntesis, según la opinión de muchos, la salud mental se reduce a “no estar loco”[2]. Quizá este hallazgo favorezca la indiferencia del Estado, tanto en términos de abordaje clínico como presupuestario, sobre algo que debe ser prioritario.

Aprovechando la invitación que me hiciera la auxiliar departamental de la Procuraduría de los Derechos Humanos en Jalapa y la anuencia de las autoridades educativas de ese departamento para brindar varias conferencias a los profesores de esa comunidad, ayer miércoles se abordó el tema de inteligencia emocional y salud mental en tiempos de pandemia. Sin pretender ser exhaustivo ni experto clínico, destacaré algunos consejos que considero importantes mencionar. Mi experiencia temprana como capacitador y formador en este tópico, me permitió ser uno de los primeros en abordar el tema de salud mental, sin que las ciencias psicológicas y psiquiátricas fueran mi formación primaria. Dejo aquí siete ítems que, si bien fueron dirigidos a la comunidad educativa, muy bien pueden servir en términos generales.

  1. Manténgase informado sobre el contexto y circunstancias de la pandemia, tomando medidas prácticas para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos. Obtenga los datos de fuentes confiables, pero no se enganche. Hay quienes aconsejan “desconectarse” de noticias, pero en tiempos tan críticos, esto no solo puede ser contraproducente sino fatal. Entre más formado se encuentre, su capacidad de discriminar positivamente fuentes de información técnico-científicas se va afinando. Lamentablemente, son tiempos de mucha charlatanería, alharaca y sensacionalismo.
  2. Realice actividades saludables: duerma y coma bien, no fume y beba con medida. Ejercite su mente y cuerpo. Meditación, caminatas, jardinería y ejercicio en casa pueden ser actividades que lo mantengan saludablemente activo. Las personalidades, gustos y aficiones son tan diversas que solo cada persona o grupo puede saber con exactitud cuáles son las mejores opciones.
  3. Provisión de medicinas y adminículos sanitarios para un mes. Sea por prescripción médica o por prevención por la pandemia, tener un inventario básico lo relajará. Las limitaciones impuestas pueden tomarlo desprevenido y ya ve usted, estimado lector, las locuaces variaciones del mandatario en cuanto a medidas de restricción.
  4. Cumpla con sus rutinas regulares tanto como sea posible, pero genere nuevas, sobre todo para aquellos que desarrollan trabajo en casa. Establecer horarios, agendas, prioridades y combinar el área personal, social, familiar y laboral, no solo le dará sentido sino lo hará más productivo y mentalmente sano. La comunidad virtual permite atender el aspecto social, aunque la proximidad física no sea posible. Por eso se debe hablar de distanciamiento físico mas no social.
  5. Manténgase conectado con su familia, amigos y otras redes de apoyo. Tener alguien con quien hablar sobre sus necesidades y emociones es vital para la salud mental. Comprométase a ponerse en contacto con al menos una persona por día. Esto también funciona en lo social, pues he venido recalcando la importancia de crear comunidad virtual para charlar, repensar, discutir y generar propuestas de qué hacer cuando se pueda salir sin mayores restricciones. Verá lo común y reconfortante que se vuelve estar en contacto con la gente que quiere y lo quieren. Solo existe lo que se nombra, por lo que un simple “buenos días, espero estés bien”, se convierte en una declaración empática más allá de las formas de convivencia.
  6. Intente, en la medida de lo posible, ser positivo y disfrutar de las cosas sencillas de la vida. En lo personal, el confinamiento me ha servido para participar en muchas reuniones virtuales de todo tipo. He aprendido sobre temas que desconocía, he estado en contacto con seres queridos y, en lo laboral, he podido desarrollar atenciones múltiples que, en horario y sede de trabajo, no hubiese sido posible.
  7. Ayude a los demás, cuando sea seguro hacerlo, a través del apoyo a compañeros y vecinos, así como apoyando a los niños del personal médico que debe estar en los hospitales que luchan contra COVID-19. Ayudar a los demás, nos da una sensación de propósito y de control en estos tiempos de incertidumbre. Los apoyos revisten diversas formas de entrega, inténtelo y verá su creatividad crecer y su plenitud colmarse.

Tomé este espacio para no hablar tanto de política, no solo porque el tema me parece vital, sino porque en términos de salud mental, se hace impostergable recrear el alma dentro de tanta miseria material y simbólica que un sistema desigual e injusto reproduce y agiganta.

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político


[1] Cachimbiro: Vulgar u ordinario en el habla, vestimenta o comportamiento y en general en sus gustos. El cachimbiro actúa así por destacar.

[2] Para este proyecto que reunió a 18 instituciones públicas y académicas, se realizó una encuesta y se preguntó cuál era, según los entrevistados, su definición sobre salud mental.