PROVOCATIO: Navidad sin ti

Espero que Bernardo y Karin tengan la luz para escuchar, construir alianzas y la sabiduría para conducir entre las turbulencias.  Deseo que la humildad y el reconocimiento de que un leño solo no arde, les haga aceptar la ayuda que muchos buenos guatemaltecos, honestos y capaces, estoy seguro, están dispuestos a brindar, incondicionalmente.  
José Alfredo Calderón E.
Historiador y analista político

El título de esta entrega está inspirado en la famosa canción de Marco Antonio Solís, que obedece a que esta Navidad, en particular, no tiene un régimen democrático (al menos formal) que provea la tan necesaria paz y armonía, y muchos menos, un Estado de derecho en el cual confiar. Obviamente no estoy afirmando que antes todo era color de rosa, pero los niveles de zozobra no estaban tan presentes como ahora. 

En lo personal no me gusta el triunfalismo que muchos exhiben en estos días, subestimando a la alianza criminal, debilitada sí, pero para nada derrotada.

Desde la victoria de Vinicio Cerezo en 1985, la era democrática no había tenido una expectativa tan especial en términos políticos. Por primera vez en 38 años, las fiestas de fin de año tienen un sabor diferente, pues el golpismo por medio del Lawfare acecha por doquier, aunque ya sin la fuerza que tenía hace apenas un par de semanas.

“Decisión histórica de la CC” comentan los que siempre ven el vaso medio lleno, olvidando que este ente perverso siempre deja su cuota de veneno en las resoluciones gallo-gallina, tan de su especialidad. Por si fuera poco, después de una buena noticia a medias, llega otra mala, como en este caso fue el allanamiento del Paraninfo y la captura de dos jóvenes, sobre quienes ya se estaban maquinando toda clase de teorías conspiranoides. Afortunadamente, la jueza Jackeline Marisol Hernández mostró sentido común y descartó las boberías que pretendían incriminarlos.

Si bien en los ochenta los EE. UU., el ejército y los empresarios guatemaltecos  convinieron una nueva Constitución menos contrainsurgente y elecciones más o menos libres, está claro que se instaló una democracia restringida o controlada; la cual guardaba las formas aunque en esencia no fuera democracia propiamente dicha. Aún con los problemas y restricciones, las navidades eran tranquilas y la certeza sobre la transmisión de mando cada 4 años, estaba asumida.  Incluso Vinicio, a pesar de los recurrentes intentos de desestabilizarlo, logró terminar su gestión, que en su caso fue de 5 años.

Jorge Serrano asumió sin contratiempos y Ramiro De León, que llegó de forma inusual e inédita (1993) tampoco tuvo agitaciones. Álvaro Arzú (1996) Alfonso Portillo (1999) Oscar Berger (2004) Álvaro Colom (2008) Otto Pérez Molina (2012) Jimmy Morales (2015) y Giammattei (2019) tomaron posesión con total normalidad. Por esto, esta festividad es inédita, carente de la tranquilidad que caracterizó las tomas de posesión anteriores.

Dos gobernantes en particular generaron expectativas de algún cambio (Vinicio y Colom) porque el sistema jugó a asignarles una característica inexistente en ellos: ser de izquierdas (como pasa ahora con Semilla).  Recuerdo la inquietud de muchos amigos conservadores que veían en la Democracia Cristiana y la UNE, la posibilidad que se entronizara el comunismo en este bello paisaje del trópico. Aún así, no tuvieron esa zozobra que ahora sufre el binomio legítimamente electo y que, a pesar de su reconocido talante socialdemócrata, se les sigue acusando del mismo fantasma o, al menos, de filocomunistas (risas).

La angustia que vivimos hoy los amantes de la verdadera democracia y la jusiticia plena no tiene parangón en la historia política de los últimos 38 años. Asumir el 14 a las 14 se convierte en la meta inmediata esencial pero no en el objetivo estratégico, el cual empieza después de la toma de posesión, por muchos factores que ya he comentado en otras columnas. Ojalá los amigos del partido suspendido la tengan clara respecto a lo comentado supra y no se distraigan. Primero se debe llegar, pero empieza una nueva lucha, mucho más fuerte, encarnizada diría yo, contra los enemigos del cambio.

En Guatemala sucederá algo parecido al trumpismo en EE. UU., derrotado en las elecciones pero sigue constituyendo –desgraciadamente– una fuerza política muy importante, dados sus 70 millones de votos. Afortunadamente, los golpistas tropicales no representan tanta fuerza y una unidad granítica, pues su fuerza ha ido mermando; sin embargo, aún constituyen una clica que seguirá amenazando con el rompimiento constitucional aunque por vías “institucionales”. Con todo el aparato estatal en contra y sin el control total del Ejecutivo, será difícil gobernar y, sobre todo, cumplir con las irreales expectativas de los grupos progresistas y de izquierdas. Esto es algo que me preocupa mucho.

Espero que Bernardo y Karin tengan la luz para escuchar, construir alianzas y la sabiduría para conducir entre las turbulencias.  Deseo que la humildad y el reconocimiento de que un leño solo no arde, les haga aceptar el apoyo que muchos buenos guatemaltecos, honestos y capaces, estoy seguro, están dispuestos a brindar, incondicionalmente.

Una última sugerencia, no den a conocer el gabinete final y oficial, sino hasta 48 horas antes del 14, así le restarán un espacio clave a las hienas listas y dispuestas a despotricar e infamar a los escogidos.

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