PROVOCATIO: Las pausas activas de Xibalbá

… el ambiente previo del feriado oficial más largo, así como el descanso propiamente dicho, no tienen desperdicio para los politiqueros. Para el gobierno, es una bocanada de aire fresco y el cese de alguna presión que ya se hace sentir frente al desencanto de los primeros 70 días. Para los golpistas, será una oportunidad para repensar los ataques contra un partido suspendido y, por tanto, maniatado en muchos sentidos, así como para el debilitamiento y persecución de sus principales caras visibles, empezando por el presidente.
José Alfredo Calderón

Historiador y analista político

Durante el año, el guatemalteco tiene dos pausas activas en las que se desconecta, más de lo usual, de la realidad política, económica y social del país. Estamos en la primera, o sea la Semana Santa; siendo la segunda, la constituida por las fiestas navideñas y de fin de año. Si bien el término del título se usa más en ambientes laborales, para efectos de lo que pretendo explicar, también puede aplicarse a esa actitud de las masas, sobre todo las capas medias y pobres.

En estos lapsos, la preocupación por lo económico pasa a segundo plano, a pesar que esta área es la más mencionada en las encuestas, ante la pregunta: ¿Cuál es su principal problema o inquietud? Ya sea mediante tarjetazos, préstamos (formales e informales) o cualquier otro recurso inusual, el guatemalteco promedio planifica vacaciones y/o gastos inusuales para pasarla bien, olvidando por un momento la tragedia que significa vivir siempre a“tres menos cuartillo”, expresión antigua que se refiere a la precariedad patrimonial de la mayoría de la población.

Socialmente, es una buena oportunidad para aparentar solvencia económica y status, porque eso de ver procesiones y gastadas películas de Ben Hur, Los 10 mandamientos y la Pasión de Cristo en la TV nacional, es básicamente para pobres, en un territorio donde nadie quiere serlo y mucho menos mostrarlo. Cualquier esfuerzo entonces, es válido para evadir y disfrutar, aunque el Lunes de Pascua empiece el crujir de dientes por las deudas adquiridas.

En lo político, cada vez más, la población se da cuenta que las condiciones del país en lugar de mejorar, empeoran.  En esta ocasión, con el agravante que se votó por una opción que parecía diferente, pero conforme pasan las semanas, la evidencia indica que difícilmente se cumplirá con la mayoría de promesas hechas a los votantes, aún las más básicas.

Para el que sufre la crisis, son pausas activas, pero para las élites y sus operadores, son áreas de oportunidad para mantener la dominación cultural (la económica está asumida) aprovechándose de un ambiente que, tanto ahora como a fin de año, está impregnado de lo religioso, representando un muy útil laboratorio de mojigatería y falsa moral. Son momentos de reflexión y recogimiento individual –nos dicen– para “recargar baterías y efectuar un acto de contrición sobre nuestras culpas, errores y pecados” (no los de ellos).  Por supuesto, esto no tiene nada que ver con las reflexiones ciudadanas y colectivas, pues el sistema está diseñado para adaptar al inconforme y reprimir al contestatario. Los imaginarios instalados son: descanse, disfrute y emborráchese, si eso desea, ya que para eso trabaja; pobre no es el que carece de dinero, sino el humano con espíritu decaído. Sea en el calor del verano (Semana Santa) o en el frío de fin de año, no hay música y licor que no acompañe las penas y las disipe, momentáneamente, por supuesto.

En cambio, el político no conoce de pausas, pues sabe que estos lapsos son propicios para emitir leyes o disposiciones dañinas, promover su imagen o desviar la atención pública y bajar tensiones. De hecho, no es casual que el presidente haya anunciado en estas fechas los nombramientos de los gobernadores, así como el rechazo a varias ternas propuestas, tal y como algunos ya lo habíamos comentado. El gobernante sabe perfectamente que todo el mundo está ya en “modo descanso” y cualquier reacción ciudadana inconveniente, se diluirá en el feriado santo. Por cierto, la inconformidad empezó antes de los nombramientos y ahora el malestar es mayor, por casos verdaderamente patéticos, como el del Gobernador del departamento de Guatemala, un personaje pro Giammattei y Vamos, quien los criticó públicamente.

Por otra parte, muchos diputados, asesores y, en general, funcionarios públicos, aprovechan a lavarse la cara mediante poses falsamente espirituales o de activismo en favor del pueblo. A la orilla de la carretera estarán edecanes en bikini, música estridente del peor gusto, puestos de venta de cerveza con la marca del monopolio decimonónico y otros distractores, cada vez más cachimbiros y grotescos. No faltará el alcalde o personaje público que, pala en mano, eche un poco de pavimento en los múltiples hoyos de las carreteras o que reparta volantes acuñando por escrito sus “bondades y calidades” diversas, tras fotos panorámicas suyas. 

Al final, el ambiente previo del feriado oficial más largo, así como el descanso propiamente dicho, no tienen desperdicio para los politiqueros. Para el gobierno, es una bocanada de aire fresco y el cese de alguna presión que ya se hace sentir frente al desencanto de los primeros 70 días. Para los golpistas, será una oportunidad para repensar los ataques contra un partido suspendido y, por tanto, maniatado en muchos sentidos, así como para el debilitamiento y persecución de sus principales caras visibles, empezando por el presidente.

Para las grandes mayorías, indiferentes a la política y la necesidad del cambio, la oportunidad es para la evasión y el disfrute precario, obtenido a base de futuras penas.

Mientras tanto, el poder de la “comosiama” crece, manteniendo la persecución y la seguidilla de actos espurios, en medio de elogios de cámaras empresariales y grupos golpistas. Al parecer, se cumplirá la sentencia de Edgar Gutiérrez, que yo también comparto: “Si el presidente no destituye a la fiscal (con las herramientas constitucionales a su alcance) ella provocará su destitución, así como la persecución de su equipo más cercano”.

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político