PROVOCATIO: Las élites oligárquicas (segunda parte y final)

José Alfredo Calderón

Historiador y analista político

En la primera parte vimos cómo las élites no son una sola entidad y el origen del segmento más antiguo y recalcitrante, el capital oligárquico, se ubica en el período colonial. Hay dos cosas fundamentales que es necesario acotar en este primer lapso de invasión y despojo: Los primeros españoles no eran nobles[i] ni personajes de bien, pues las condiciones de la época hacían peligrosa una aventura de esa naturaleza, embarcándose a un rumbo desconocido o quizá a una fatal tragedia. Se conoce de la calaña de estos primeros aventureros lo que explica fácilmente la rapiña, violencia y degeneración con la que actuaron contra los aborígenes. Así mismo, los testimonios de los primeros pobladores no invitaban para a unirse al nuevo mundo, lo que nos lleva a la segunda acotación crítica: Por muchos años, la ausencia de mujeres españolas obligó al mestizaje con la población indígena, lo cual, a pesar de lo obvio, todavía es negado por muchos descendientes de aquellos primeros pobladores.

Para continuar con la narrativa del origen del capital oligárquico, cito a la Dra. Casaús: “Los mecanismos de supervivencia de estas grandes y extensas redes familiares están en razón directa con los siguientes factores: amplia capacidad de reproducción: familias con gran número de mujeres, que a su vez contraen matrimonio extendiendo su dinastía; estrategia definida en cuanto a la política matrimonial de los miembros de la red familiar; capacidad de diversificar la producción en los momentos de crisis económica; alianzas matrimoniales y de negocios con los funcionarios del Estado y con otras redes familiares poderosas del momento; fuerte endogamia y aplicación de criterios socio-raciales a la hora de contraer matrimonio.”.[ii] Las características anotadas anteriormente resultan comunes para todas estas redes familiares originarias.

Si bien las actuales familias oligárquicas tienen sus raíces coloniales, ya se vio que el pretendido origen hispánico es relativo por el mestizaje y sus aires de nobleza están condenados a una alcurnia inventada.  Las oleadas posteriores de familias vascas, fundamentalmente, así como de inmigración alemana, van produciendo cambios en el núcleo oligárquico pero no en las costumbres y características resumidas supra.

A pesar de la escasa movilidad social dentro de las élites estudiadas, hay ocasiones en las que se dan matrimonios fuera de su clase, es decir, con familias llamadas ladinas o mestizas. Pero se debe acotar que “Estos matrimonios solo se producen cuando los mestizos o ladinos dominan el Estado, como fue el caso de los Samayoa, Herrera, Barrios. No obstante, sigue existiendo una fuerte resistencia al mestizaje. En los últimos 30 años en que el dominio estatal ha estado en manos de militares, apenas si se han producido matrimonios entre éstos y miembros de la oligarquía.” [iii] Esto último resulta irónico, pues las huestes castrenses fueron quienes defendieron ferozmente el patrimonio de muchas de estas familias, cuyos miembros se sirvieron de la institución armada pero jamás tuvieron reconocimiento o aprecio alguno por ellos.

La formación del capital transnacional (“nuevos ricos” a decir de las familias antiguas) y del emergente, es un fenómeno fuera de lo colonial. En este último caso, muy reciente y de origen diverso: narcoactividad, negocios con y en el Estado y, en general, “fortunas rápidas y de negocios sucios”. [iv] Para evitar equívocos, la narrativa de este artículo se centra en los orígenes de las élites descritas y para nada exime a las familias oligárquicas de su participación –en varios casos– de negocios turbios. Al respecto, ya se comentó cómo la CICIG develó diversos affaires aristocráticos y muy recientemente, todavía se ventilan los casos de Valladares Urruela y Valladares Molina, así como Sinibaldi.  Respecto del capital transnacional o propiamente burgués (en el sentido científico del término), se puede citar a familias como los Gutiérrez, Presa, Abascal, Botrán, Mansilla y Rodríguez, inmigrantes españoles de la primera mitad del siglo XX.

Finalmente, otro elemento que se combina con las redes familiares oligárquicas es la religión, concretamente, la corriente protestante neopentecostal. A pesar del catolicismo a ultranza de las familias coloniales y decimonónicas, a finales del siglo XX, las necesidades de dominación y la sobrevivencia económica, hacen surgir familias con raíces oligárquicas que se adhieren al carácter más conservador de las iglesias protestantes. Muchos miembros de la Iglesia Católica (no sus autoridades eclesiales) adoptan una postura más liberal y de un cristianismo más humano, lo que orilla a algunas redes familiares a cambiar de sino espiritual. Es el caso de los Bianchi, Falla, Alejos y Zepeda Castillo.[v]

Otra fuente bibliográfica importante es el libro de Paul Dosal, “El ascenso de las élites industriales en Guatemala 1871-1994.” Guatemala, Piedra Santa, 2005. Dejo aquí, algunos nombres de las redes familiares que el autor describe de mejor forma en los cuadros elaborados en su obra[vi]: Aguirre, Alejos, Andrade, Arenales, Arrivillaga, Arzú, Asturias, Aycinena, Azmitia, Barrios, Batres, Beltranena, Berger, Bouscayrol, Castillo, Cofiño, Cordón, Dardón, De León, Díaz Durán, Dorión, Falla, Fischer,  García Granados, González Herrarte, Herrera, Ibargüen, Klee, Kong, Lara, Maegli, Matheu, Molina, Neutze, Novel, Piñol, Pivaral, Robles, Rodríguez, Samayoa, Saravia, Sinibaldi, Stahl, Toriello, Ubico, Urruela, Valladares, Vásquez, Zirión.

En otra ocasión abordaremos los otros segmentos de las élites. El siguiente cuadro es útil para facilitar la comprensión:

Élite oligárquicaColonia-1944Capital y abolengo
Élite trasnacional1944-1980Capital. Abolengo solo por matrimonio.
Élite emergente1980-en adelanteSolo capital. Esporádicos casos de uniones matrimoniales con la oligarquía.


[i] Si algo demuestra la historia es que “Los duques no migran”, frase que se acuñó para desmentir los aires de nobleza que muchos peninsulares e incluso criollos se daban en el continente americano.  Hay abundante información sobre el origen de las primeras inmigraciones europeas y el origen noble, para nada aparece en sus registros.

[ii] Casaús: pp 254

[iii] pp. 256  Al respecto es necesario delimitar que estos 30 años se refieren a la dictadura militar 1954-1985 en Guatemala.

[iv] Idem.

[v] Ibid pp 257

[vi] Dosal: pp. 32-33