PROVOCATIO: La autonomía como factor crítico

… la necesidad de generar un movimiento social como base para presionar por una reforma radical del sistema político-electoral, y no a la inversa, como es la sempiterna opción de las mayorías al votar por seudopartidos que no los representan, en unas elecciones amañadas desde el diseño mismo del mecanismo electorero.

José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)

He venido planteando la necesidad de generar un movimiento social, como base para presionar por una reforma radical del sistema político-electoral, y no a la inversa, como es la sempiterna opción de las mayorías al votar por seudopartidos que no los representan, en unas elecciones amañadas desde el diseño mismo del mecanismo electorero.

Puse de ejemplo a Chile, México y Bolivia, quienes primero fortalecieron sus movimientos sociales de base y hasta después se decantaron por la opción de sus instrumentos políticos (partidos).

También mencioné las dificultades de un proceso AUTÓNOMO y he propuesto romper con la institucionalidad cooptada con la que contamos ahora. Sin embargo, no se trata de partir de cero sino aprovechar algunos rieles para montar los vagones del cambio. En ese sentido, he planteado diversos actores desde lo que llamo: una informalidad ordenada:

  1. Algunas organizaciones católicas de base social, de pensamiento democrático, reflexivo y no dogmático, con cierto grado de independencia de la autoridad clerical centralizada, tradicionalmente conservadora. No se menciona la iglesia protestante pues, históricamente, está comprobada su orientación conservadora como instrumento del gobierno norteamericano, salvo honrosas excepciones individuales, que serían bien recibidas.
  2. Varias organizaciones indígenas que trasciendan el pensamiento étnico fundamentalista y la exclusión de otros sectores no indígenas. La actual institucionalidad también afecta a estas organizaciones, siendo el otorgamiento de privilegios personales o grupales a sus dirigentes, el mecanismo más socorrido. 
  3. Grupos de migrantes, no necesariamente aglutinados en un ente legal, pues mucha de la organización que existe, también está cooptada. Hay muchos grupos que no están articulados y que han manifestado su disposición al cambio y no utilizar las remesas solo para el consumo.
  4. Algunas organizaciones de barrio legítimas, al margen de los CUBS (Comités Únicos de Barrio que Tu Muni controla) y los Consejos de Desarrollo, cooptados por operadores politiqueros y el poder tradicional.
  5. Académicos e intelectuales no institucionalizados que formarían gran parte del apoyo docente. Todos conocemos la actual crisis de la USAC, por lo que se apela a lo no institucional.

Asumido lo anterior, la mayor inquietud que surge es cómo evitar la infiltración y la dependencia financiera y operativa de actores indeseables.  Precisamente por esta amenaza, no se plantea la movilización de grandes grupos, difíciles de controlar, sino la articulación de pequeños segmentos poblacionales, en donde todos se conocen y es más fácil depurar. El crecimiento necesario se daría pausado y controlado.

Respecto de la AUTONOMÍA, esto es lo más difícil y por eso se plantea autofinanciamiento en cantidades pequeñas pero que, sumadas, formen un aporte crítico. No faltarán los “mecenas” de oportunidad, dispuestos a financiar el apoyo logístico: locales para la formación política, comida, transporte, facilitadores sin costo e insumos de todo tipo, a quienes, por supuesto, hay que mapear con mucha cautela y sagacidad.

Pero la autonomía financiera no es la única, por ello, insistimos en descartar todo lo que proviene de la institucionalidad formal y tradicional, pues cada entidad es fiel a su propia naturaleza y fines, así como a los donantes de fondos que recibe.  Está muy claro que no hay almuerzo gratis. 

La independencia de la que hablo, también engloba a todo aquel activista que se erige en “líder” autoproclamado y que, desde un inicio, pretende dirigir desde su supuesto carisma. Normalmente son operadores de otras personas y grupos o, simplemente, charlatanes de ocasión que desean sus cinco minutos de fama o, peor aún, pretenden alargar indefinidamente una conducción interesada en ellos mismos o los intereses de otros. Estas manifestaciones pueden darse, incluso, desde la buena intención, pero deben ser abortadas para evitar males mayores. El mapeo, monitoreo y evaluación del proceso debe ser permanente a efecto de detectar en tiempo, cualquier influencia dañina. En los grupos pequeños es fácil distinguir la legitimidad y la transparencia de los actores, por lo que la conducción debe dejarse en manos de personas que hayan demostrado capacidad, honestidad y el temple para tomar las decisiones pertinentes en forma puntual y oportuna.

Lo que planteo no es un programa y mucho menos un plan acabado, pues algo así solo se construye colectivamente, desde liderazgos horizontales, la democracia participativa y el talante ético a toda prueba. Espero que estos pincelazos sirvan para concretar el entusiasmo de muchas personas que se han mostrado dispuestas al cambio, desde lo alternativo y radical.


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