PROVOCATIO: Guatemala: ¿Hacia dónde vamos?

  • El corto plazo nos pone en la encrucijada de ser espectadores del entronizamiento del Estado Mafioso. Del pacto de corruptos se mutó a la alianza criminal, pero hoy, estamos ante la consolidación del crimen organizado como poder formal dentro de toda la institucionalidad pública. Esta no es una votación más, sino el punto de quiebre para el no retorno en décadas

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Hablar del proceso electorero actual es perder el tiempo; la suerte ya está echada, pues como he dicho en múltiples ocasiones, el Día D es tan solo la puesta en escena de un fraude periódico que se prepara con mucha antelación.

Tal y como sucedió en 1821, las élites prepararon todo semanas antes del 15 de septiembre, por lo que ese día solo sirvió para hacer público el estreno del guion dictado por el Plan Pacífico de Independencia, elaborado por el Clan Aycinena.  Más de dos siglos y el sketch varía poco.

El narco y los tres grupos de capital siguen divirtiéndose, mientras incautos de las capas medias siguen esperando milagros. Por su parte, adláteres y advenedizos de las candidaturas que los titiriteros del sistema imponen, se relamen pensando en los botines resultantes por la victoria de su opción; desde una fuente de trabajo para sí o un pariente, hasta negocios que permitan salir de la pobreza o, incluso, del “clasemedismo” aspiracional. 

Las mayorías, desinformadas y no formadas, unas resignadas y otras esperanzadas, en el fondo saben que deberán seguir esforzándose para sobrevivir y, dentro de cuatro años, otro simulacro vendrá para que se ilusionen de nuevo o terminen de entender cómo funciona esto que, abusivamente, llaman “democracia”.

Para quienes nos preciamos de comprender los mecanismos de este sistema corrupto, depredador y mafioso, el pensamiento debe estar en el futuro, pero partiendo de lo que se puede y debe hacer en el corto y mediano plazo.  Las probables soluciones a los grandes problemas nacionales, no se encontrarán en las votaciones (que no elecciones) y mucho menos en las falsas y descabelladas promesas de los arlequines que aspiran a un golpe de suerte y contar con la gracia y venia de los verdaderos patrones.

La atención debe dirigirse a las dinámicas sociales de intelectuales, académicos, profesionales, así como de personas y grupos con la suficiente claridad política que permita ir a las causas del desastre y no solo a sus consecuencias visibles. Todo ello, al margen de los llamados partidos políticos, que no son más que plataformas electoreras carentes de base ideológica sólida y totalmente enfocadas en los negocios ilícitos personales, grupales y gremiales.  

En pequeños encuentros y luego, en la medida de las posibilidades, ampliando a más participantes, debemos regresar a los círculos de estudio, discusión, diálogo y propuesta entre ciudadanos y ciudadanas, que tengan al menos una vacuna de realidad, con dosis de refuerzo incluida.

Empezar consensos desde lo básico: la relación entre estructura económica, desigualdad, impunidad y corrupción; porqué no puede haber cambios estructurales sin tocar el modelo económico; porqué los cambios gatopardistas solo benefician a quienes detentan el control político y económico; cómo la competencia electorera no es entre candidatos sino entre sectores de capital, sea este oligárquico, corporativo y/o emergente; cuál es el papel del narco y como transversaliza la realidad socioeconómica y política guatemalteca y lo más importante: ¿por qué los comicios constituyen una fiesta cívica pero solo para quienes se benefician de los mismos?

Aprovechar las lecciones de la Historia y la capacidad de generar y practicar el pensamiento crítico, permitirán proponer soluciones adaptadas a nuestra realidad, pues otro principio básico es entender que no hay recetas ni planteamientos mágicos para intentar resolver la precariedad tan ingrata de este No-país. Es por medio de la ciencia que se adquiere el conocimiento y por medio de la praxis que se valida.

Ahora bien, después que las élites terminen de ponerse de acuerdo entre sus propios candidatos, ya sabemos que ninguna opción favorecerá los intereses nacionales y de las mayorías. Entender esto es clave, pues los operadores se deben a sus financistas; el discurso aguanta con todo, pero la realidad es otra.

La viabilidad se reduce a tres candidatos, si tomamos en cuenta que es casi seguro (al momento de escribir) que el patán del Tik Tok está fuera.  La señora que se divorció por Guate representa al capital emergente oscuro y algunos grupos tradicionales; la doña del ceño fruncido representa lo peor del capital oligárquico, mientras el viejito tiene tras de sí la bandera del capital corporativo. Lo anterior no quiere decir que ya en la recta final, los apoyos del capital no se alineen con el virtual ganador, aunque como es sabido, ellos le aportan a todos, incluyendo a las opciones supuestamente progres o de izquierdas.

Por lo descrito y otras cosas más, el esfuerzo elitario se enfoca en promover la asistencia masiva a las urnas, incluido el voto nulo, pues de lo que se trata es de disminuir la abstención y poder declarar que las mayorías siguen de acuerdo con el sistema.

Habemos quienes no nos tragamos el cuento que NO votar es malo y no nos prestamos al espectáculo espurio; aunque estamos conscientes que la actitud de la masa termina afectándonos a todos. Por esta razón, antes de dialogar en torno al futuro al margen de partidos y comicios, debemos aceptar que millones si participarán en las “alegres elecciones”, por los motivos que sean, validando con su presencia y/o voto (sea nulo, en blanco o válido), otra edición más de la farsa.

El corto plazo nos pone en la encrucijada de ser espectadores del entronizamiento del Estado Mafioso. El pacto de corruptos mutó a la alianza criminal, pero hoy, estamos ante la consolidación del crimen organizado como poder formal dentro de toda la institucionalidad pública.  Esta no es una votación más, sino el punto de quiebre para el no retorno en décadas.

Dejo estas provocaciones relacionadas con dificultar, aunque sea un poco, la consolidación de lo que un colega llamó: La rebelión de los Brayan, que en palabras más académicas menciona Gramsci como un nuevo bloque histórico en el poder.

Si usted votará por alguna plataforma, haga a un lado la inocencia de esperar milagros y por lo menos pregúntese: ¿Cuál de las 3 opciones abona más para la consolidación del Estado mafioso? y ¿Cuál permitiría, en un eventual gobierno, algunos espacios que permitan los encuentros de los que hablé supra, sin reprimirlos brutalmente?

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