- Hemos explicado las limitaciones de la socialdemocracia, sobre todo, la versión conservadora, pero la gente quiere soñar a toda costa, pues ya está cansada de tanta desilusión. Resulta como el síndrome de la mujer abusada que se autoconvence que el hombre violento cambiará, a pesar de la sucesión sistémica de las agresiones, que no solo se mantienen, sino se agudizan.
José Alfredo Calderón
Historiador y analista político.
Recuerdo la llegada de Álvaro Colom Caballeros a la presidencia en 2008 y conocía al personaje, no guardaba mayores expectativas. Sin embargo, mucha gente lo relacionaba con Manuel Colom (por ser sobrino) y se habían tragado el cuento que la UNE era de izquierda o, cuando menos, de centro izquierda. Hubo de terminar el período de ese gobierno para que todos se dieran cuenta del fiasco y, nuevamente, recurrir a la fútil esperanza de un gobierno mejor, a futuro.
Traigo a colación este lapso histórico por el tema central del artículo, pues paradójicamente, el único gobierno que impulsó los Acuerdos fue el de Oscar Berger Perdomo, calificado como empresarial y conservador. Casi nadie esperaba nada del Conejo pero la presencia del Dr. Eduardo Stein Barillas como vicepresidente, marcaba la gran diferencia. Debo reconocer, además, el papel positivo del Subsecretario de la Paz, Jorge Ruano, pues la titular de dicha Secretaría, Norma Quixtán, nunca mostró un interés real por el avance de la agenda de la paz.
Hablo desde la experiencia personal de haber sido el primer secretario técnico del Consejo Nacional para el Cumplimiento de los Acuerdos de Paz –CNAP– (2006) entidad creada por el Decreto 52-2005 Ley Marco de los Acuerdos de Paz, aún vigente. Luego mantuve la relación ininterrumpida con el Consejo, como asesor y consultor de comisiones, así como representante del Procurador de los Derechos Humanos de 2012 hasta el estancamiento provocado por los gobiernos del payaso dipsómano y el energúmeno sodomita (2020).
Con la llegada del actual gobierno, la euforia por el cambio contagió a muchos –de nuevo–. Volví a escuchar lo mismo que en el previo del gobierno de Colom, pero ahora, reforzado. “Ahora sí, avanzará la agenda de la Paz”, decía la mayoría. En consecuencia, no muy convencido, acepté acompañar a la última junta directiva del CNAP (Comité Coordinador) a una reunión con el titular de COPADEH, Oswaldo Samayoa, del que guardo una buena opinión como activista de DDHH desde la Sociedad Civil. El objetivo de la reunión fue que el gobierno cumpliera con su responsabilidad, plasmada en la Ley Marco de los Acuerdos de Paz y que, en consecuencia, facilitara la reactivación del Consejo de la Paz, ya que a la COPADEH (antes SEPAZ) le corresponde la Secretaría Técnica de dicho Consejo. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, por lo que mis dudas, lamentablemente, se concretaron. Mis reservas se basaban en los siguientes hechos:
- Este gobierno es socialdemócrata por lo que advertí que no habría cambios drásticos, sobre todo, en un tema que ha devenido en polémico y satanizado, como es la implementación de los Acuerdos de Paz, única agenda de Estado para la construcción de un país diferente. De derechos humanos y de la paz habla cualquuiera, pero cuando se trata de cumplirlos, la cuestión cambia.
- Muchos activistas de derechos humanos destacan en la Sociedad Civil, pero al ocupar un puesto de gobierno, la postura y desempeño cambia; lo cual, no deja de ser lógico porque la naturaleza de los espacios es muy diferente. Al respecto se puede revisar mis dos artículos sobre el Principio de Peter: José Alfredo Calderón: EL PRINCIPIO DE PETER EN POLÍTICA – Crónica (cronica.com.gt) PROVOCATIO: El principio de Peter para un gabinete (cronica.com.gt)
- En campaña y en el proceso de transición, no escuché o leí un compromiso real y efectivo sobre los Acuerdos de Paz. Repito, retórica pudo y puede haber, pero asumir un compromiso concreto, es un reto muy diferente.
- La Comisión Presidencial para la Paz y los Derechos Humanos –COPADEH– devino de la acción espuria de Giammattei que destruyó la institucionalidad de la Paz, cancelando la Secretaría de la Paz –SEPAZ– la Secretaría de Asuntos Agrarios –SAA– y la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos –COPREDEH–. La intención era desaparecer, además, a la Secretaría Presidencial de la Mujer –SEPREM– y el CNAP ya mencionado, pero no pudieron, porque en el primer caso, la presión internacional fue muy fuerte y los tratados internacionales firmados y ratificados por Guatemala fueron obstáculo porque “Lo pactado obliga” (Pacta Sunt Servanda). Giammattei cierra tres entidades y crea una nueva comisión para la paz y los derechos humanos (prensalibre.com) Ejecutivo elimina la Sepaz, SAA y Copredeh; serán sustituidas por la Copadeh – La Hora
La experiencia me dio la razón. Si bien la reunión con el titular de COPADEH fue amena, al salir de la misma les dije a mis colegas: “No pasará nada”. Por cierto, posterior a este encuentro, hicimos una solicitud al presidente de la República para reunirse con el último Comité Coordinador. Según informaron en las oficinas de la presidencia, la carta no aparece a pesar del sello de recibido y, por supuesto, a más de tres meses, no hay respuesta.
No se pide más que el cumplimiento de la Ley. En otra oportunidad me referiré a lo platicado en la reunión con Oswaldo Samayoa, el triste papel de un “asesor” ex militante de URNG, así como la información recabada desde fuentes oficiales; todo lo cual, cual explica el por qué no se avanzará en el tema de los Acuerdos de Paz, en su lugar, el término transversal y permanente será el genérico: “diálogo”.
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