Las oposiciones para gestar un movimiento social autónomo, desde la base social más amplia y genuina, vendrán de muchas partes, con énfasis en todos aquellos personajes y grupos (élites incluidas) que han hecho del sistema político-electoral, su más firme aliado para mantener privilegios y el uso monopólico e ilegítimo de lo que llaman política pero que, en realidad, es politiquería. |
José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)
En mi más reciente columna, hablé de los caminos hacia un futuro diferente, aprendiendo de la Historia como guía. También afirmé que la construcción de futuro está fuera del sistema político-electoral y se concentra en la perentoria necesidad de generar y fortalecer un movimiento social desde la base. Para lograrlo solo hay una vía: formación ciudadana autónoma que conduzca a la claridad política de una masa crítica que pueda incidir en política posteriormente (https://cronica.com.gt/provocatio-el-sinuoso-camino-de-reformar-en-democracia/
El camino es sinuoso y lleno de obstáculos fácticos enormes, pero si seguimos con las mismas rutas intentadas en los últimos 39 años, el precario y previsible resultado se seguirá repitiendo.
Para 2027 la suerte está echada y con funestos personajes reciclados y algunos nuevos ansiosos de pasar a “mejor vida”, económicamente hablando, pero a costillas del erario, por supuesto. Volver a caer en la farsa electorera de cada 4 años, es francamente idiota, pues el sistema está diseñado para que todo “cambie”, para que nada cambie.
Para una formación ciudadana masiva, previa a la organización de amplios sectores de la sociedad en el movimiento propuesto, se debe tener clara la necesidad de autonomía financiera y direccional respecto de cualquier partido o comité político, grupos de interés (Sindicatos, ONG, operadores/intermediarios) gremiales, cámaras empresariales, asociaciones privadas con fines de lucro y/o interés político-partidario y, sobre todo, del crimen organizado y el narcotráfico. Aunque muchas de estas entidades pudieran tener interés en apoyar de diferentes formas, su propia naturaleza no los hace elegibles por la parcialidad e interés particular que los guía y anima.
Debido a lo anterior, la alternativa es la autofinanciación, así como la recepción de apoyos pequeños o medianos de personas y grupos que, en forma legítima, aspiren a un cambio en el país, sin esperar más retribución que un futuro político alejado de la corrupción y orientado al bien común. ¿Quién manejaría los fondos? Pequeños comités articulados en formas organizadas más amplias. El destino de los fondos sería exclusivamente para logística básica y pago de algunos materiales para los ciudadanos interesados en formarse, descartando, por supuesto, a los empleados y operadores de los grupos descritos, así como afiliados de partidos.
No se puede excluir a todos, por lo que será necesario el aprovechamiento de algunos rieles institucionales de algunas organizaciones ya instaladas y fortalecidas, para que los vagones de la claridad política transiten con seguridad, facilidad y fluidez. Estoy pensando en cuatro entidades en concreto:
- Algunas organizaciones católicas de base social, de pensamiento democrático, reflexivo y no dogmático, con algún grado de independencia de la autoridad clerical centralizada, tradicionalmente conservadora.
- Algunas organizaciones indígenas que trasciendan el pensamiento étnico fundamentalista y la exclusión de otros sectores no indígenas.
- Algunas organizaciones de barrio legítimas, al margen de los CUBS y los Consejos de Desarrollo, cooptados por operadores politiqueros y el poder tradicional.
- Algunos académicos e intelectuales no institucionalizados que formarían gran parte del apoyo docente.
Está claro que los encargados de la administración (también, básica) la logística, el crowdfunding, los contenidos técnicos, la docencia directa y otros elementos complementarios, sería personal ad-honorem y con vocación de servicio a la comunidad. Por supuesto, debe existir un rubro modesto para cubrir aspectos fundamentales como la movilización, alojamiento y comida, únicamente para quienes no pudieran costeárselos.
Las oposiciones para gestar un movimiento social autónomo, desde la base social más amplia y genuina, vendrán de muchas partes, con énfasis en todos aquellos personajes y grupos (élites incluidas) que han hecho del sistema político-electoral, su más firme aliado para mantener privilegios y el uso monopólico e ilegítimo de lo que llaman política pero que, en realidad, es politiquería.
Estos son tan solo algunos pincelazos que servirían como base inicial para empezar a construir un futuro distinto; sin embargo, es obvio que se requiere de mucho más diseño, reflexión y articulación en torno a liderazgos legítimos y anónimos dispuestos a servir y construir.
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